Así vivió durante algunos años, hasta que un ginecólogo encontró la causa de su agonía: dos vaginas, dos úteros y dos cuello uterino que, sin darse cuenta, la acompañaron durante gran parte de su vida.
“Supe por primera vez que algo andaba mal cuando era adolescente y estaba sangrando más de lo que debería. El dolor era intolerable y, mientras estaba en mi período, no podía funcionar. Mi médico me dijo que tenía dos úteros, dos vaginas y dos cérvixes”, relató la mujer hace unos años atrás para el documental ‘My Life with Two Vaginas’ de ‘BBC Three’.
Esta malformación congénita, aunque extraña y poco común, afecta a alrededor del 0,3 por ciento de la población y recibe el nombre de útero didelfo. Se trata de una anomalía que se presenta en las mujeres y provoca el surgimiento de dos úteros, tal y como su nombre lo indica.
En el caso de Nicci, nació con dos canales vaginales diferentes. “Al final de los canales, había dos pequeñas áreas de rosquillas donde estaban los cérvixes y que se dividían en dos cuerpos uterinos separados”, añadió para el documental mencionado.
Según narró Triefenbach en el producto audiovisual, la enfermedad que le fue diagnosticada afectó “severamente” su estilo de vida tanto a nivel físico como emocional. Como respuesta a su condición, no tenía un ciclo menstrual, sino dos diferentes que desencadenaban dolorosos síntomas.
A diferencia del resto de mujeres, Nicci debía usar pañales para adultos, puesto que ni las toallas higiénicas ni los tampones eran suficientes para retener el abundante sangrado menstrual que brotaba de sus cavidades vaginales.
La elevada pérdida de sangre hizo que desarrollara anemia, una afección que repercute directamente en la reserva de glóbulos rojos sanos, y como consecuencia tuvo que someterse a un tratamiento hormonal que no trajo consigo resultados satisfactorios, pero sí mucho dolor adicional.
En una oportunidad, contó, llegó a menstruar durante seis meses seguidos, incluso cuando sus períodos tendían a tener una duración de aproximadamente cuatro semanas. Es decir, más del doble de lo usual en la población femenina.
Sumado a lo anterior, la mujer fue informada por su médico de cabecera acerca de un nuevo padecimiento: endometriosis. Este trastorno, sumado a su útero didelfo, incrementó su dolor pélvico y las anomalías en los ciclos menstruales.
‘Te sientes como un monstruo de la naturaleza’
Si bien las secuelas de la afección congénita fueron considerables a nivel físico, también en el ámbito emocional. Durante años, Nicci llegó a sentirse avergonzada e, incluso, a odiar su cuerpo por lo que no “era capaz de hacer”.
Ante las cámaras del proyecto documental, abrió su corazón y se sinceró con respecto a su malformación: “Lo más difícil de todo el proceso es no sentirse como una mujer. Sientes que estás loco, luego está todo el aspecto de ‘¿por qué yo?’ Te sientes aislado y anormal, como un monstruo de la naturaleza”.
En el plano sentimental, cargar con su diagnóstico no fue una tarea fácil, especialmente a la hora de tener encuentros íntimos con otras personas. Triefenbach describe su experiencia como “vergonzosa” y, al mismo tiempo, “desafiante”.
Antes de hallar el amor y la aceptación que estaba buscando al lado de Andy, su esposo, Nicci tuvo que hacer frente a los hombres que, según su relato, se involucraban con ella por su condición.
“Algunos hombres solo querían estar conmigo porque yo era una novedad, veían tener relaciones sexuales conmigo como un desafío”, explicó, de acuerdo con ‘The Sun’.
Junto con su pareja, Nicci logró construir una relación estable y duradera de más de una década. Sin embargo, los problemas también se hicieron presentes una vez intentaron agrandar la familia.
Para 2017, Nicci había tenido tres abortos espontáneos y sus embarazos no habían ido más allá de las 22 semanas. Fue entonces cuando tomó la difícil decisión de someterse a una histerectomía, un procedimiento quirúrgico que consiste en la extirpación del útero o, en su caso, de los úteros.
Adicional a esta intervención, la mujer tuvo una reconstrucción en la que le quitaron el tabique vaginal para dejar solamente una abertura, y quedar sin cuello uterino ni úteros.
Pese a que su deseo de convertirse en madre era intenso, Triefenbach reconoció que, desde la operación, su calidad de vida incrementó. Con mucha más energía y un mejor estado físico, hasta se planteó iniciar un proceso de adopción junto con Andy para dar un hogar a “un niño que realmente lo necesita”.
“El 1 de agosto de 2016 finalmente pude realizarme una histerectomía y una resección vaginal. No estaba preparada financieramente para esto, ya que comencé una nueva posición y había adquirido una gran cantidad de facturas médicas tratando de controlar mi sangrado hasta que pude programar la cirugía”, contó en su página de GoFundMe, en la que recolectó dinero para poder costear el procedimiento.
Unos cuantos meses después, su historia llegó a oídos de ‘BBC3’, la cual se embarcó en la realización del documental. Con el objetivo de visibilizar su caso y empoderar a las mujeres, Nicci decidió contar su experiencia.
“He decidido hacer público esto porque hay muchas mujeres que tienen anomalías y endometriosis, y no sienten que tengan a nadie. No estás solo y tienes que ser fuerte. Si tienes dos vaginas, dos úteros, dos cérvixes, simplemente eres diferente, no eres un monstruo del circo”, concluyó.
Por lo general, el útero didelfo no produce síntomas graves. De hecho, muchas mujeres con doble útero pueden tener vidas sexuales, embarazos y partos normales, según Mayo Clinic.
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