El diario Panorama, publicó un trabajo especial en el que cuentan la historia de la primera venezolana que murió por los implantes PIP.
Se trata de Adriana Zorrilla, de 29 años. La joven se colocó los
implantes en 2010 e impulsó la causa para que la fraudulentas prótesis
francesas PIP fueran consideradas problemas de salud pública en
Venezuela.
La jóven falleció de un adenocarcinoma de pulmón, la misma enfermedad que padeció la primera denunciante de la irregularidad de los implantes en Francia.
A continuación la historia:
“Soy de Petare, Caracas. En 2010 me puse los implantes PIP y un año después gané un cáncer de pulmón
que no me permite ni entrar en la lista de quienes podrán retirarse las
prótesis porque tengo afectado el sistema inmunológico”, declaró
Zorrilla, en junio del año pasado a Panorama.
Ayer, Gilberto Antonio Andrea, abogado de la Asociación de Mujeres Venezolana de Afectadas por PIP (Asomuvenapip), confirmó a este rotativo el deceso de la paciente:
“La familia no había querido hacerlo público, aunque al parecer su
fallecimiento ocurrió en diciembre, pero ella fue una heroína de la
causa y sentimos mucho su partida porque tuvo el valor de decirle a las
autoridades que ella era una afectada”, expresó.
La joven representó el caso de más impacto en el país, por registrar una historia similar a la que generó alarma sanitaria en Francia.
“”Yo no quiero dinero, solo quiero mi salud de vuelta”
“La llamamos la ‘cuarto bate’ de las PIP ya que
gracias a su caso nos escucharon en el Tribunal Supremo de Justicia
(TSJ)”, expresó Adriana Bavaresco, integrante de Asomuvenapip.
Los implantes de la compañía francesa Poly Implant Prothèse (PIP) comenzaron a causar preocupación a finales de 2010 cuando un estudio reveló que estaban hechas de silicona industrial y no quirúrgica.
Un gel de silicón industrial no apto para la cirugía estética,
10 veces más barato que el resto comercializado en el mundo, burló la
seguridad sanitaria de la Comunidad Europea, desde 1991 hasta 2010,
cuando la investigación revelara que el producto vendido no era el mismo
declarado por su fabricante.
“Yo no quiero dinero. Solo quiero mi salud de vuelta
(…) Mi vida ha dado un vuelco demasiado grande, Hace tiempo que no subo
fotos al facebook porque el tratamiento ha hecho que se me caiga el
pelo (…) Tuve que vender un carrito que tenía para poder ayudarme con la
medicación”, declaró la joven Zorrilla en vida a este diario.
En la sentencia del TSJ, donde se ordenó un trabajo multidisplinario
para el retiro y reemplanzo gratuito de 40 mil prótesis aproximadamente,
el caso de Zorrilla fue el único resaltado.
“Tuve que vender un carrito que tenía para poder ayudarme con la medicación”
“… Todo en razón de que las prótesis mamarias marca ‘PIP’ (…) afectan
la salud y amenazan la vida de todas aquellas personas que las tengan
colocadas en sus cuerpos. Igualmente, solicitaron la acumulación de la
causa mediante la cual la ciudadana Adriana Alejandra Zorrilla González
pidió a esta Sala el avocamiento de la pretensión de amparo que inició
contra los mismos sujetos pasivos de esta demanda, por cuanto esta causa
pretende abarcar a todas las personas que se han implantado dichas prótesis”, reza la sentencia.
El abogado Gilberto Antonio Andrea señaló a este rotativo que
volvieron a tener contacto con la familia de la joven esta semana,
cuando daban a conocer un libro que publicó sobre los casos en el país y
que tituló La verdadera historia del caso judicial de las prótesis
mamaria PIP en Venezuela. “Nuestras más sentidas palabras de condolencia
para sus familiares y amigos. Para nosotros es y será siempre una heroína”, dijo.
Fuente: Panorama
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