Este fue el realto de Sara Medina una larense que decidió migrar a Perú en abril de 2018 junto a su esposo y dos hijos en busca del sueño dorado que se convirtió en interminables jornadas de trabajo y xenofobia; vivencias que son ajenas a una cultura de la solidaridad y la amistad que hasta hace poco los venezolanos creían que era intrínseca en todos los latinoamericanos.
Colombianos, peruanos, españoles, ecuatorianos, portugueses, chilenos, dominicanos, haitianos, trinitarios, asiáticos y árabes, son testigos del abrazo que recibieron por parte de esta tierra y su gente que no distingue por el origen, el idioma o el color de piel, pero que hoy día sufre los rigores de un creciente antivenezolanismo fomentado por medios, políticos e incluso “intelectuales”.
“Veneco”
Una de las expresiones que en suramérica han adoptado para referirse a los venezolanos es “veneco”, termino que nació en Colombia y era utilizado peyorativamente para referirise a sus coterráneos colombianos que por millones migraron a Venezuela y que tras volver a su país habían adoptado el acento y modismos venezolanos.
En la actualidad, este término se usa para referirse a los venezolanos migrantes, siendo de mayor uso en Ecuador, Perú y Colombia, lugares donde se han suscitado las mayores agresiones contra los nacidos en Venezuela.
Xenofobia machista
Uno de los crímenes del cual han sido víctimas los migrantes venezolanos es el feminicidio. Perú y Colombia son los países donde se observa la mayor cantidad de casos siendo el más reciente el acaecido el pasado 8 de febrero, cuando un peruano de nombre Wilmer Collazos Arbildo de 49 años, le segó la vida frente a sus dos niños a Laura Ruíz Rangel, venezolana de 20 años, a la cual acosaba.
Imagen del femicida Wilmer Collazos Arbildo y la victima, Laura Ruiz Rangel |
De acuerdo a las cifras del Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables de Perú en 2018 seis venezolanas fueron asesinadas, mientras que en el 2019 aseguran que la cifra bajó a tres, aunque con un breve paneo a los medios del país incaico basta para calificar estas cifras como ultraconservadoras.
Por su parte en Colombia según el Observatorio Feminicidios de este país entre abril y diciembre de 2018 , al menos 16 venezolanas fueron asesinadas, mientras que la fiscalía colombiana solo reconoce y califica como femicidios 32 casos desde el 2015.
Entre los femicidios más atroces cometidos contra venezolanas por parte de ciudadanos de los países donde están en situación de migrantes se encuentran:
- Corina Yarinel Vargas Zambrano de 29 años fue asesinada y su cadáver desmemebrado y abandonado en las calles de Cancún, México. (Junio-2020)
- Margely Fernández Ortega de 27 años fue llevada a un lugar descampado para interrogarla sobre un “soplo”, siendo baleada a quemarropa, acción que fue grabada y difundida. El hecho ocurrió en la ciudad de Lima. (Diciembre-2019)
- Nayelhy Tahimar Ramírez de 22 años fue asesinada de 30 puñaladas por su pareja, un mexicano de 32 años. Ambos residían en la ciudad de Bogotá, Colombia. (Octubre-2020)
- Lisbeth Araque Maldonado de 21 años de edad fue asesinada frente a su hija de un disparo por el colombiano Rubén Darío Guzmán, quien arrojó el cuerpo de la venezolana en una alcantarilla. (Septiembre-2020)
- Las hermanas Carolina Carmona Sánchez de 40 años y Yolanda López Sánchez de 47 fueron degolladas y apuñaladas en su residencia en la ciudad de Cali, por la pareja de una de estas. (Septiembre-2020)
Orlando Abreu y otros crímenes de odio
Según el Departamento de Medicina Legal de Colombia entre los años 2017 y lo que va de 2021, se han registrado 1.539 muertes de venezolanos asociadas a homidicios con arma arma blanca (375), armas de fuego (1,034) y riñas (130).
En otros países las estadísticas son inexistentes tal como se evidencia en las presentadas por el Ministerio Público de Perú donde no se reflejan estos números a pesar de ser, después de Colombia, el país donde se suscitan un mayor número de acciones violentas y fatales donde las víctimas son venezolanos.
