martes, 22 de septiembre de 2020

Madrid vuelve a ser el epicentro del COVID-19 en Europa: Así van las cifras de la segunda ola

 

Madrid vuelve a convertirse en el epicentro de la pandemia de coronavirus en Europa con un tercio de los contagios de toda España. Los políticos se trasladan responsabilidades, pero ¿cómo se llegó a esta situación?, ¿qué ha fallado?, ¿cómo superar esta segunda ola? Los médicos denuncian que esta situación ya se había alertado.

Como medida para frenar el contagio, la Comunidad de Madrid ordenó el confinamiento selectivo de 37 zonas de esta región, una orden que afecta a los barrios más empobrecidos del sur de la capital.

A partir del 21 de septiembre, unas 850.000 personas tienen prohibida la entrada o salida de estas áreas, salvo para ir a trabajar, ir a clases, realizar gestiones administrativas, ir al banco o cuidar a personas dependientes.

La presidenta de la Comunidad de Madrid asegura que, de no confinarse estas zonas, donde viven aproximadamente un 13% de la población y se acumula un 25% de los contagios, se «traspasará a todo Madrid». Insiste en la necesidad de «evitar por todos los medios el confinamiento y el estado de alarma» en toda la capital porque significaría «el desastre económico».

​Los pobladores de estas zonas se han movilizado y denuncian ser víctimas de una segregación social. Por su parte, el consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid admitió en una entrevista con el diario ABC que estas medidas lo que quieren es «establecer una sensación de control para que se refuerce la responsabilidad individual».

Pero ¿qué opinan los médicos?, ¿podrá el confinamiento selectivo frenar la ola de contagios?, ¿será efectivo?, ¿por qué se llegó a esta situación?, ¿qué falló?, ¿qué se debería hacer? Sputnik conversa sobre esta situación con Javier Padilla, médico de familia y activista político del partido Más Madrid.

—¿Por qué Madrid vuelve a convertirse en el epicentro del coronavirus en Europa?

—Se juntan dos cosas: por un lado, una desescalada probablemente demasiado rápida en la que, sí que es cierto, que a lo mejor había motivos para pasar a la fase 1, no los había para transitar hacia un escenario de nueva normalidad. El confinamiento, se supone, que servía para preparar los servicios públicos y que así tuvieran la fortaleza suficiente para poder afrontar una situación de pandemia, pero eso no se hizo.

La Comunidad de Madrid no tenía el número suficiente de rastreadores, la atención primaria estaba haciendo aguas, los hospitales no llegaron a prepararse bien y se desescaló demasiado rápido porque la economía española, en general, tiene una dependencia excesiva de lo que ocurre entre los meses de junio y octubre, entonces se hizo esa desescalada rápida. A eso se juntó una excesiva dejadez de la administración autonómica madrileña en esta segunda fase.

—Para ustedes como médicos ¿era previsible esta segunda ola?, ¿desde cuándo la venían venir?

—Desde principios de agosto se viene diciendo que en Madrid se tienen que tomar medidas, que en Madrid está empezando a aumentar el número de casos de forma llamativa, que estábamos teniendo un número de consultas superior al doble de lo que se tenía habitualmente en el mes de agosto, que eso no era normal, que podía suponer el colapso del sistema, sin embargo, se ha priorizado por completo el no detener ningún tipo de actividad económica, pero sin tomar las medidas para que eso fuera posible.

Por ejemplo, el único elemento que teníamos para evitar una situación como la actual era un servicio de salud pública con capacidad de rastreo para que alguna persona diagnosticada, en las primeras 24 horas, tuviera hecho el estudio de contactos. Además, un sistema de protección social y laboral que hiciera que la gente que tuviera que estar confinada por ser caso positivo o de contacto pudiera cumplir ese confinamiento. No ha sido así y nos encontramos como nos encontramos.

—¿Por qué cree que no se atendió la alerta de los médicos?

—Yo creo que se creía que la Comunidad de Madrid no podía permitirse parar ningún tipo de actividad económica porque, según palabras de la presidenta, «somos el motor económico de España y si se para Madrid se para el conjunto del país«. Lo que pasa es que Isabel Díaz Ayuso nos pone en una situación en la que parece que la salud de los madrileños es un tributo que tenemos que prestar para que el conjunto de la economía siga funcionando. Eso es bastante lamentable.

