Todo empezó con el pajarito. Porque el pajarito dice todo. Lo bueno, lo malo, chismes, confesiones, poemas, canciones, videos, fotos, la verdad y la mentira. Desde allí comenzó el “periodista más informado de Venezuela” a susurrar la noticia: prohibirán venta de licor en Caracas. En noches de las llamadas “buenas”, en programas de radio, en periódicos, en tríos de espanto vía TV, en redes sociales, en todas partes se decía: prohibirán venta de licor en Caracas. Es el socialismo, la muerte de la “libre empresa”. El cataclismo está cerca.
Y la verdad es que el artículo 23 de la Ordenanza que Regula la Autorización para el Expendio de Bebidas Alcohólicas en la Jurisdicción del Municipio Libertador, dispone que las licorerías “guardarán distancia mínima de doscientos (200) metros respecto a institutos educacionales, de salud, correccionales, de protección a niñas, niños y adolescentes, penales, zonas de seguridad, templos e iglesias, cuarteles, funerarias, estaciones de servicio y mercados públicos”. Con base en esta ordenanza el alcalde Jorge Rodríguez, a través de la Superintendencia Municipal de Administración Tributaria, ordenó revocar el permiso a 48 licorerías en Caracas.
A pesar de que esta Providencia se conocía desde el 6 de mayo y el tema había sido explicado por el Alcalde, un diario de circulación nacional decide abrir su edición del jueves 20 de mayo de 2010, catorce días después de la publicación de la providencia del SUMAT, con un “caliche” (noticia vieja en el argot periodístico) y con medias verdades. En el diario Últimas Noticias consideraron que esta era la noticia más importante: “Cero caña en el casco central”. ¿Cero caña dónde? ¿En el restaurante de la esquina o en las licorerías transgresoras? Ni en el sumario quedó claro que se refería sólo a las licorerías. ¿Cosas del periodismo o de políticas editoriales?
Y es que en Caracas, se sabe, faltan muchas cosas por hacer. Una es que la gente deje de beber licor en la calle. Eso trae riñas, robos y asesinatos. Por eso aplaudo la medida que advierte la necesidad de que los dueños de licorerías no permitan que sus compradores conviertan las calles en bares. Y que estén bien lejos de colegios. También llegará el día, por ejemplo, en que los motorizados no circulen por donde no deben circular: aceras, plazas y bulevares. Que dejen de circular en contra sentido. Que si no usan cascos se les detenga. Llegara el día en que no puedan circular con bebés y sus madres. Seguro que ese día dirán que se está prohibiendo el libre tránsito. “Cero motorizados en el casco central”. Les adelanto el titular. No tienen que darme el crédito. Es gratis.
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