Funcionarios del Cuerpo de Investigaciones
Científicas Penales y Criminalísticas (Cicpc) iniciaron averiguaciones en torno
a una presunta mala praxis médica denunciada por Lesbia Briceño y Jackeline
Aravela, luego que sufrieran complicaciones tras ser operadas en la clínica
Paseo Caroní, por Nelson Rojas.
Bajo el expediente K-13-0071-08534 reposa la
denuncia hecha el martes 12 de diciembre de 2013, más de dos meses después que
la primera de las víctimas, Jackeline Aravela, fuera puesta bajo el bisturí de
quien alegó ser médico cirujano.
La historia de Aravela se remonta al segundo
semestre del año pasado, cuando por molestias en el área del abdomen debido al
exceso de piel decidiera operarse. Luego de consultar con conocidas, finalmente
dio con un médico que le fue recomendado por Isnelys Villahermosa.
Nelson Rojas supuestamente era un cirujano
plástico, había operado a Villahermosa, viajaba a Puerto Ordaz una vez a la
semana para realizar intervenciones quirúrgicas en la clínica Paseo Caroní.
“Me contaron que él venía los martes y se iba los
viernes, cuando lo contacté tuve mi consulta y me realicé todos los exámenes
pertinentes previos a la operación y fue el 25 de octubre cuando entré a
quirófano”.
Por un monto de 52 mil bolívares Nelson Rojas le
realizaría la dermolipectomía a Aravela, cuyo objetivo era mejorar su salud,
más que por estética. “La verdad, estaba bastante incómoda porque se me rasgaba
la piel por el roce y por eso tomé la decisión”.
“La operación fue una tortura, duró cuatro horas,
durante las cuales pasó todo tipo de cosas. Para iniciar Nelson Rojas le pidió
a una enfermera que le acomodara los testículos pues, según él, estaba
incómodo; ante ello, los presentes quedamos estupefactos... Yo estaba despierta
porque alegaron que por mi tamaño yo debía ayudar y sólo me pusieron la
epidural”.
Quien fungió como anestesiólogo fue Rigoberto
Vivas, propietario de la clínica Paseo Caroní y que además ejerce como
directivo de la Maternidad Negra Hipólita.
Durante la intervención Aravela relató que Rojas
pronunció múltiples improperios, pues, al parecer algo se había salido de sus
planes; luego que ella preguntara qué había ocurrido, subieron la música a todo
volumen y le dijeron que permaneciera tranquila.
“Yo traté de quedarme tranquila, pero los nervios
eran fuertes, no me esperaba esa reacción del médico. Luego estaba la música
tan alta que me empezó a doler la cabeza y pedí que por favor le bajaran, no lo
hicieron y aguanté lo más que pude. Después empezaron los mareos y le dije a
Rigoberto Vivas que sentía que me iba, me dijo que era la tensión, pero
inmediatamente vomité”.
Una vez terminada la operación, Jackeline Aravela
pasó el resto del día hospitalizada y el 26 fue dada de alta.
?ara el jueves 28, cuando fue por su primera cura,
el anestesiólogo Vivas notó lo necrosado del ombligo, que supuestamente era por
fallas de circulación. “Me mandaron unas pastillas y que me fuera a mi casa”.
A los 15 días siguientes le dijeron que le debían
retirar el ombligo, la necrosis había avanzado. “Fui para una cura y para mi
sorpresa me metieron a quirófano para operarme, Rojas me decía que si yo quería
vivir debía colaborar”.
La mujer describió que le estiraron tanto la piel
para suturarla que el abdomen le quedó totalmente tenso, así como sus genitales
quedaron más arriba de lo normal.
No obstante, los padecimientos médicos de Aravela
no han terminado, comentó que sus malestares continúan, los dolores son
constantes y que actualmente le han diagnosticado problemas con la vesícula
como consecuencia.
“Psicológicamente estoy muy deprimida, tener que
pasar por esto ante la mirada de mis hijos y mi esposo ha sido terrible, los
malestares constantes. Mi cuerpo cambió totalmente, hasta ir a orinar me causa
problemas. Yo lo que quiero es que esto no le pase a más nadie, que Nelson
Rojas deje de operar”.
Similar es el caso de Lesbia Briceño, quien fue
intervenida el 12 de noviembre. Desde que salió de la clínica presentó cuadros
febriles, así como la necrosis del ombligo.
Debido a su estado decidió asistir a otro galeno,
Ricardo Belisario, quien le diagnosticó epidermólisis, definida como un
conjunto de enfermedades o trastornos de la piel transmitidas genéticamente y
que se manifiesta por la aparición de ampollas, úlceras y heridas, en especial
en las áreas mucosas al más mínimo roce o golpe.
