La atracción interpersonal depende de muchos más factores que la sola percepción del atractivo físico, que puede ser ocasional y pasajera. Es decir, que te guste una persona no depende solo de que te parezca atractiva físicamente. Es más, el atractivo físico no es ni siquiera un requisito para que te guste.
Es cierto que, socialmente, recibe mucha más aceptación estar con alguien que cumple con los cánones de belleza que con alguien que no. Así que es normal que en ocasiones nos asalten dudas de si deberíamos salir con esa persona, o nos provoque vergüenza que nos vean con ella. Pero la realidad es que todo eso son prejuicios que nos impone la cultura. No hay nada objetivo en ello, y la prueba está en que lo que se considera bello va cambiando con las épocas. Entonces, ¿vas a renunciar conocer a una persona que te gusta, solo porque no te atrae su físico?
Así pues, lo primero a hacer es aceptar que te gusta y deshacerte de los prejuicios que dan tanta importancia al físico. Este paso es importante para dar lugar al siguiente: una vez lo hemos aceptado, y dejamos de lado esos prejuicios, podemos empezar a desarrollar un vínculo sano, una relación con esa persona. Y mientras os vais descubriendo más y más, sabrás que tipo de relación quieres y la iréis definiendo. Puede que acabéis siendo solo amigas, o no. Además, la percepción de atractivo puede ir cambiando a lo largo del tiempo, ya que, cuánto más conoces a una persona y más te gusta, más bella te parece.
No me atrae físicamente, pero me gusta su forma de ser
Como ya hemos mencionado antes, hay muchos factores que influyen en la atracción interpersonal. ¿De qué depende la atracción?
Proximidad. La proximidad física no solo facilita que conozcas y puedas quedar más con esa persona, sino que también influye en que pueda llegar a gustarte.
Afecto. Son el tipo de sentimientos que te provoca esa persona: si te hace sentir bien, tenderá a gustarte.
Personalidad. Hay ciertos rasgos de personalidad que se tienden a valorar más, y que influyen mucho en la atracción que puedas sentir por ella.
Semejanza. Nos gustan más las personas que se parecen más a nosotras.
Reciprocidad. Si además de parecernos a la otra persona, esta nos da feedback, las probabilidades de que nos guste aumentan.
Atractivo físico. Las personas que nos resultan físicamente agradables tienden a gustarnos más.
Viendo como tantas variables influyen en la atracción hacia otra persona, es más fácil entender cómo la falta de atractivo físico puede ser suplida por todas o un conjunto de las demás. El atractivo físico solo es un plus, algo que puedes percibir en mucha gente sin conocerla, algo que simplemente facilitará que al principio puedas tener más interés en conocerla. Pero no garantiza que las demás dimensiones encajen. Para el afecto, la personalidad, la semejanza y la reciprocidad, se necesita conocer mejor a la persona, y es allí donde realmente sabes si te gusta.
Por todo esto, es perfectamente entendible que te guste alguien por su forma de ser, aunque no te atraiga físicamente.
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