lunes, 1 de junio de 2015

El cigarrillo afecta la calidad del semen



 
Fumadores del sexo masculino no solo deberían preocuparse por los riesgos de cáncer de pulmón, enfermedades respiratorias y afecciones cardiacas asociados al consumo de hojas de tabaco. Ensayos in vitro han demostrado que el cadmio -sustancia química presente en el humo del cigarrillo- interrumpe el movimiento normal de los espermatozoides, perjudicando la calidad del semen. En consecuencia, disminuye la capacidad del hombre para causar un embarazo.
Investigadores del Centro de Biofísica y Bioquímica del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (Ivic) han encontrado que el cadmio, en distintas concentraciones, reduce la movilidad espermática. ¿Cómo lo hace? Inhibiendo, entre otras cosas, la actividad de una enzima (la ATPasa de Ca) reguladora de las concentraciones intracelulares de calcio, así como de la proteína dineína, que constituye el verdadero motor molecular con el cual se mueve el flagelo de los espermatozoides.
Este elemento químico, “al pasar la barrera hematotesticular, logra llegar al plasma seminal y daña los espermatozoides, a los cuales detiene al alterar mecanismos responsables de su movimiento”, informó el Investigador emérito del Laboratorio de Bioenergética Celular, adscrito al Centro de Biofísica y Bioquímica (CBB) del Ivic, Reinaldo Marín.
La barrera hematotesticular cumple dos funciones primordiales para la reproducción: generar las condiciones necesarias para la maduración de los espermatozoides; y evitar que el sistema inmunitario los reconozca como agentes extraños, se creen anticuerpos contra ellos y los destruyan.
El cadmio entra al organismo a través de la ingesta de agua y alimentos que lo contengan y mediante la inhalación de partículas suspendidas en el aire. Por esta vía es absorbido cerca del 50% del metal, siendo transportado por la circulación sanguínea a los diferentes órganos y tejidos; de allí que los fumadores tengan mayores probabilidades de padecer sus efectos en riñones, hígado, pulmones, páncreas, huesos, músculos y sistema nervioso central.
Según Marín, hay reportes de infertilidad entre fumadores hombres. En este caso en particular, un estudiante graduado del Laboratorio de Bioenergética Celular del Ivic, Raúl Da Costa, ha evaluado in vitro la relación entre el cadmio y la movilidad de los espermatozoides humanos, demostrando que efectivamente este metal disminuye la movilidad significativamente.
 La movilidad de los espermatozoides es uno de los parámetros usados para definir la calidad del semen, pero no el único. La Organización Mundial de la Salud (OMS) publicó en el año 2010 el quinto Manual para el Examen y Procesamiento de Semen Humano, en el cual se señalan los límites de referencia en función de una lista de criterios. Entre estos se incluyen el pH, volumen, concentración espermática, motilidad, morfología espermática, viabilidad y concentración de leucocitos.
Adentrarse en lo oculto
Conocida como trifosfato de adenosina o ATP, esta molécula es la principal fuente de energía de los espermatozoides. Durante años, el Laboratorio de Bioenergética Celular del Ivic ha estudiado el funcionamiento de las enzimas que utilizan ATP para mover iones a través de las membranas (las ATPasas), con el fin de determinar con precisión cómo y por qué se mueven los espermatozoides y cuáles sustancias farmacológicas alteran su desplazamiento.
“Sabemos que la digoxina (medicamento usado para tratar la insuficiencia cardiaca), alto calcio intracelular, pH ácido (debido al aumento intracelular de sodio y la pérdida de potasio) así como el plomo y cadmio del tabaco, inhiben el movimiento de los espermatozoides”, afirmó el Investigador emérito del CBB del Ivic y amplia experiencia en el campo, Fulgencio Proverbio.
 Al frenar a los espermatozoides, los óvulos de la mujer no son fecundados; es decir, el anticonceptivo ideal podría estar en puertas. “Nuestro trabajo no ha sido tratar la fertilidad sino desarrollar algo que evitase el embarazo pero de parte del hombre. In vitro lo hemos hecho, in vivo es más complicado; si lo pudiéramos hacer sería fantástico”, precisó Proverbio.
 De acuerdo con los expertos del Ivic, han habido varios intentos de crear un anticonceptivo “masculino”, pero esto se ha limitado al uso de preservativos y espermicidas, es decir, compuestos que destruyen a los espermatozoides para impedir la fecundación.
 “Además, creo que vamos por buen camino al estudiar el ‘motor’ que permite el movimiento de los espermatozoides (la dineína) y sabemos cómo detenerlo”, agregó Proverbio.
 Como un taladro o el propel de un bote, así viajan los espermatozoides; no en zig-zag como piensa el común de las personas. Y ese movimiento tan perfecto es similar en todos los flagelos, incluso en organismos unicelulares bastante primitivos.
 “La estructura responsable del movimiento del espermatozoide o axonema, está formada por microtúbulos que se distribuyen a lo largo del flagelo. En el laboratorio, hemos logrado aislar la dineína del axonema y realizar un ensayo enzimático midiendo el consumo de ATP, con el cual podemos predecir si se puede inhibir o no el movimiento del espermatozoide”, informó el investigador Reinaldo Marín.
 Existen algunos inconvenientes para continuar el estudio a la siguiente fase de experimentación científica (con pacientes). “A personas sanas no se les puede administrar fármacos para el corazón y por lo general los individuos con insuficiencia cardiaca tienen edad para ser infértiles o por lo menos no estar en esa etapa de fertilidad”, dijo.
 Actualmente, se están estudiando fumadores fértiles y fumadores no fértiles, sanos fértiles y sanos no fértiles, para tratar de establecer la relación entre los distintos parámetros seminales que se evalúan en el Laboratorio de Bioenergética Celular del Ivic.



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