La dolarización, que no pudo
entrar por la puerta, se metió por la ventana y ya se ve en las calles. En
Maracaibo el comercio formal e informal acepta la divisa extranjera como forma
de pago, un mecanismo que se masificó tras el apagón de 100 horas que obligó a
sacar el billete verde y hasta pesos colombianos para comprar a falta de puntos
de venta.
Combinaciones
y cálculos de todo tipo se le han hecho al dólar, incluso con algunas
equivalencias increíbles.
Por
ejemplo en el sector 6 de la urbanización San Francisco, donde en pleno apagón
nacional ofrecían un ‘combo’ de dos empanadas y un jugo, sin hielo, por tres dólares,
otros comercios vendieron botellones de 20 litros de agua potable por 15
dólares, un kilo de leche en polvo por 20 dólares o los carteles de los
carretilleros del sector Cuatricentenario, al oeste de la capital zuliana, que
ya adoptaron nuevo esquema de precios y siguen ofreciendo sus ofertas de 10
plátanos por dos dólares.
Los condominios que requerían el uso de una planta
eléctrica para poder sacar agua de sus reservas pegaban el grito al cielo al
conocer el precio del alquiler: 100 dólares la hora.
La coyuntura calamitosa del apagón terminó por
atornillar lo que se veía venir, todo, a falta del acceso regular a bolívares y
la pérdida de su valor producto de la hiperinflación en Venezuela.
Aunque el retorno del servicio eléctrico la noche del
lunes 11 de marzo, empezó a atenuar el estado de caos que existía sobre la
capital zuliana, la regularización de las actividades cotidianas todavía no
llegan a su nivel. Ayer jueves persistían largas colas para el acceso a los
alimentos en diversos mercados de Maracaibo.
El pago por punto, que estuvo casi totalmente
suspendido el fin de semana había impedido poder realizar compras y solo se
aceptaba el dinero en efectivo incluidos los ya populares dólares, que a pesar
de estar sujetos también a especulación, están en manos de más y más
ciudadanos.
“El que menos piensas tiene dólares. Ya es
normal verlos como moneda de cambio. Voy a comprar algo y alguien llega y pide
la calculadora para saber en cuánto está la divisa. Le dan el monto en
bolívares y hace su compra pero ojo, sin vuelto, tiene que gastar todo”,
contó una fuente consultada en un automercado de Tierra Negra.
Si un cliente tiene 20 dólares, solo en muy pocos
lugares puede recibir cambio, la mayoría de las veces debe hacer su compra por
el monto que arroje el cálculo en bolívares del billete completo. De una forma
extraña y sin control, el dólar, que mundialmente es una moneda estable,
también entró en el juego especulativo, que lejos de acortar el tiempo de
la crisis, lo alarga, todo sin contar que también el peso colombiano viene
ganando terreno en municipios como Machiques y Guajira.
Pero aunque parecen cotidianas las transacciones con
dólares, la brecha sigue siendo grande entre los que pueden acceder a divisas y
los que no, de modo que la desigualdad social puede llegar a ser
peligrosa. Según cifras de Ecoanalítica, un tercio de los venezolanos
vive de las remesas, pero la mitad de la población vive de los subsidios del
Estado y son en bolívares. El resto labora en el sector privado.
Mientras, las proyecciones no son alentadoras. La
inflación para este año está calculada por el FMI en 10.000.000% . Y ahora
sumando a los malos pronósticos el apagón de 100 horas, cuyos efectos no
parecen terminar .
“Pasé dos
horas en una cola para comprar pan, mucha gente apenas ha podido usar sus
tarjetas por eso es que todavía cuesta conseguir algún negocio
tranquilo. Además los saqueos del lunes y el martes fueron horribles,
mucha gente se está moviendo para otras zonas porque por sus sectores no
quedó nada”, precisó Nidia López, residente del sector Tierra Negra
(norte).
Ella, al igual que otros ciudadanos también peregrina
por agua potable. “Con el apagón tan largo tampoco abrieron las ventas de agua
en botellón, apenas ahora es que están retomando actividades pero hay mucha
demanda. Las cosas todavía no están normal aquí en Maracaibo. La ciudad había
pasado casi dos meses sin agua y luego entró el apagón, todo se complicó”,
dijo. “Yo hice una cola en la calle 72, pero no tardamos mucho, creo que con
orden todos podemos hacer las compras, pero si es importante tomar
previsiones y tratar de tener algo en la casa porque no queremos pasar
más calamidades, esto fue muy fuerte, nunca me lo imaginé”,
soltó Edgar Gil, residente del sector 18 de octubre, aún temeroso por
lo sucedido con los saqueos registrados el lunes y el martes en el estado
Zulia.
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