—Los médicos también llevan meses pidiendo una mayor cantidad de rastreadores para atajar los casos y evitar una mayor propagación del virus. La Asociación Madrileña por la Sanidad Pública defiende que harían falta unos 2.600 rastreadores. El consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid admite que tienen 800 y asegura que son suficientes.

La realidad es que la Comunidad de Madrid ha dicho siempre que ha ido aumentando el número de rastreadores, pero luego en la realidad nadie ha podido evidenciar que existan esos contratos y, sobre todo, los que trabajamos a pie de paciente no tenemos constancia de que eso exista.

En el centro de salud donde yo trabajo hago llamadas de seguimiento de contactos y casos y en todos les pregunto si les han llamado los rastreadores y nunca me han dicho que sí. Yo supongo que los que hay son pocos y se están centrando, probablemente, en casos concretos de brotes en residencias de ancianos, alguna empresa. Evidentemente son insuficientes. Además, el aumento del número de rastreadores siempre ha ido por detrás del aumento de casos. En una infección como esta, donde el aumento de casos está traduciendo lo que ha pasado hace una semana o diez días, ir por detrás de esto quiere decir que vamos con retraso.

—Como medida de contención de la pandemia, la Comunidad de Madrid impuso el confinamiento selectivo en las 37 zonas de mayor incidencia, las zonas más empobrecidas de la capital. ¿Qué piensa de esta medida?, ¿qué tan efectiva puede ser?

—Hay situaciones como la de Chile en la que los confinamientos selectivos demuestran que no son epidemiológicamente efectivos por un motivo principal, porque si no cortas el movimiento vinculado al ámbito laboral no estas cortando nada.

​Además, tampoco se está actuando sobre otro foco fundamental que es el de las condiciones de habitabilidad. Sabemos que si vivimos seis personas en una casa de 40 metros cuadrados es mucho más fácil contagiarse que si viven seis en un chalé de 200. Entonces, los confinamientos selectivos no actúan sobre nada de eso.

​Además, cierran los parques, que incluso sería una medida que habría que potenciar porque sabemos que el aire libre es nuestro aliado para evitar contagios, pero siguen promoviendo el ocio en lugares cerrados. De hecho, es muy llamativo que uno no se pueda reunir en un parque, pero sí en una casa de apuestas. Entonces, parece muy claro que estos confinamientos selectivos señalan dónde no hay capacidad para mejorar y, además, lo hacen de forma muy desigual.

Básicamente traducen la idea de una ciudad que estuviera sectorizada en la cual, si paramos un barrio no pasaría nada en el resto de los lugares, pero eso no es así en una comunidad como Madrid en la cual una parte importante de la ciudad se nutre de la fuerza de trabajo de donde viven los barrios obreros y necesita de esos barrios obreros para seguir funcionando en su día a día. En resumen: es una medida muy probablemente inefectiva, pero, sobre todo, desigual.

—Ha sido muy criticada esa decisión de cerrar parques y dejar abiertas casas de apuestas. ¿Quién asesora a la Comunidad de Madrid en estos temas?

—Esto es ideología. No creo que sea una cosa técnica. No he leído a ninguna persona con conocimiento técnico justificar medidas como las que ha tomado recientemente la Comunidad de Madrid. La Asociación Madrileña de Salud Pública ha emitido un comunicado en el cual se muestra contraria a este tipo de medidas. De verdad, me gustaría ver a alguien con bagaje epidemiológico, de salud pública defendiendo medidas de este tipo porque son difícilmente justificables.

​Yo creo que básicamente esto es un señalamiento y que viene a decir que nunca confinaríamos al barrio de Salamanca de forma autónoma, pero no nos tiembla la mano de confinar a Vallecas. Se ha visto que no hay grandes diferencias entre zonas que se han confinado y otras que no.

Hay quien lo justifica porque es más fácil confinar un conjunto de áreas que estén juntas que otras, pero es que esa agrupación geográfica de áreas de bajas rentas también tiene una ideología de segregar por barrios. De hecho, Madrid es una de las ciudades más desiguales de Europa y con el confinamiento selectivo se está viendo de forma clarísima.

