(Caracas, 11 de abril) “Señores, tenemos nuevo Presidente”.
Aquella frase despertó a los venezolanos la mañana del 12 de abril de
2002. Era la noticia del día, y sin embargo, los medios de comunicación
del país solo transmitían contenido recreativo. Era el día de la
incertidumbre.
La noticia de la supuesta renuncia del presidente Chávez rápidamente
comenzó a correrse como una chispa sobre la pólvora. Algunos dudaron de
su veracidad incluso pese a las declaraciones del ministro de la Defensa
Lucas Rincón que la respaldaba.
“Los miembros del Alto Mando Militar de la República Bolivariana de
Venezuela deploran los deplorables acontecimientos sucedidos en la
ciudad capital en el día de ayer. Ante tales hechos, se le solicitó al
señor Presidente de la República la renuncia de su cargo, la cual
aceptó”, aseguró Rincón.
Pronto los medios comunitarios tomaron más vigencia que nunca, pues
anunciaron que aquello era un golpe de Estado, y que el Presidente había
sido sacado de Miraflores, y que antes de salir les dijo a sus
seguidores presentes: “Voy a volver”.
Incluso se hablaba de que Chávez les decía a los militares que se lo
llevaban que “cometían un gran error que tendría consecuencias” como lo
expresa el diputado a la Asamblea Nacional, Earle Herrera. “Les dijo que volvería, como en efecto lo hizo”, agregó el parlamentario.
Juramentación de Carmona Estanga
En medio de aquel caos y de la ausencia de Hugo Chávez, el entonces presidente de Fedecámaras, Pedro Carmona Estanga, se
valió de las declaraciones del General Lucas Rincón para justificar su
propia estancia en el poder al alegar que había un “vacío de poder”. Se
autojuramentó a las 5:00 de la mañana como Presidente de la República.
Earle Herrera calificó la brevísima estancia de Pedro Carmona Estanga
como la de “un dictador que violó todo lo que podía violar en el marco
jurídico, que desconoció la primera Constitución aprobada por el mismo
pueblo, que destituyó los poderes públicos, a los gobernadores, alcaldes
y concejales; y que además removió a todos los embajadores, cónsules y
vicecónsules, Misiones Permanentes Diplomáticas, y eliminó 49 leyes
habilitantes”.
El diputado consideró en que Carmona además cambió la Constitución,
al reponer el nombre de República de Venezuela en y borrar el de
Bolivariana. “Designó a sus ministros, se eligió Presidente de la
República y hasta quitó el cuadro de Bolívar de Miraflores”.
Herrera define lo acontecido el 12 de abril como “una fiesta en Miraflores que el pueblo terminó al día siguiente, una dictadura que duró 48 horas”
Pueblo en la Calle
Al amanecer de aquel 12 de abril, Chávez permanecía en Fuerte Tiuna,
pero fue trasladado a Turiamo y luego a la Orchila, donde fue presionado
para firmar su renuncia a la Presidencia de la República Bolivariana de
Venezuela, la cual no aceptó, según relata Herrera
Mientras tanto, el pueblo exigía su regreso y comenzaba la frágil y breve estancia en el poder de Carmona Estanga.
“Ese día el pueblo comenzó a salir a las calles y se convirtió en
multitud en las principales ciudades del país para exigir el regreso
del presidente Chávez. La reacción popular hacía imposible que el
gobierno de Carmona o el de cualquier otro, fuese viable (…) el pueblo
restituyo a Chávez en el lugar donde lo había elegido: en la Presidencia
de la República”, manifestó el diputado..
El papel de los medios
Al consultarle sobre el papel de los medios de comunicación
tradicionales, el diputado Earle Herrera citó al ministro que había
nombra Carmona Estanga: “Fueron el poder de fuego de los golpistas, es
decir, la punta de lanza del golpe”.
Dijo que “una vez que Carmona fue derrocado, se impuso un silencio informativo…
lo que transmitía era comiquitas (…) para informarte de lo que estaba
pasando, tenías que ver canales internacionales o comunitarios”.
Por último, opinó que “la revolución esta consolidada… su última
victoria fue el 8 de diciembre, cuando se demostró la decisión del
pueblo, lo que indica que Chávez continúa cosechando victorias y fortaleciéndose”.
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