Así como los hombres le rinden culto a su pene, las mujeres se preocupan por el cuidado de su aparato reproductor.
La vagina es la parte del cuerpo femenino que conecta la matriz (útero) y el cuello uterino a la parte externa del cuerpo.
Este órgano que brinda placer a la mujer, por medio de la estimulación o
relación sexual, permite la salida del flujo de la sangre menstrual,
es el depósito de los espermatozoides durante la copulación y es la vía a
través de la cual un bebé nace.
Pero hoy en día hablar abiertamente del
tema sigue siendo un tabú para algunas mujeres, por esta razón Desde La
Plaza comparte contigo algunas curiosidades de la vagina que debes conocer:
El clítoris suele asociarse
exclusivamente con su pequeña parte visible. Pero, investigaciones
recientes han demostrado que ésta es tan solo la punta del iceberg. Según estos estudios, el
clítoris posee “ramificaciones” que se extienden debajo de la piel, a
ambos lados de la vulva y pueden ser estimuladas desde el exterior.
La mayoría de las mujeres confunde su vulva con su vagina. Es así: la
vulva es la parte visible de la zona genital e incluye a los labios de
la vagina, el clítoris, la uretra y la abertura vaginal –entre otros–. La vagina, por su parte, es el tracto muscular interior que conecta la vulva con el cérvix.
Hay tantas vulvas como personas. La verdad es que el color, la forma y el tamaño de estas varía enormemente y no existe una “vulva estándar”.
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Profundidad de la vagina
La vagina suele tener entre 7 y 10 centímetros de profundidad.
Pero, durante la excitación, estos valores pueden duplicarse. Esto se
debe a que cuando una mujer está excitada hay una mayor tensión
muscular. Esta hace que el útero se eleve y pueda dejar más espacio para
que la vagina se extienda.
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Himen
No todas las mujeres nacen con uno. Y cuando el himen sí está presente, varía muchísimo en forma y espesor. Esto significa que no es confiable realizar el “test del himen” para comprobar si una mujer es virgen o no.
De acuerdo a un estudio publicado en 1996, y a diferencia de lo que la mayoría de las personas creen, el tamaño de la vagina no experimenta cambios significativos luego de dar a luz.
Puede que alguna vez te hayan dado ganas de hacer pis mientras estás manteniendo relaciones sexuales. Pues, no te preocupes: es probable que tu pareja sin quererlo esté estimulando tu uretra –o incluso tu vejiga–
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Orgasmo
EL 16% de las mujeres afirma no haber tenido nunca un orgasmo durante una relación sexual. Y entre el 20 y el 30% de las mujeres expresa haber tenido un orgasmo cada 4 encuentros sexuales.
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Dolor
En un estudio reciente, el 30% de las mujeres ha declarado sentir dolor en su encuentro sexual más reciente. Como puedes ver, entonces, es frecuente que se experimente algún tipo de aflicción al mantener relaciones sexuales. Dicho dolor puede atribuirse a la falta de lubricación o a algún “golpe” inesperado en el cérvix.
Lo bueno es que cualquiera de estas aflicciones puede prevenirse. ¡Con
alargar el juego previo y cambiar de posición los problemas habrán
acabado!
El consumo de pastillas anticonceptivas –así como el amantamiento y la menopausia– puede incidir en tu capacidad de lubricación, dado que esta depende en gran medida de tus niveles de estrógenos.
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El condón y el placer
A diferencia de lo que muchos creen, el uso del condón no hace que el acto sexual sea menos placentero. Así lo mostró el National Survey of Sexual Health and Behavior, que comprobó que las parejas que usaban preservativo tenían la misma cantidad de orgasmos que las que no.
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Vello púbico
Cuanto más adulta eres, más vello púbico tienes. Así lo reveló un estudio realizado en 2010 con la ayuda de 2.451 mujeres. En este sentido, quienes
tienen entre 18 y 24 años suelen removerse todo el vello púbico; las de
entre 25 y 49, tan solo una parte; mientras que las mujeres mayores de
50 no tienden a quitarse nada.
La vagina se limpia sola y es bueno que así sea.
Si tú interfieres en este proceso estarás atentando contra tu flora
vaginal y te harás más vulnerable a todas las infecciones que andan por
la vuelta. De hecho, ya se ha comprobado que la ducha vaginal está asociada a la enfermedad inflamatoria pélvica, la vaginosis bacteriana y otros problemas de salud.
Después de dar a luz, es recomendable abstenerse de tener sexo con penetración durante 6 semanas, tanto para darle a nuestro cuerpo el tiempo que necesita para recuperarse como para reducir los riesgos de infección.
Pescar una infección en la vagina es mucho más fácil de lo que parece. Sentarse con una malla de baño o ropa interior húmeda, beber mucho alcohol, ingerir mucha azúcar… Todos estos son los factores que pueden promover la aparición de una infección.
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