Hablemos de los malos hábitos de las contraseñas. Cerca del 45 por ciento de los estadounidenses utilizan contraseñas débiles de 8 caracteres o menos, según una encuesta realizada por security.org, una compañía de investigación (el 14 por ciento usó “COVID” en sus contraseñas el año pasado). La mayoría de los estadounidenses también reconoció reutilizar la misma contraseña para sitios web diferentes.
Esto abre las puertas a muchos problemas de seguridad. Los ciberdelincuentes que intenten obtener acceso a tu cuenta pueden adivinar con facilidad las contraseñas débiles. Además, si utilizas la misma contraseña para varios sitios, como, por ejemplo, la de tu cuenta bancaria, la cuenta de compras en Target y Facebook, entonces lo único que se necesita es que uno de esos sitios sea hackeado para que todas esas cuentas queden vulnerables.
Para la mayoría de las personas, la solución más simple es un administrador de contraseñas, un software que ayuda a generar de manera automática contraseñas largas y complejas para las cuentas. Todas las contraseñas se almacenan en una bóveda a la que solo se puede acceder con una contraseña maestra. Mi herramienta favorita es 1Password, que cuesta 36 dólares al año. Sin embargo, existen administradores de contraseñas gratuitos como Bitwarden.
La otra opción es anotar las contraseñas en una hoja de papel que esté almacenada en un lugar seguro. Solo asegúrate de que las contraseñas sean largas y complejas, con algunas letras, números y caracteres especiales.
Utilizarás autenticación multifactor
No importa cuán fuerte sea tu contraseña, los hackers de todos modos podrán obtenerla si logran vulnerar los servidores de una compañía que contiene tu información. Es por eso que los expertos en seguridad recomiendan la autenticación multifactor, también conocida como la verificación en dos pasos.
La autenticación de dos factores ha funcionado por lo general de la siguiente manera: digamos, por ejemplo, que ingresas tu nombre de usuario y contraseña en tu cuenta bancaria en línea. Ese es el paso uno. El banco procede a enviar un mensaje de texto a tu teléfono con un código temporal que debe ser ingresado en el sitio para permitirte el acceso. Ese es el paso dos. De esta manera, demuestras tu identidad con el acceso a tu teléfono y a ese código.
No compartirás en exceso
Muchos de nosotros utilizamos nuestros teléfonos como nuestras cámaras diarias. Pero nuestros celulares recopilan muchos datos sobre nosotros y el software de la cámara puede registrar de manera automática nuestra ubicación cuando tomamos una fotografía. Esto con mayor frecuencia es un riesgo potencial de seguridad antes que un beneficio.
Comencemos por la parte positiva. Cuando permites que tu cámara etiquete tu ubicación, las aplicaciones de gestión de fotografías como Apple Fotos y Google Fotos pueden organizar de forma automática las imágenes en álbumes según la ubicación. Eso es útil cuando sales de vacaciones y quieres recordar dónde estuviste cuando tomaste esa foto.
Pero cuando no estás de viaje, tener tu ubicación etiquetada en las fotografías no es precisamente ideal. Supongamos que acabas de conectar con alguien en una aplicación de citas y le enviaste un mensaje de texto con una fotografía de tu perro. Si tenías activa la función de localización cuando tomaste la foto, esa persona podría analizar los datos para identificar dónde vives.
Para estar protegido, asegúrate de que la función de localización de fotografías esté desactivada de forma predeterminada:
—En los iPhones, abre la aplicación Configuración, selecciona la opción Privacidad, luego Servicios de ubicación y, finalmente, Cámara. En “Permitir acceso a la ubicación”, selecciona “Nunca”.
—En móviles con sistema Android, dentro de la aplicación Cámara, toca el ícono de Configuración / Ajustes que parece un engranaje. Busca la opción de Ubicación (Etiquetas de ubicación o Guardar ubicación dependiendo de la marca del teléfono) y desactívala.
No compartirás datos de amigos
Esta es una lección que tenemos que aprender una y otra vez: por lo general no es buena idea dar información sobre tus amigos cuando utilizas sitios web y aplicaciones, en especial con marcas desconocidas.
Cuando, por ejemplo, compartes tu lista de contactos con una aplicación, estás potencialmente proporcionando los nombres, números de teléfono, domicilios e información de correo electrónico de todos tus conocidos a esa compañía. Cuando compartes tu lista de contactos con una aplicación para invitar a otros a unirse, estás cediendo la información de los demás, incluso si deciden no aceptar la invitación.
Por lo general, cuando compartes tu lista de contactos con una aplicación, es con el propósito de encontrar a otros amigos que también estén utilizando ese servicio. Pero Clubhouse, una aplicación de redes sociales que se ha popularizado durante la pandemia, fue criticada recientemente por su agresiva recolección de listas de contactos.
Al registrarse en Clubhouse, los usuarios pueden negarse a compartir sus listas de contactos. Pero incluso si lo hicieran, otros usuarios de la aplicación que sí las subieron podrían ver que esos nuevos usuarios se han unido al servicio. Esto no es un escenario ideal para las personas que intentan evitar contacto con exparejas abusivas o acosadores.
Recordarás permanecer escéptico
Todos los expertos en seguridad están de acuerdo en una regla básica: no confíes en nadie.
Cuando recibas un correo electrónico de alguien pidiéndote tu información personal, no hagas clic en ningún enlace y comunícate con el remitente para preguntarle si el mensaje es auténtico. Los estafadores pueden incrustar con facilidad correos electrónicos con programa malicioso y hacerse pasar por tu banco, aseguró Adam Kujawa, director de la firma de seguridad Malwarebytes.
En caso de duda, opta por no compartir datos. Las empresas y los bancos han experimentado con tecnologías de detección de fraude que escuchan tu voz para verificar tu identidad. En algún momento, incluso podrías interactuar con representantes del departamento de servicio al cliente a través de videollamadas. Los estafadores más sofisticados podrían con el tiempo utilizar los componentes audiovisuales que publicas en línea para crear un ultrafalso, un clip de audio o video generado por computadora haciéndose pasar por ti, afirmó Balasubramaniyan.
Si bien esto puede sonar alarmista —los ultrafalsos no son todavía una preocupación inmediata— una buena dosis de escepticismo nos ayudará a sobrevivir el futuro.
“Piensa en todas las diferentes formas en las que estás dejando identidad biométrica en tu mundo en línea”, dijo Balasubramaniyan.
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