Briceño explicó que le iniciaron una serie de
raspados para sacar el tejido necrosado y para el 10 de diciembre fue operada
por Belisario. “Dos días después me dijeron que el ombligo no había
evolucionado y que debían retirarlo”.
Para ese entonces la señora Lesbia había cancelado
50 mil de la primera operación y 16 de la segunda, así como 2 mil bolívares por
cada cura semanal y la colocación del antibiótico que le habían recetado.
La herida quedó abierta, por lo que debía continuar
las curas, cuando le solicitó explicaciones a Nelson Rojas éste quiso resolver
por la vía monetaria. “Se ofreció a ponerme los antibióticos porque cada uno
cuesta 1.250, pero cuando fui me di cuenta de que era el genérico y desistí”.
Briceño agregó que para el 17 de diciembre el
doctor Rigoberto Vivas le dijo que debían operarla nuevamente para cerrar las
heridas, que él convencería al doctor Belisario para ello, a pesar de que éste
ya había dicho que no recomendaba suturar, pues no contaba con piel suficiente.
“Yo decidí hacer la denuncia ante el Cicpc, ya toda
la situación era irregular, pues cuando le solicité a Nelson Rojas la factura
por los honorarios médicos, me confesó que él no estaba graduado en Venezuela,
que había estudiado en México y que no había hecho la reválida y que por eso no
tenía sello”.
Tras la denuncia, ambos doctores, Rojas y Vivas,
han sido llamados a declarar ante el Cicpc, pues están saliendo a relucir
nuevos casos de negligencia y otras incongruencias relacionadas al manejo del
quirófano, relatadas por ex empleados de la clínica Paseo Caroní.
“Sólo soy gestor”
Aravela todavía sufre las consecuencias de las cirugías - See more at: http://nuevaprensa.com.ve/node/4354#sthash.XeHEco9m.dpuf
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En un primer contacto del equipo reporteril de este
medio impreso con Nelson Rojas, éste alegó que no es médico cirujano. “Yo
simplemente gestiono cirugías a las mujeres que he atendido como esteticista,
nunca las operé”.
En ambos casos el ombligo tuvo que ser retirado
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Funcionarios
del Cuerpo de Investigaciones Científicas Penales y Criminalísticas
(Cicpc) iniciaron averiguaciones en torno a una presunta mala praxis
médica denunciada por Lesbia Briceño y Jackeline Aravela, luego que
sufrieran complicaciones tras ser operadas en la clínica Paseo Caroní,
por Nelson Rojas.
Bajo el expediente K-13-0071-08534 reposa la denuncia hecha el martes 12 de diciembre de 2013, más de dos meses después que la primera de las víctimas, Jackeline Aravela, fuera puesta bajo el bisturí de quien alegó ser médico cirujano.
La historia de Aravela se remonta al segundo semestre del año pasado, cuando por molestias en el área del abdomen debido al exceso de piel decidiera operarse. Luego de consultar con conocidas, finalmente dio con un médico que le fue recomendado por Isnelys Villahermosa.
Nelson Rojas supuestamente era un cirujano plástico, había operado a Villahermosa, viajaba a Puerto Ordaz una vez a la semana para realizar intervenciones quirúrgicas en la clínica Paseo Caroní.
“Me contaron que él venía los martes y se iba los viernes, cuando lo contacté tuve mi consulta y me realicé todos los exámenes pertinentes previos a la operación y fue el 25 de octubre cuando entré a quirófano”.
Por un monto de 52 mil bolívares Nelson Rojas le realizaría la dermolipectomía a Aravela, cuyo objetivo era mejorar su salud, más que por estética. “La verdad, estaba bastante incómoda porque se me rasgaba la piel por el roce y por eso tomé la decisión”.
“La operación fue una tortura, duró cuatro horas, durante las cuales pasó todo tipo de cosas. Para iniciar Nelson Rojas le pidió a una enfermera que le acomodara los testículos pues, según él, estaba incómodo; ante ello, los presentes quedamos estupefactos... Yo estaba despierta porque alegaron que por mi tamaño yo debía ayudar y sólo me pusieron la epidural”.
Quien fungió como anestesiólogo fue Rigoberto Vivas, propietario de la clínica Paseo Caroní y que además ejerce como directivo de la Maternidad Negra Hipólita.
Durante la intervención Aravela relató que Rojas pronunció múltiples improperios, pues, al parecer algo se había salido de sus planes; luego que ella preguntara qué había ocurrido, subieron la música a todo volumen y le dijeron que permaneciera tranquila.
“Yo traté de quedarme tranquila, pero los nervios eran fuertes, no me esperaba esa reacción del médico. Luego estaba la música tan alta que me empezó a doler la cabeza y pedí que por favor le bajaran, no lo hicieron y aguanté lo más que pude. Después empezaron los mareos y le dije a Rigoberto Vivas que sentía que me iba, me dijo que era la tensión, pero inmediatamente vomité”.