—Ustedes han pedido reforzar el sistema sanitario, pero el consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid dijo que no se puede hacer porque «no hay médicos» y que «ahora mismo las bolsas de trabajo están a cero». ¿Es cierto?

—Eso es totalmente cierto y lógico. Pero no solamente la bolsa de trabajo, sino que va a estar más vacía la atención primaria porque desde hace décadas llevan expulsando a la gente que podía estar trabajando en ellas. Cuando hace unos meses los residentes de medicina familiar y comunitaria terminaron la especialidad recibieron primero ofertas de otras comunidades autónomas que de Madrid.

Los que decidieron esperar a ver qué les ofrecía Madrid, lo que recibieron fue una oferta de trabajo de cuatro o cinco meses sin saber en qué turno iban a estar, sin saber en qué centro de salud. Es decir, lo que recibieron fue basura. Y cuando les ofreces basura, no te vas a encontrar otra cosa que negativas de los médicos, porque sobre todo hay comunidades que les ofrecen contratos de un año, dos o tres años. La Comunidad de Madrid gasta 147 euros por habitante y año. La media del conjunto del Estado está por encima de los 200. 147 euros por habitante y año es lo que se gasta un español medio en cosmética y peluquería. Ahora mismo la concepción presupuestaria que tiene la Comunidad de Madrid sobre atención primaria es como si fuera algo cosmético y no como un pilar fundamental del Sistema de Salud.

—La presidenta de la Comunidad de Madrid insiste en que no se debería cerrar toda Madrid para no afectar la economía.

—Pocas cosas van a hacer más daño a la economía que la perpetuación de una situación de alta incidencia en relación con el COVID-19. Muy probablemente la mejor forma de cuidar la economía sería mantener la epidemia a raya.

El mayor daño que se ha infringido a la economía madrileña en las últimas semanas, en los últimos meses ha sido no montar un sistema de rastreo suficiente y necesario como para que las personas pudieran ser aisladas y las infecciones fueran atendidas en cada momento. Está claro que una situación de nuevo confinamiento iba a suponer un empeoramiento de la economía, de eso no me cabe ninguna duda, pero tampoco me cabe ninguna duda que en lo que se ha hecho hasta ahora no han intentado para nada evitar que llegáramos a esta situación.

—Díaz Ayuso también asegura que la situación en Madrid se asemeja a la situación que se vive en otras capitales de Europa. ¿Qué piensa usted?

—No, de hecho, los gráficos que muestran cómo están las demás capitales de Europa demuestran que desde hace seis semanas en la Comunidad de Madrid los casos se han disparado por encima de todo límite razonable.

No estamos como otras ciudades europeas, es una cosa que hay que desmentir. La Comunidad de Madrid es el punto negro dentro de los mapas de incidencia del conjunto de Europa y pensar que estamos como otros lugares a lo único que nos lleva es a la inacción. Para actuar sobre el problema lo primero que hay que hacer es reconocerlo y tras ese reconocimiento habrá que enarbolar las respuestas. Pero si no tenemos conciencia del problema difícilmente vamos a poner medidas drásticas.

—¿Y cuáles deberían ser esas medidas? ¿Cómo salir de esto?

—Yo creo que la Comunidad de Madrid difícilmente va a salir de esto si no aplican medidas de limitación de movilidad y de la actividad económica en toda la comunidad. O, al menos, difícilmente va a salir de esto de forma más o menos rápida. Sí que es cierto que podemos llegar a un cierto aplanamiento de la curva que esté relacionado a que la gente tome ciertas medidas de mascarillas, distancia, etc, y, a lo mejor, hay una especie de techo para el total de infecciones.

Ahora bien, tenemos que ser conscientes que para que esto pare de verdad van a ser necesarias medidas más generalizadas, no solamente en los barrios de alta tasa de incidencia. Me cuesta pensar que sin esas medidas vayamos a poder parar una situación como la actual, con una incidencia acumulada en la Comunidad de Madrid que está rondando los 700 casos por 100.000 habitantes. Es una barbaridad. Eso quiere decir que de cada 100 personas hay casi una que en las últimas dos semanas ha pasado el COVID-19. Es una barbaridad total y absoluta, y eso tenemos que frenarlo.


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1 comentario:

  1. Oh Por Dios. Padre Amado protege mucho a los españoles.. Ahesta mi hermana protegela..

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