La coalición conformada por Acción Democrática (AD), Copei y Unión
Republicana Democrática (URD), consolidada en el Pacto de Punto Fijo
acalló a la vanguardia organizada desde la clandestinidad y al
movimiento popular que logró el derrocamiento de la dictadura de Marcos
Pérez Jiménez.
Con base en el descontento popular, al final de 1957 la oposición
política y los movimientos organizados en la clandestinidad, con el
Partido Comunista de Venezuela (PCV) a la vanguardia, establecieron una
alianza liderada por Fabricio Ojeda y que llevó el nombre de Junta
Patriótica, integrada mayormente por movimientos de izquierda
capacitados para la lucha clandestina.
Esta clandestinidad fue un factor determinante en los sucesos del 23
de Enero, inicialmente fue conformada por el PCV, AD, Copei y URD, y su
propósito fue integrar un gobierno eminentemente democrático
fundamentado en la unidad nacional.
“Se resaltaba la necesidad de dejar de lado el sectarismo y los
viejos rencores entre los partidos para alcanzar la unidad que reclamaba
la lucha contra la dictadura”, explica Eva Moreno Bravo, en la
publicación Documentos del Movimiento Revolucionario Venezolano 1960-1979, del Archivo General de la Nación.
Mientras el movimiento popular -ante el anuncio de plebiscito en
sustitución de elecciones por parte del general Pérez Jiménez- se activa
con la protesta universitaria, de liceístas, obreros y la división de
las Fuerzas Armadas, en Nueva York los líderes exiliados Rómulo
Betancourt, Rafael Caldera y Jóvito Villalba “se han unido y celebrado
un pacto para mantenerse estrechamente aglutinados en la lucha contra el
actual régimen de Venezuela”, reseña una nota de El Heraldo, del 10 de
diciembre de 1957.
Sin embargo, “los sectores de la izquierda más radicales, son los que
realmente ayudan a derrocar a Pérez Jiménez. Pero las tres figuras
importantes que firman el Pacto de Punto Fijo, tenían un prestigio
importante en el país, por diferentes razones, y había una visión
relevante sobre estas figuras”, explica Diana Pérez investigadora del
Centro Nacional de Historia.
Movimiento popular
“Los grandes responsables de ese proceso de inestabilidad que saca a
Pérez Jiménez del poder es la juventud adeca - que es la que se queda,
porque sus líderes se van del país en 1948 - y la juventud del partido
comunista. Son los grandes actores de todo lo que va a llevar a la caida
de Pérez Jiménez. Ellos son los grandes protagonistas de ese momento”,
resalta Pérez.
El alzamiento de la Fuerza Aérea, dirigido por el
coronel Hugo Trejo, el 1 de enero de 1958 y la huelga general el 21 del
mismo mes, en medio de la represión implementada durante los estertores
de la dictadura, provocaron el movimiento masivo del pueblo guiado por
líderes populares, que devino en el derrocamiento de Pérez Jiménez.
Desde los primeros momentos el protagonismo popular lo lideró la
Junta Patriótica, que el mismo dia 23 anunció en la voz de Fabricio
Ojeda, en cadena de radio y televisión, su cooperación con las Fuerzas
Armadas para restablecer la normalidad del país.
“Ha quedado demostrado que el pueblo unido y combatiendo nunca es
derrotado. Estamos en presencia de un movimiento que ha de establecer a
todos los venezolanos el disfrute de todas sus libertades; libertad de
asociación, libertad sindical, una prensa que oriente a su pueblo”, reza
el primer comunicado suscrito por el secretario de Organización del
movimiento, Silvestre Ortíz Bucarán.
“Los líderes fundamentales de allí son personas jóvenes, como
Fabricio Ojeda, que no son personas necesariamente vinculadas a una
larga trayectoria política; y no están vinculados a los tres que firman
el pacto de Punto Fijo”, resalta Pérez.