Tal es el caso de Orlando Abreu, joven venezolano de 26 años de edad que fue asesinado en el mercado mayorista de Perú el pasado 24 de enero por un sujeto que se presume acudió a cobrarle la vacuna por el puesto que mantenía el criollo en el citado bazar de la nación incaica.
Orlando Abreu, victima |
“Tú me conoces a mí viejo. Yo soy tranquilo”, señalaba Abreu a un peruano apodado “cara cortada” quien le increpaba a gritos con la frase “conche tu madre”, mientras en su mano sostenía un arma con la cual asesinó al venezolano ante la mirada de decenas de personas que observaban impávidos la acción criminal a plena luz del día, la cual quedó registrada en video. Este hecho fue un reflejo de la violencia que viven los venezolanos en Perú y otros países tal y como lo demuestran los casos que se muestran a continuación:
- Wilmer Jaimes Colmenares, de 41 años de edad, falleció el pasado 13 de febrero de 2021 luego de que sus compañeros de trabajo lo golpearan y lo lanzaran desde un tercer piso en Lima.
- Jesús Castejón Córdoba, joven venezolano de 25 años que laboraba como repartidor (delivery), murió el 18 de febrero de este año tras recibir 15 disparos en el distrito Surco de la ciudad de Lima.
- Nixón David Querales Cordero, de 43 años, lo encontraron muerto en una vereda rural de Casanare, Colombia, cuando intentaba regresar a Venezuela luego de pasar tiempo en Ecuador.
- Lucart Carrasquel (24) y Luis Fernando (22) fueron asesinados el 16 de febrero de 2021 en la ciudad de Boa Vista, Brasil, por atacantes que arribaron en una moto y les dispararon. Un día después se sumó el asesinato de Jeferson Jesús Tabata (26) quien fue apuñalado en un centro comercial donde laboraba.
- José Daniel Yajure, oriundo del estado Falcón, fue asesinado a puñaladas el domingo 14 de febrero, por defender a un amigo en la Isla de San Martín.
Éxodo venezolano: ¿voluntario o promovido?
En medio de las guarimbas de 2017 que coincidieron con la llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos, el país entró en una vertiginosa caída de su aparato productivo y un ambiente de inestabilidad social que algunos preveían como el inicio de una guerra civil. A la par de este clima a nivel internacional se da la génesis de una coalición internacional liderada por la administración estadounidense dirigida a promover una política de “máxima presión” contra Venezuela, como lo fue el Grupo de Lima.
Sumado a esta situación de “caos interno” se dio una campaña dirigida a promover la migración de venezolanos con el objeto de justificar el discurso de “crisis humanitaria” que señalaban desde la Asamblea Nacional dominada por la oposición venezolana con el objeto de crear las condiciones para una intervención militar contra Venezuela, tal y como lo señala a Últimas Noticias, el doctor y psicólogo social especialista en el área de comportamiento humano, Erick Rodríguez, quien viene estudiando este fenómeno desde 2018.
“Cuando tu haces este análisis lo tienes que contextualizar como un proceso montado ante una realidad difícil del pueblo venezolano (…). De alguna manera la maquinaria mediática y las redes sociales en medio de este conflicto prolongado de baja intensidad, desde 2014 en adelante fueron en un crecimiento progresivo de sus campañas y el principal instrumento de guerra que se utilizó fue los temores, los miedos, el desgaste, y la estrategia de desgaste estuvo montada en el engaño, en el falso razonamiento que estaban disfrazados como informaciones, utilizando el rumor para ir creando dudas, de modo que los instrumentadores de esta estrategia movieron lo fundamental de cualquier ser humano que tiene que ver con generar tensiones para romper el equilibrio afectivo que es el ánimo y el humor, y que estaban buscando quebrar la fe y parte de eso creó desasociego, ansiedad, desconcierto, desesperación, se impacientaron y la gente comenzó a denegar y decir que ‘aquí no hay salida’, y terminó anulando toda capacidad reflexiva y prefirió zumbarse al vacío porque había una distorsión cognitiva – el modo de percibir la realidad- y se hizo una percepción coercitiva; ‘la cosa está mala’, y bueno ya tenemos el resultado de eso”, explicó.
Para Rodríguez entre las causas que provocaron lo que los medios y políticos de oposición calificaron como “la diáspora venezolana” estuvo la promoción de “fronteras abiertas” anunciada por los países del Grupo de Lima, la cual tuvo mucha relevancia dentro de la mediática nacional e internacional.
