jueves, 6 de febrero de 2014

Robocop regresa con armadura negra y mirada brasileña

El Robocop de 2014 es de color negro (“como el uniforme de la mayoría de las policías tácticas del mundo”, aclara el director de la película) y más ágil, aunque conserva por lo menos una similitud con la película de 1987: la mirada del foráneo en Hollywood.
En aquella ocasión el holandés Paul Verhoeven hizo un filme atípico por su mirada cínica de las políticas de Ronald Reagan. Ahora el brasileño José Padilha, el mismo de la saga Tropa de élite (2007 y 2010), también promete una óptica que cuestiona la política exterior de Estados Unidos. Se estrena mañana en las salas venezolanas.
Protagonizada por el actor sueco Joel Kinnaman, cubierto por una armadura sintética de 20 kilos que agregó 8 centímetros a sus ya espigados 1,90 metros de estatura, Robocop muestra un futuro relativamente cercano (entre 2025 y 2030) en el que Estados Unidos combate sus guerras externas con robots, aunque la ciudadanía se resiste a su empleo interno contra el crimen. ¿Qué opinarían los venezolanos?
En ese contexto, una firma armamentista, con fines de lucro y sin límites de 30% de ganancia, pone en juego el concepto de “robot humano”: el cerebro de un policía herido de muerte, Alex Murphy (Kinnaman), es incorporado a un cuerpo mecanizado de fuerza sobrenatural y a prueba de balas. A diferencia del filme de 1987, Murphy conserva intacta la memoria de su pasado, tiene una esposa y un hijo y es conciente del cambio que sufrió. Lo que lleva a hacerse preguntas incómodas: ¿sigue siendo una persona? ¿Realmente posee voluntad propia cuando se enfrenta con delincuentes, o es manejado como un videojuego?
“No es una película tradicional de superhéroes. No es Iron Man, porque Alex no usa un traje: él es un traje, fue transformado por una corporación que quiere fabricar un producto”, indicó Padilha en una conferencia de prensa en enero, y agregó: “Los niños quieren ser el Hombre Araña, pero ninguno de ellos deseará ser Robocop. Ni siquiera Alex Murphy quiere ser Robocop. Es una historia más parecida a la de Frankestein”.
Gary Oldman (como el científico que diseña el androide) y Michael Keaton (el calculador director de la corporación Onmicorp) son las referencias en el reparto. Los comerciales publicitarios irónicos, que en la película de 1987 eran utilizados por Verhoeven para dar pistas sobre el futuro distópico, fueron sustituidos por un canal de TV de noticias de extrema derecha cuyo principal polemista es interpretado por Samuel L. Jackson.




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