El avistamiento tuvo lugar en aguas cercanas al sur de la isla, un área que, aunque es conocida por su gran diversidad marina, rara vez recibe visitas de criaturas de las profundidades abisales.
Por primera vez, un ejemplar adulto de "Melanocetus johnsonii", conocido como el diablo negro, ha sido avistado cerca de la costa de Tenerife, un hecho sin precedentes que ha captado la atención de científicos y expertos marinos. Esta especie, caracterizada por su aspecto oscuro y su singular apéndice bioluminiscente, es habitualmente encontrada a grandes profundidades, lo que hace aún más excepcional su aparición en aguas poco profundas.
El avistamiento tuvo lugar en aguas cercanas al sur de la isla, un área que, aunque es conocida por su gran diversidad marina, rara vez recibe visitas de criaturas de las profundidades abisales.
El diablo negro es un pez que habita normalmente a más de mil metros bajo la superficie, donde la luz solar es prácticamente inexistente, lo que convierte a este avistamiento en un acontecimiento histórico en el campo de la biología marina.
En ese sentido, el equipo de investigadores que captó las imágenes del pez, miembros de una expedición científica, destacó la importancia del momento. Este tipo de avistamiento permite profundizar en el estudio de una especie cuya biología y comportamiento continúan siendo, en gran medida, desconocidos.
Asimismo, el diablo negro ha sido siempre un misterio para los biólogos marinos debido a sus raras observaciones y la dificultad de estudiar ejemplares vivos en su hábitat natural. El ejemplar registrado fue grabado durante el día, lo que es aún más sorprendente, dado que los diablos negros suelen habitar la oscuridad de las profundidades oceánicas.
Según los expertos, este tipo de observación abre nuevas posibilidades para entender mejor a esta especie, su adaptación a las condiciones extremas del fondo marino y cómo se comportan en ambientes más cercanos a la superficie.
El evento ha sido destacado en diversos medios internacionales debido a la rareza del avistamiento, que podría estar vinculado a cambios en el entorno marino. Si bien no se sabe con certeza por qué el pez se acercó a la costa, los científicos apuntan a que podrían influir factores como alteraciones en la temperatura del agua o la presencia de otras especies marinas.
Este hallazgo subraya también la relevancia de los esfuerzos de investigación marina en las Islas Canarias, un punto clave para la biodiversidad oceánica.
Los expertos consideran que es crucial continuar con el estudio de las especies que habitan en las profundidades, ya que fenómenos como este permiten ampliar el conocimiento sobre el equilibrio de los ecosistemas marinos. Con este avistamiento, Tenerife se convierte en el escenario de una de las observaciones más importantes de la fauna abisal, proporcionando una nueva ventana para la ciencia y el estudio de los misteriosos seres que habitan en las profundidades del océano.
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