Una vez terminada la operación, Jackeline Aravela pasó el resto del día hospitalizada y el 26 fue dada de alta.
?ara el jueves 28, cuando fue por su primera cura, el anestesiólogo Vivas notó lo necrosado del ombligo, que supuestamente era por fallas de circulación. “Me mandaron unas pastillas y que me fuera a mi casa”.
A los 15 días siguientes le dijeron que le debían retirar el ombligo, la necrosis había avanzado. “Fui para una cura y para mi sorpresa me metieron a quirófano para operarme, Rojas me decía que si yo quería vivir debía colaborar”.
La mujer describió que le estiraron tanto la piel para suturarla que el abdomen le quedó totalmente tenso, así como sus genitales quedaron más arriba de lo normal.
No obstante, los padecimientos médicos de Aravela no han terminado, comentó que sus malestares continúan, los dolores son constantes y que actualmente le han diagnosticado problemas con la vesícula como consecuencia.
“Psicológicamente estoy muy deprimida, tener que pasar por esto ante la mirada de mis hijos y mi esposo ha sido terrible, los malestares constantes. Mi cuerpo cambió totalmente, hasta ir a orinar me causa problemas. Yo lo que quiero es que esto no le pase a más nadie, que Nelson Rojas deje de operar”.
Similar es el caso de Lesbia Briceño, quien fue intervenida el 12 de noviembre. Desde que salió de la clínica presentó cuadros febriles, así como la necrosis del ombligo.
Debido a su estado decidió asistir a otro galeno, Ricardo Belisario, quien le diagnosticó epidermólisis, definida como un conjunto de enfermedades o trastornos de la piel transmitidas genéticamente y que se manifiesta por la aparición de ampollas, úlceras y heridas, en especial en las áreas mucosas al más mínimo roce o golpe.
Briceño explicó que le iniciaron una serie de raspados para sacar el tejido necrosado y para el 10 de diciembre fue operada por Belisario. “Dos días después me dijeron que el ombligo no había evolucionado y que debían retirarlo”.
Para ese entonces la señora Lesbia había cancelado 50 mil de la primera operación y 16 de la segunda, así como 2 mil bolívares por cada cura semanal y la colocación del antibiótico que le habían recetado.
La herida quedó abierta, por lo que debía continuar las curas, cuando le solicitó explicaciones a Nelson Rojas éste quiso resolver por la vía monetaria. “Se ofreció a ponerme los antibióticos porque cada uno cuesta 1.250, pero cuando fui me di cuenta de que era el genérico y desistí”.
Briceño agregó que para el 17 de diciembre el doctor Rigoberto Vivas le dijo que debían operarla nuevamente para cerrar las heridas, que él convencería al doctor Belisario para ello, a pesar de que éste ya había dicho que no recomendaba suturar, pues no contaba con piel suficiente.
“Yo decidí hacer la denuncia ante el Cicpc, ya toda la situación era irregular, pues cuando le solicité a Nelson Rojas la factura por los honorarios médicos, me confesó que él no estaba graduado en Venezuela, que había estudiado en México y que no había hecho la reválida y que por eso no tenía sello”.
Tras la denuncia, ambos doctores, Rojas y Vivas, han sido llamados a declarar ante el Cicpc, pues están saliendo a relucir nuevos casos de negligencia y otras incongruencias relacionadas al manejo del quirófano, relatadas por ex empleados de la clínica Paseo Caroní.
Bajo el expediente K-13-0071-08534 reposa la denuncia hecha el martes 12 de diciembre de 2013, más de dos meses después que la primera de las víctimas, Jackeline Aravela, fuera puesta bajo el bisturí de quien alegó ser médico cirujano.
La historia de Aravela se remonta al segundo semestre del año pasado, cuando por molestias en el área del abdomen debido al exceso de piel decidiera operarse. Luego de consultar con conocidas, finalmente dio con un médico que le fue recomendado por Isnelys Villahermosa.
Nelson Rojas supuestamente era un cirujano plástico, había operado a Villahermosa, viajaba a Puerto Ordaz una vez a la semana para realizar intervenciones quirúrgicas en la clínica Paseo Caroní.
“Me contaron que él venía los martes y se iba los viernes, cuando lo contacté tuve mi consulta y me realicé todos los exámenes pertinentes previos a la operación y fue el 25 de octubre cuando entré a quirófano”.
Por un monto de 52 mil bolívares Nelson Rojas le realizaría la dermolipectomía a Aravela, cuyo objetivo era mejorar su salud, más que por estética. “La verdad, estaba bastante incómoda porque se me rasgaba la piel por el roce y por eso tomé la decisión”.