“Los Grupos Gamavisión (Ecuador), Ecuavisa (Ecuador), El Universo (Ecuador), Prisa (España, Argentina, México, Colombia, Chile, Costa Rica, Ecuador y Panamá), Ardila Lüle (Colombia) Mercurio (Chile), O’Globo (Brasil), Abril (Brasil), Clarín (Argentina), Disney-ABC (EEUU), Warner Media (EEUU), Univisión (EEUU), entre otros, fueron ese tejido del poder mediático -con conexiones con el poder político-, que montaron esto con todas las organizaciones periodísticas y de comunicación bajo un plan que se había aprobado previamente que es el plan ‘libertad y democracia’. El que esté pensando que eso no tuvo un plan y que eso fue ingenuo, está equivocado porque esto lo puede corroborar cualquiera con una mínima investigación”, señaló.
Como consecuencia de esta cruzada mediática se comenzó a evidenciar el éxodo de grandes masas de venezolanos siendo los países con mayor número de criollos Colombia y Perú, donde sus Gobiernos aseguran que la cifra de migrantes de Venezuela supera el millón de personas.
¿Qué provoca el antivenezolanismo?
El 6 de abril de 2017 se hace viral un video donde aparece el entonces presidente de la Asamblea Nacional, Julio Borges, durante una gira a EEUU para solicitar la aplicación de las llamadas sanciones contra Venezuela, señaló que la migración venezolana -todavía escueta- representaba un “grave problema social” para el continente y que la crisis venezolana era “una enfermedad contagiosa que se propaga a toda la región”.
Cuatro años después de estas declaraciones, en Perú surge un candidato que tomando las palabras de Borges, califica a los venezolanos de “enfermos” y amenza con enviárlos en un barco si gana las elecciones presidenciales previstas para el 11 de abril de este 2021. El nombre de este personaje es Daniel Salaverry, representante de la extrema derecha de la nación incaica.
Esta postura de este candidato critaliza la creciente xenofobia que se registra en territorio peruano contra los venezolanos, que ha llevado al asesinato de varios criollos, así como la realización de protestas donde al grito “venecos fuera del Perú” han manifestado el odio hacia los migrantes de Venezuela a los que acusan de sembrar la violencia y ser un problema en un país sumergido en una crisis política que los ha llevado a tener tres presidentes en menos de un año.
“Eso en el caso de algunos países como Perú y Ecuador cuya herencia es el incanato -que eran imperios que tenían los propios indígenas-, creó una mentalidad etnoracial que cuando tu vez la psicodinamia de la relación de esa sociedad, la gente vive con una especie de resentimiento y de falso sueño de querer ser como fueron sus colonos, como fueron sus jefes”, sostuvo y recordó que una de las expresiones de esta sociedad con vestigios coloniales se reflejaba en Perú “en una cosa que se llamaba ‘ganomalismo’ que decía que el dueño de un terreno podía abusar de las mujeres y hacer lo que sea y eso vinieron a cambiarlo en la década de los 70; esto sirve para que nos demos una idea como la conformación de una sociedad marcada todavía por castas, casta de puño colonial y eso hay que tenerlo claro porque esa mentalidad está en Colombia con la mentalidad del virreinato de la Nueva Granada”.
Además de todo este panorama cultural que no posee Venezuela debido a su característica de haber sido una Capitanía General y ser una sociedad con un alto mestizaje, para este experto en comportamiento humano, los medios de comunicación de estas naciones contribuyeron a la creación de este clímax del antivenezolano.
“Despues del 2017, que ellos alentaron la migración venezolana, entonces empezaron una campaña totalmente contraria a finales del 2019. Los medios de comunicación en el proceso socio-educativo de la información no manejaron el convivir con las diferencias y por el contrario recrudecieron el hecho del conflicto étnico cuando ellos los empezaron a llamar ‘venecos’, por lo tanto, se produce en la propia sociedad un desajuste y termina alimentando el inconsciente de la gente porque esa es parte de la guerra, es decir hubo una distorsión de la multiculturalidad, manejando un poco el sentido patriotérico, chauvinista y esto lo que hizo fue alimentar las actitudes latentes de una sociedad llena de prejucios contra los venezolanos”, afirmó.
