lunes, 14 de marzo de 2016

La lente más pequeña del mundo ocupa 2.000 veces menos que un pelo

La última década ha sido revolucionaria para la lentes pequeñas. Su evolución ha permitido tener a día de hoy cámaras tan buenas como las del Samsung Galaxy S7, que ya captan mucha más luz que ciertas cámaras profesionales. Sin embargo, hay aplicaciones posibles para lentes de tamaño nanométrico como la que han creado en la Universidad Nacional de Australia.
En concreto, hablamos de una lente de 6.3 nanómetros, lo que supone una reducción de aproximadamente 8 veces respecto a las lentes ultra delgadas planas anteriores, hechas con matrices de nanobarras de oro. Viéndolo en perspectiva es impresionante, porque el tamaño de estas últimas era de 50 nanómetros. Las nuevas, por hacernos a la idea de lo pequeñas que son, ocupan la dosmilésima parte de un pelo humano.
Según Dr Yuerui Lu, el científico a cargo de la investigación en la Nano-Electro-Mechanical System, todo el descubrimiento gira en torno al disulfuro de molibdeno (MoS2). Como material tiene muchos más usos posibles, pues soporta grandes temperaturas, es buen conductor, actúa como lubricante y emite fotones. Para llegar a ello, partieron de un cristal de 9 capas atómicas, y crearon una lente de 10 micras. Para obtener la forma de la lente, utilizaron un haz de iones, que corta las capas átomo a átomo.
El hecho que originó la investigación fue descubrir que las capas de disulfuro de molibdeno, que contaban con un tamaño de 0.7 nanómetros, hacían que la luz pareciera 50 veces más gruesa, como resultaría con 38 nanómetros. Con una simple capa, el material tiene un camino óptico (OPL) gigante, 10 veces superior al que se obtiene con una capa degrafeno. La capacidad de manipular el flujo de luz en materiales 2D ofrece grandes posibilidades de miniaturización de componentes ópticos. Y yendo más allá, la capacidad de ajustar el índice refractivo con campos eléctricos dará capacidad real de que se puedan desarrollar micro lentes con longitudes focales, ajustables eléctricamente.
Como vemos, aunque de momento se trata de una investigación que queda lejos de la producción real, se abre la puerta a la posibilidad de que en un futuro cercano se pueda tener una lente en, prácticamente, cada objeto. Si hace poco veíamos que el grafeno podía aumentar sus posibilidades de absorción de luz con el nanotexturing, para alimentar dispositivos de muy bajo consumo, una posible combinación con esto podría ser otra gran noticia para el Internet de las Cosas.



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