La primera jornada reflexiva del pensamiento, América Latina en una nueva visión descolonizada de la historia mundial, del eurocentrismo a la liberación, estuvo a cargo del argentino Enrique Dussel, doctor en filosofía por la Universidad Complutense de Madrid (1959).
¿Qué lugar ocupa América Latina en la historia universal? fue una de las interrogantes que planteó el discurso de Dussel, pues el eurocentrismo tiene como vértebra central a la filosofía, es decir, ésta es el lugar desde donde se va a construyendo el eurocentrismo en su fundamento.
Comentó que muchas de las universidades latinoamericanas públicas y privadas, se muestran completamente lejanas de los procesos que se están dando en el continente, “el eurocentrismo cabalga en la mayoría de nuestras universidades, un 70 u 80 por ciento de nuestros filósofos son eurocentristas”, indicó.
El tema central de la conferencia estuvo orientado al por qué la historia es epistemológicamente determinante, una de las razones que respalda esta conjetura es que sin darnos cuenta todas las ciencias, aún las llamadas duras o básicas como la física, química, matemática o las ciencias sociales, “tienen detrás una cierta visión de la historia que se ha recibido y que pareciera la naturaleza misma de las cosas, sin embargo, esto no sólo es en Europa o en Estados Unidos, sino que está presente en todos los países del mundo”, destacó el filósofo.
“La historia es el horizonte epistémico y aún de los grandes mitos sobre los que se construye la ciencia, es fundamental el relato empírico y documental, porque allí es donde se parte y hay miles de investigaciones parciales que lentamente van construyendo una visión histórica del mundo”, resaltó.
Según el estudioso argentino, América Latina y el Caribe son el origen de la modernidad, la filosofía moderna se inicia en el Caribe. El fundamento ontológico de la modernidad va a ser la subjetividad, “es necesario una reconstrucción descolonizada, pero la descolonización es mental, histórica y epistémica porque hay un centro metropolitano de producción, una periferia colonial repetitiva”, refirió.
“Debemos proponer otra razón más fuerte que la moderna pero al servicio de un pueblo, que nada tiene que ver con el pensamiento postmoderno, hay que empezar de nuevo pero no negando sino proponiendo ahora otra visión”, agregó.
El filósofo sureño, aseveró que América Latina, nace de ese mestizaje de la madre indígena y el padre español, y en esta colonialidad “no nos hemos librado todavía, porque también la cautividad reside en la mente”.
Un individuo puede desde el punto de vista económico hacer algunos atisbos de libertad, pero “mientras no se tenga una autonomía política plena y sobre todo militar, -porque lo militar está unido a lo político- y si no somos capaces de defendernos del ataque de cualquier otro ejército no somos libres”, señaló .
Para el autor de la obra Política de la liberación. Historia mundial y crítica (2007), la modernidad está terminando y por eso hablar de que va a ver una modernidad universal tendría que discutirse, “primero, por el concepto mismo de universalidad como identidad unívoca, y después porque va a ver una postmodernidad en el sentido de una crítica de la razón dominadora moderna, pero al criticar la razón se critica también la razón crítica, por eso hablo de transmodernidad, una nueva edad del mundo que se está construyendo”.
Dussel, expresó que las culturas en su núcleo creador fueron ignoradas por la modernidad, “aquellas que habitan en esa exterioridad no conquistada donde ahora empiezan a surgir pensadores y pueblos que primero descubren el valor de su propia cultura que no es moderna, que fue premoderna junto a la modernidad y va ir más allá, porque reconstruye su historia”.
Finalmente, dejó sobre el presidium una propuesta abierta para todo el pueblo nuestroamericano ya que según este pensador “tenemos que crear una nueva visión de la historia universal donde tengamos un lugar, América Latina fue el extremo Oriente del nuevo Oriente, en la etapa de la modernidad fuimos un mundo colonial, y en la edad del mundo que viene seremos parte de una sociedad más igual, de culturas en simetría, y eso sería una tercera etapa de nuestra historia, considerando entonces qué papel jugamos en esa gran historia mundial pero vista con otros ojos”.
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