El llamado "olor a viejo" es un tema rodeado de
curiosidad y estigmas. Pero ¿realmente existe? Y si es así, ¿cuándo comienza?
La ciencia, la cultura y la biología tienen respuestas sorprendentes sobre este
fenómeno que ha inspirado debates y hasta memes.
La idea de que
las personas mayores tienen un aroma característico ha sido confirmada por
investigaciones científicas. Un estudio realizado por el Centro de Sentidos
Químicos Monell en Filadelfia descubrió que las personas mayores tienen un olor
corporal único, distinto del de los jóvenes o los de mediana edad. Según los
investigadores, el olor es más sutil de lo que la cultura popular sugiere y
está asociado con cambios naturales en el cuerpo.
La causa
principal es un compuesto químico llamado 2-nonenal, que
se genera por la oxidación de ácidos grasos en la piel. Este compuesto comienza
a detectarse con mayor frecuencia a partir de los 40 o 50 años,
pero su presencia se vuelve más notoria después de los 70 años,
según el estudio publicado en la revista científica Journal of
Investigative Dermatology.
El 2-nonenal
está relacionado con el envejecimiento de las glándulas sebáceas. A medida que
la piel madura, disminuye la capacidad del cuerpo para regenerar sus grasas
naturales, lo que intensifica la producción de este compuesto. Además, la
reducción en la frecuencia de baños en algunas personas mayores o el uso
limitado de productos de cuidado personal puede contribuir a la percepción de
este olor.
Culturalmente, el "olor a
viejo" varía en su percepción. En Japón, por ejemplo, se llama kareishuu y
no está necesariamente estigmatizado. Por otro lado, en Occidente, la idea está
cargada de connotaciones negativas, a menudo asociadas con el descuido personal
o la decadencia física.
Sin embargo, expertos señalan que este
aroma no es intrínsecamente desagradable. George Preti, investigador líder del
Centro Monell, explica que el olor asociado con los mayores es neutral o
incluso menos intenso que el de los jóvenes, quienes tienden a emitir aromas
más fuertes debido al sudor y las hormonas.
¿Cómo minimizar el
impacto?
Aunque es un proceso natural, hay
formas de reducir la intensidad del 2-nonenal:
1.
Higiene adecuada: Mantener la piel limpia con
jabones suaves puede disminuir los aceites oxidados.
2.
Hidratación: Usar cremas hidratantes puede
ayudar a restaurar las grasas de la piel.
3.
Dieta rica en antioxidantes: Alimentos
como frutas, verduras y té verde pueden reducir el estrés oxidativo.
Reflexión final
El "olor a viejo" no
debería ser motivo de vergüenza. Es un recordatorio de que el envejecimiento es
un proceso natural que todos enfrentamos. Más allá del aroma, nuestra
percepción está profundamente influenciada por estereotipos culturales que
debemos superar para valorar todas las etapas de la vida.
Con una combinación de empatía y ciencia, el mito del "olor
a viejo" puede ser reinterpretado como una curiosidad biológica, más que
como un tabú social.
Los 30
La percepción de
que el "olor a viejo" comienza a los 30 años puede estar relacionada
más con estereotipos culturales y cambios sutiles en el cuerpo que con un hecho
científico. Aunque investigaciones serias como las del Centro de Sentidos
Químicos Monell indican que el compuesto 2-nonenal, asociado al "olor a
viejo," aumenta después de los 40 años, hay razones por las que la idea de
los 30 años ha ganado popularidad:
Aunque los 30
años son considerados una etapa joven, en este periodo comienzan los primeros
signos del envejecimiento celular. La producción de colágeno y lípidos en la
piel disminuye gradualmente, lo que podría influir en cambios en el olor
corporal. Sin embargo, estos cambios son extremadamente sutiles y no
justifican, desde el punto de vista científico, la etiqueta de "olor a
viejo".
En muchas
culturas, los 30 años marcan el inicio de la "madurez". Esta
transición puede estar acompañada de narrativas que exageran los efectos del
envejecimiento, incluidos cambios en la apariencia y, en este caso, el olor.
Esto está más vinculado a ideas preconcebidas que a una realidad biológica.
En los 30, las personas suelen
experimentar cambios en su ritmo de vida, como estrés laboral o hábitos
alimenticios menos saludables. Estos factores pueden afectar el sudor y el olor
corporal. Si alguien descuida su higiene o dieta, podrían surgir olores más
notorios, pero no necesariamente relacionados con el envejecimiento en sí.
En los últimos años, las redes
sociales y la cultura popular han amplificado la idea del "olor a
viejo" como una broma o meme, vinculándolo a edades más tempranas para generar
impacto o humor. Esto ha contribuido a la percepción errónea de que el fenómeno
empieza en los 30.
La evidencia señala que el "olor
a viejo," asociado al 2-nonenal, es más común a partir de los 40 años y se
vuelve más evidente después de los 70. Los cambios en los 30 son parte del
proceso natural de maduración del cuerpo, pero no justifican científicamente
esta afirmación.
En conclusión, decir que el
"olor a viejo" comienza a los 30 es más un mito cultural que una
realidad biológica. Como sociedad, es crucial separar los estereotipos del
envejecimiento de los hechos científicos para evitar alimentar prejuicios
innecesarios.
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