Muchos expertos coinciden en que el alcohol debilita el sistema inmune, pero otros aseguran que no se ha demostrado que intervenga en el proceso de vacunación.
Sergiu Padure, profesor de Inmunología en la Universidad CEU San Pablo, de Madrid, y especialista en inmunología en el Hospital General Universitario Gregorio Marañón, explicó al portal CuídatePlus que el alcohol en cantidades pequeñas y en personas que no beben de forma excesiva o crónica no debería interferir en la creación de anticuerpos, es decir, en la respuesta inmune que se produce frente al SARS-CoV-2. Esto se debe a que “el alcohol se metaboliza a través del hígado y la respuesta inmunológica de la vacuna suele ocurrir en los órganos linfoides periféricos. Se trata de una cuestión de metabolismo”.
En ello coincide Lorenzo Armenteros, portavoz covid-19 de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia, quien explica que la vacuna se administra de forma intramuscular, de forma que pasa directamente al torrente sanguíneo para estimular el sistema inmunitario, mientras que el alcohol se absorbe en el estómago y se elimina por el hígado. “La vacuna se introduce en el torrente sanguíneo para estimular determinadas células y que éstas provoquen inmunidad. El alcohol tiene el mismo recorrido que un alimento. Por tanto, no habría elementos comunes que puedan afectar a la inmunidad”. Son mecanismos de acción completamente diferentes.
“En el momento de la inoculación de la vacuna se inicia el proceso de inmunidad natural. La toma moderada de alcohol no tiene capacidad para reducir la respuesta inmunitaria”, añade Armenteros. Además, el mecanismo de acción de la vacuna es paulatino y se considera que entre los 7-10 días se produce el pico inmunitario.
Anna Popova, jefa del regulador de salud del consumidor de Rusia, fue una de las primeras autoridades en asegurar que la gente debería dejar de beber alcohol al menos por dos semanas después de recibir la primera de dos inyecciones de la Sputnik V. Además, recomendó que deberían seguir absteniéndose de beber por otros 42 días, refiere el portal El Economista.
Respecto a las vacunas autorizadas en Europa, como Moderna y Pfizer-BioNTech, los desarrolladores no han hecho ninguna recomendación específica porque los participantes del ensayo no tuvieron en cuenta el consumo del alcohol, y los hallazgos no mencionaron que las personas tuvieran problemas después de beber. “No hay evidencia de que el alcohol reduzca la formación de anticuerpos”, dice Richard Watkins, médico de enfermedades infecciosas y profesor de medicina interna en la Universidad Médica de Northeast Ohio.
Sin embargo, Sheena Cruickshank, profesora e inmunóloga de la Universidad de Manchester, explicó al medio HuffPost que cuando se bebe alcohol la noche anterior o pocos días después, el sistema inmunológico no funciona al completo, lo que podría perjudicar el objetivo final de la vacunación. Una conclusión a la que también llegó Ronx Ikharia, especialista en medicina de emergencia, en el documental de la BBC titulado La verdad acerca de fortalecer tu sistema inmunitario.
La Sociedad Española de Inmunología, por su parte, recuerda que el consumo de alcoholes destilados y drogas tiene efecto inmunosupresor, con unos mecanismos muy parecidos a los que se producen en situación de depresión o estrés. “Hasta hace poco se indicaba que la ingesta moderada de vino o cerveza podría ser ‘inmunosaludable’. Debemos aquí negarlo y distinguir que un placer durante una comida no lo debemos identificar como saludable: que no afecte negativamente al sistema inmunitario no es sinónimo de salud (hay muchos efectos secundarios muy dañinos)”, explica la organización.
Mejor… no beber y evitar reacciones
No obstante, aunque parezca que no hay contraindicación o que no interfiera, lo mejor que podemos hacer es no ingerir ninguna bebida alcohólica ni antes ni después de la vacunación. “El alcohol no deja de ser una sustancia tóxica y lo mejor es evitarlo desde el punto de vista de la salud”, añade Armenteros.
Padure alarga esta recomendación a las 24-48 horas. “La vacuna estimula una respuesta inmunológica. De hecho, muchos pacientes tienen reacciones adversas, que pueden ir desde las molestias locales en el lugar de la inyección a malestar, fiebre, febrícula… Tiene mucho más sentido no fomentar el consumo de alcohol para no potenciar esas reacciones”.
Armenteros recuerda que la vacuna no interfiere con la vida normal y de hecho está recomendada en pacientes con cáncer o con otras enfermedades.
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