Mientras, en Nueva York se realiza un brindis que precedió al regreso
de los representantes de los cogollos partidistas, en Caracas fue
juramentada la nueva junta de gobierno presidida por el contralmirante
Wolfgang Larrazabal, en tanto que la Junta Patriótica solicitaba
resguardar la unidad nacional, una tregua interpartidista y un llamado a
elecciones.
Posteriormente al movimiento popular que derrocó al dictador,
llegaron a Venezuela del exilio, Jóvito Villaba (26 de enero), Rafael
Caldera (1 de febrero) y Rómulo Betancourt (9 de febrero); un retorno
con el fin de conformar la coalición política.
“Regreso a mi patria sin venganzas, sin apetitos de gobierno, pero sí
con la idea y la convicción de una tregua política, durante la cual
deberán los partidos reorganizar sus filas en forma serena y sin ninguna
impaciencia”, cita El Universal a Betancourt en su discurso de llegada,
en la Plaza Diego Ibarra.
El Pacto de Punto Fijo
“No es la primera vez que nos abrazamos”, expresó Caldera luego de
posar acompañado del líder del PCV, Gustavo Machado, ante la cámara del
reportero gráfico de El Nacional, el mismo día de su llegada, luego de
una reunión “entre comunistas y copeyanos” realizada en su residencia,
la quinta Punto Fijo, ubicada en la segunda avenida de Las Delicias de
Sabana Grande.
Pero, la aparente unidad entre los partidos en tregua comenzó a
debilitarse en medio de dos alzamientos militares, el 23 de julio
(general José María Castro León) y el 7 de septiembre (Juan de Dios
Moncada Vidal y José Ely Mendoza Méndez), junto al dilema de la falta de
consenso para escoger un candidato único.
El PCV planteó no postular candidato a la presidencia de la República
y se comprometió con la tesis del candidato extrapartido propuesta en
1957, es decir, el hombre del consenso.
Aunque en el seno de los partidos y las bases populares se esperaba
sostener el mismo clima de unidad de enero, el 31 de octubre AD, Copei y
URD suscriben el Pacto de Punto Fijo, en el que excluyen al PCV,
impulsor de la Junta Patriótica que derrocó al dictador.
Fue a las 11:38 minutos de la mañana en la quinta Punto Fijo, en
Sabana Grande, cuando se realizó el pacto tripartito, se retiraron del
lugar la Junta Patriótica y la Federación de Centros Universitarios, fue
excluido el PCV y no se logró la ansiada candidatura de la unidad
nacional.
“Los requerimientos de la unidad son compatibles con la eventualidad
de diversas candidaturas y planchas legislativas”, reza parte del
documento suscrito por Jovito Villalba, Ignacio Luis Arcaya, Manuel
López Rivas, Rómulo Betancourt, Raúl Leoni, Gonzalo Barrios, Rafael
Caldera, Pedro del Corral y Lorenzo Fernandez.
Los candidatos fueron Rómulo Betancourt (AD), Rafael Caldera (Copei) y
Wolfgang Larrazábal (URD y PCV). Betancourt ganó las elecciones de
1958.
La primera división de AD
Luego de la victoria de Betancourt, la unidad del 23 de enero fue
rota. Aunque la izquierda contaba con cuadros de dirección estructurados
y coherencia ideológica, la exclusión del PCV del Pacto de Punto Fijo
marcaba el inicio del anticomunismo que caracterizó al incipiente
gobierno adeco.
“Betancourt consideraba que con esas ideas marxistas, de la
izquierda, él no iba a tener realmente oportunidad de convertirse en
presidente de Venezuela, ni de hacer de AD el partido que él avizoraba”,
señala Diana Pérez.
Simón Sáez Mérida, quien entonces fue expulsado del partido blanco, comenta en su libro La otra historia de AD,
que el anticomunismo de Betancourt no era una táctica coyuntural, “el
plan tenía una estrategia muy pensada y negociada con los factores de
poder norteamericanos durante el exilio”.
Los próximos parias políticos serán los jóvenes adecos de tendencia
de izquierda, resultado de la reagrupación de la militancia en la
clandestinidad luego de ser declarada AD como ilegal por la junta
militar de gobierno de 1946, que a la vez llevó a Betancourt al exilio.