Uso político de los migrantes
Así como la migración fue utilizada por políticos opositores venezolanos para clamar por una “intervención humanitaria” y es utilizada en países como Perú para ganar la simpatía basados en un discurso patriotérico que señala de culpables de todos los problemas a los venezolanos, en Colombia también se hace uso de este fenómeno en lo que Rodríguez considera forma parte de una operación para lavar la cara del Gobierno de Iván Duque.
“Duque está utilizando el hecho para atenuar el efecto xenofóbico que ellos mismos generaron, pero también que él tiene un problema con el tratado de paz y entonces el quiere lavarse el rostro”, apuntó.
¿Qué sigue?
El chauvinismo político que prevalece en Perú en medio de elecciones y una creciente crisis institucional y económica, así como la utilización política partidista que hace Colombia para obtener recursos y lavar la imagen de un Gobierno empañado por la violencia paramilitar y el narcotráfico, mantiene a los venezolanos migrantes en medio de un túnel, que para el psicólogo social, tenderá a hacerse más oscuro y sin salida visible.
“Eso va a terminar en lo que está terminando; no en un aumento de la confraternidad y la solidaridad, sino más bien en el chauvinismo, en el patrioterismo, en la xenofobia, de los prejuicios y además en los estereotipos, porque además, esas conductas tú lo tienes por el hecho patriótico, pero te lo elevan y exacerban a través del miedo, porque lo que han dicho todos es que aumentan los delitos, aumentan los robos y aumentan las bandas y eso va a ser utilizado como justificación para la represión interna como ocurrió en Chile donde agarraron un avión y metieron a un poco de venezolanos que ya ellos los tenían previamente identificados y los tenían registrados sin oficios definidos y los trataron a las patadas, van a terminar en eso”, advirtió.
Ante esto su recomendación es promover la organización de los migrantes en los países donde residen a fin de ser repatriados por el Gobierno venezolano, tal y como se ha venido haciendo hasta la fecha con el Plan Vuelta a la Patria.
“Lo más rápido dentro de la solidaridad es organizarse y hacer una solicitud al Gobierno nacional de inmediato de la necesidad de ser repatriados, es lo único que te queda porque, repito, en esos países con el chauvinismo que hay no van a tener ninguna posibilidad; la actitud de estos Gobiernos no va a ser una actitud dirigida a resolver, no va a imperar la solidaridad, por el contrario, los prejuicios y los esteriotípos con sentimientos exacerbados de persecusión, de discriminación, de segregacionismo, racismo e intransigencia va a aumentar más y hay que tenerlo claro para prepararnos para eso y ser más solidarios”, insistió.
Derrotar la xenofobia autóctona
Imagen del recibimiento de venezolanos provenientes de Perú en septiembre de 2018 en lo que fue la génesis del Plan Vuelta a la Patria
La migración venezolana, además de la xenofobia que afronta en los países que escogieron como destino, debe enfrente el rechazo que ha provocado en algunos de sus coterráneos su salida del país en medio de la crisis y las amenazas que se cernían sobre Venezuela.
Al respecto Erick Rodríguez, señala que esta “xenofobia autóctona” debe ser anulada a través de campañas dirigida a explicar que todos los venezolanos tienen derecho a migrar y retornar a su tierra, y por ende deben ser recibidos con solidaridad y confraternidad para ser reincorporados a la vida nacional.
“No todo el mundo tiene capacidad de resistencia; los mecanismos de resistencia están unidos al nivel de conciencia, de capacidad reflexiva que tu tengas, pero estas son campañas que van más a lo psicológico y en lo psiclógico no van dirigidas a las inteligencia, no van a la manipulación de la consciencia, sino que van a los temores y a los deseos inconscientes, entonces nuestra campaña debe estar dirigida a la solidaridad y la confraternidad y como todo hecho de perdón, porque nosotros somos judeo-cristianos, es a entender que muchos de estos venezolanos tienen como derecho de migrar”, subrayó.
En este sentido insistió en “no hacer lo que estamos cuestionando” y recalcó que la actitud debe ser la asumida por el Gobierno venezolano “donde los han ido a recibir y yo creo que esto debe seguir ocurriendo para que estos ciudadanos se vayan integrando al país.”
Fuente: UN
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