La urofilia o urolagnia es una práctica que tiene diferentes variantes, siempre con el objetivo de logar mayor excitación. La misma consiste, por ejemplo, en orinar sobre el cuerpo del compañero o la compañera sexual, sentir la orina en el cuerpo, observar cuando otro orina (como parte del voyeurismo) o mostrarse orinando frente a los ojos de los demás (como parte del exhibicionismo), explicó a Clarín el médico psiquiatra y sexólogo Walter Ghedin.
Por otra parte, el profesional aclaró que se considera una práctica más dentro de la variedad de estímulos sexuales y que puede convertirse en una parafilia cuando se convierte en un requisito fundamental para obtener el máximo placer sexual. “La persona que tiene una parafilia se conecta con el objeto fetiche, en este caso la orina, y no con toda la persona del otro”, sostuvo.
Según Ghedin, se trata de un tipo de práctica que “remite a un contacto más carnal, de dominación y sumisión y aunque haya acuerdo la práctica es de por sí desigual, ya que uno recibe la orina del otro”.
Ana Lombardía, psicóloga y sexóloga de Lovehoney Group, compañía de bienestar sexual, explicó que hay personas que “en algún momento de su vida erotizan la orina, asociándose a algo placentero y excitante”.
Esto, añadió, depende de cómo haya vivido cada uno su relación con la micción y qué significado le haya dado.
¿Cómo se explica este placer? La especialista detalló que “a veces está asociado a la liberación y el descontrol, al pudor y la vergüenza o a la humillación”. “Estas emociones y sensaciones pueden utilizarse de modo sexual, por lo que ver a alguien orinar o que te orinen encima puede despertar esas emociones y, por lo tanto, la excitación”, aseguró.
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Hay distintas formas de participar y/o disfrutar de esta práctica, que puede incluir los cinco sentidos.