“La operación fue una tortura, duró cuatro horas, durante las cuales pasó todo tipo de cosas. Para iniciar Nelson Rojas le pidió a una enfermera que le acomodara los testículos pues, según él, estaba incómodo; ante ello, los presentes quedamos estupefactos... Yo estaba despierta porque alegaron que por mi tamaño yo debía ayudar y sólo me pusieron la epidural”.
Quien fungió como anestesiólogo fue Rigoberto Vivas, propietario de la clínica Paseo Caroní y que además ejerce como directivo de la Maternidad Negra Hipólita.
Durante la intervención Aravela relató que Rojas pronunció múltiples improperios, pues, al parecer algo se había salido de sus planes; luego que ella preguntara qué había ocurrido, subieron la música a todo volumen y le dijeron que permaneciera tranquila.
“Yo traté de quedarme tranquila, pero los nervios eran fuertes, no me esperaba esa reacción del médico. Luego estaba la música tan alta que me empezó a doler la cabeza y pedí que por favor le bajaran, no lo hicieron y aguanté lo más que pude. Después empezaron los mareos y le dije a Rigoberto Vivas que sentía que me iba, me dijo que era la tensión, pero inmediatamente vomité”.
Una vez terminada la operación, Jackeline Aravela pasó el resto del día hospitalizada y el 26 fue dada de alta.
?ara el jueves 28, cuando fue por su primera cura, el anestesiólogo Vivas notó lo necrosado del ombligo, que supuestamente era por fallas de circulación. “Me mandaron unas pastillas y que me fuera a mi casa”.
A los 15 días siguientes le dijeron que le debían retirar el ombligo, la necrosis había avanzado. “Fui para una cura y para mi sorpresa me metieron a quirófano para operarme, Rojas me decía que si yo quería vivir debía colaborar”.
La mujer describió que le estiraron tanto la piel para suturarla que el abdomen le quedó totalmente tenso, así como sus genitales quedaron más arriba de lo normal.
No obstante, los padecimientos médicos de Aravela no han terminado, comentó que sus malestares continúan, los dolores son constantes y que actualmente le han diagnosticado problemas con la vesícula como consecuencia.
“Psicológicamente estoy muy deprimida, tener que pasar por esto ante la mirada de mis hijos y mi esposo ha sido terrible, los malestares constantes. Mi cuerpo cambió totalmente, hasta ir a orinar me causa problemas. Yo lo que quiero es que esto no le pase a más nadie, que Nelson Rojas deje de operar”.
Similar es el caso de Lesbia Briceño, quien fue intervenida el 12 de noviembre. Desde que salió de la clínica presentó cuadros febriles, así como la necrosis del ombligo.
Debido a su estado decidió asistir a otro galeno, Ricardo Belisario, quien le diagnosticó epidermólisis, definida como un conjunto de enfermedades o trastornos de la piel transmitidas genéticamente y que se manifiesta por la aparición de ampollas, úlceras y heridas, en especial en las áreas mucosas al más mínimo roce o golpe.
Briceño explicó que le iniciaron una serie de raspados para sacar el tejido necrosado y para el 10 de diciembre fue operada por Belisario. “Dos días después me dijeron que el ombligo no había evolucionado y que debían retirarlo”.
Para ese entonces la señora Lesbia había cancelado 50 mil de la primera operación y 16 de la segunda, así como 2 mil bolívares por cada cura semanal y la colocación del antibiótico que le habían recetado.
La herida quedó abierta, por lo que debía continuar las curas, cuando le solicitó explicaciones a Nelson Rojas éste quiso resolver por la vía monetaria. “Se ofreció a ponerme los antibióticos porque cada uno cuesta 1.250, pero cuando fui me di cuenta de que era el genérico y desistí”.
Briceño agregó que para el 17 de diciembre el doctor Rigoberto Vivas le dijo que debían operarla nuevamente para cerrar las heridas, que él convencería al doctor Belisario para ello, a pesar de que éste ya había dicho que no recomendaba suturar, pues no contaba con piel suficiente.
“Yo decidí hacer la denuncia ante el Cicpc, ya toda la situación era irregular, pues cuando le solicité a Nelson Rojas la factura por los honorarios médicos, me confesó que él no estaba graduado en Venezuela, que había estudiado en México y que no había hecho la reválida y que por eso no tenía sello”.
Tras la denuncia, ambos doctores, Rojas y Vivas, han sido llamados a declarar ante el Cicpc, pues están saliendo a relucir nuevos casos de negligencia y otras incongruencias relacionadas al manejo del quirófano, relatadas por ex empleados de la clínica Paseo Caroní.