La historia detrás de la masacre del pastor Marlon Lora, su
esposa Yurlay Rincón y sus hijos Ángela, Natalia y Santiago, ocurrida en
Aguachica, Cesar, es una trama de sicarios y narcotráfico que terminó en una
terrible confusión. Lo que debía ser un ajuste de cuentas entre mafiosos se
convirtió en una tragedia que sacudió al país.
Según la investigación revelada por Noticias Caracol, todo
comenzó con una deuda dentro del mundo del narcotráfico. Alias John Mechas,
jefe del frente 33 de las disidencias de las Farc, en el Catatumbo, había
ordenado asesinar a dos narcotraficantes, alias El Calvo y alias La Diabla,
quienes supuestamente le robaron 5.000 millones de pesos provenientes de un
cargamento de cocaína.
Para ejecutar el crimen,
Mechas contrató a la banda de sicarios Los J, dirigida por alias J o Andrés,
quien heredó una empresa criminal en Norte de Santander y la convirtió en una
oficina de cobro al servicio del narcotráfico. Por el encargo, exigieron 150
millones de pesos.
El primer objetivo fue alias El
Calvo, a quien asesinaron en una zona entre Magdalena y Bolívar. Luego, los
sicarios dirigieron su atención hacia alias La Diabla, quien había viajado a
Aguachica para asistir al velorio de su pareja.
El error fatal en
el restaurante
La orden era clara: alias La Diabla
debía ser identificada por tres características antes de ser ejecutada:
Viajaba en una camioneta Toyota
blanca
Llevaba una blusa blanca y pantalón negro
Iba acompañada por un escolta
Las investigaciones dan cuenta que
los sicarios reconstruyeron la ruta de La Diabla, desde la funeraria hasta el
restaurante, el mismo lugar donde minutos antes había llegado la familia del
pastor Lora. Allí, los sicarios, al perder de vista a alias La Diabla por unos
segundos, confundieron a su escolta con el pastor y a su hija, Ángela Lora, con
La Diabla, quien también vestía de blanco y negro.
Los sicarios abrieron fuego en el restaurante, matando al pastor
Lora, su esposa y su hija en apenas unos segundos. Santiago, el hijo menor,
murió horas después en un centro médico.
La reunión de
los asesinos en Cúcuta
En la investigación revelada por el noticiero nacional, da
cuenta que días después del crimen, la clave para descubrir la verdad surgió en
Cúcuta. Un vecino, intrigado por el movimiento inusual en un apartamento,
ubicado en una zona residencial de la ciudad, grabó un video y lo envió a la
Policía. En la grabación se veía a varios hombres reunidos en actitud
sospechosa.
Al analizar las imágenes, los
investigadores identificaron a alias Karen, una mujer relacionada con alias J o
Andrés. A través de sus redes sociales, la Policía logró rastrear a los
sicarios.
Las pistas
fueron encajando
Alias J había comprado las
motocicletas usadas en la masacre a través de Facebook. Se rastrearon cinco
llamadas clave que conectaban a los sicarios con la escena del crimen.
Las motos fueron abandonadas a 5 km del casco urbano de
Aguachica, lo que permitió seguir su ruta de escape.
Los sicarios, convencidos de
que habían cumplido su misión, se reunieron a las afueras de Aguachica con su
jefe. Sin embargo, la Policía ya estaba sobre su rastro.
La estrategia de
desinformación para encubrir la verdad
Según la investigación de las
autoridades, para evitar ser descubiertos, los asesinos difundieron una serie
de falsas versiones en Aguachica porque querían desviar la atención de las
autoridades y sembrar dudas sobre el pastor Lora y su familia.
Durante los primeros cinco
días de la investigación circularon hasta 20 hipótesis distintas, dijo el
investigador en entrevista al medio.
Precisó que “algunos rumores afirmaban que el pastor tenía
vínculos con alias El Calvo. Mientras que otros aseguraban que trabajaba para
el narcotráfico”.
Sin embargo, las pruebas eran
contundentes: el pastor y su familia fueron víctimas inocentes de un error en
un ajuste de cuentas entre mafiosos.
El destino de
alias La Diabla y la caída de la banda
Un mes después de la masacre,
alias La Diabla fue asesinada en Medellín. Al sentirse en peligro, intentó
refugiarse en otra banda criminal de esa ciudad, pero finalmente fue entregada
a los sicarios que la buscaban.
Entretanto, la Policía y la
Fiscalía cerraron el cerco sobre alias J o Andrés y su grupo. A través del
rastreo de llamadas, transacciones bancarias y redes sociales, lograron
capturar a los asesinos del pastor Lora y su familia en Cúcuta.
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