El pasado 13 de abril, Lake, de 24 años, vigilaba a Ahren Joshua DeHart y a otros dos menores mientras sus padres trabajaban. Según la madre de la víctima, ese día vio a través una videollamada a su hijo, que parecía “en buen estado de salud y alerta, pero lloraba y estaba inquieto”. En la noche, Lake la llamó para advertir que el pequeño “había vomitado algo rojo”. Al llegar a casa, poco antes de la medianoche, lo encontró inconsciente.
El niño fue trasladado a un hospital, donde el personal médico le detectó numerosas lesiones que fueron descritas como “agudas y no accidentales”, según un comunicado de la Policía. Finalmente se determinó que tenía daño cerebral, hemorragia pulmonar y hematomas abdominales, además de una fractura de cráneo. Permaneció en cuidados intensivos y tres días después, el 16 de abril, los especialistas decidieron desconectarlo de su soporte vital y falleció.
Según confesó Lake, el día de los hechos estuvo con los infantes viendo la televisión. En un determinado momento se enfureció con Ahren por romper una almohada, y en represalia le aplicó “varias ‘llaves’ y ‘castigos’ al estilo lucha libre”, lo que incluyó apretujarlo duro y sin medir su propia fuerza. En medio de todo, el bebé se resbaló de sus manos y se golpeó con el borde de un mueble. “No le hice daño en la cabeza, solo le causé las heridas internas”, se justificó.
Este 19 de abril, un médico forense determinó que la muerte de Ahren fue un homicidio intencional por trauma. Ese mismo día, Marvin fue arrestado e ingresado en un centro de detención de El Paso, donde permanece sin derecho a fianza. Entre tanto, las autoridades esperan informes sobre la condición de los otros dos niños que estuvieron al cuidado de Lake, que también resultaron lesionados.
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