“Betancourt les empieza a poner trabas en el partido y ellos se dan
cuenta que en AD no tienen futuro. Lo necesario es salirse de Acción
Democrática”, comenta Pérez.
Estos jóvenes expresaron que su desacuerdo era de carácter
ideológico, filosófico, y no disciplinario, como se pretendió hacer
notar al país. “Nosotros somos izquierdistas y nada más. El gobierno no
sabe si es derechista o izquierdista. Pero favorece a la derecha”, decía
Sáez Mérida en una entrevista con el diario La Esfera, el 13 de abril
de 1960.
Para esta fecha, sectores de la mediana y alta burguesía ya están
incorporados a Acción Democrática y habían pulsado para concretar la
expulsión de los factores de izquierda dentro del partido y la
permanencia de aquellos cercanos a Betancourt.
“En lo que falló la izquierda fue en
salir de un pacto posterior (Punto Fijo). No pudo aglutinar a otros
sectores alrededor de su idea o el destino que ellos querían que tuviese
el país luego de la caída de Pérez Jiménez”, señala la historiadora.
Macartismo en la calle
“Muchos investigadores hemos concluido que esa juventud
revolucionaria del 23 de enero no tenía claro cómo tomar el poder y esa
es la razón por la cual son desplazados”, explica Pérez.
Con esta escisión manifiesta que precipita la primera división del
partido, surge el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), que
prontamente será suspendido, ilegalizado y perseguido, junto al PCV,
siguiendo la tendencia “macartista” del “temor rojo” en la región.
En los señalamientos hechos por la juventud del MIR entre quienes
figuran Domingo Alberto Rangel, Américo Martín, Gumersindo Rodríguez,
Simón Sáez Mérida y Moisés Moleiro está la represión sostenida contra
desempleados y estudiantes, como en los sucesos del 4 de agosto de 1959,
cuando mueren cuatro personas y hay 19 heridos en la Plaza La
Concordia, en Caracas, por demandar su derecho al trabajo
En agosto, pero del año siguiente, 1960, la firma de la resolución de
San José, que condena a Cuba por lo ejemplarizante de su revolución y
ser contraria a los intereses transnacionales, es rechazada por URD
cuando el día 29 el canciller Ignacio Luis Arcaya, miembro de este
partido, se retira de la conferencia.
Quienes ostentaban cargos públicos y militaban en este partido
enseguida pusieron sus cargos a la orden y el 17 de noviembre, URD se
retira de la coalición de partidos para pasar a la oposición.
La línea del gobierno desde entonces fue señalar a los movimientos de
izquierda como los responsables del clima de violencia que había en el
país.
Se desprenden de este lineamiento acciones como el allanamiento de
los locales del MIR y el PCV, el ataque a sus órganos de difusión
(Izquierda, Tribuna Popular, URD), por servir “de medio de expresión al
movimiento extremista que trata de obtener el derrocamiento del régimen
constitucional”, decía una nota de prensa publicada el 30 de noviembre
de 1960 por El Nacional.
Según Diana Pérez, Betancourt debía demostrar “que podría haber una
democracia pro estadounidense y anticomunista. Hasta ese momento nadie
lo había logrado, porque habían era dictaduras de derecha”.
“Frente a quienes pretenden que en Venezuela se establezca un régimen
como el de Cuba el gobierno actuará respaldado como está por la inmensa
mayoría de la nación y por sus fuerzas armadas”, dijo el entonces
presidente en el discurso con el que suspendió las garantías
constitucionales, el 28 de noviembre de 1960.
“Muchos de ellos (la izquierda) confiaron en él en un primer momento y
cuando fueron a reaccionar, ya Betancourt era presidente”, señala
Pérez.
Estos constantes ataques fueron concluyentes para que la izquierda
eligiera el camino de la lucha armada en Venezuela que trajo a sus filas
a los militantes del PCV, URD y MIR agrupados en el Frente de
Liberación Nacional (FLN).
Fuente: AVN
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