Todo el que es jefe recuerda con cierta nostalgia sus días de
empleados. Y es que, aunque muchos se nieguen a creerlo, no hay una
labor más difícil y titánica que manejar un equipo de trabajo, pues si
bien están en teoría “a tus órdenes”, también están bajo tu
responsabilidad, y el éxito de un proyecto determinado dependerá de tu
habilidad para gestionar, delegar responsabilidad y resolver conflictos
de manera armoniosa.
Por eso te traemos estas claves en forma de mandamientos para que
logres llevar las cosas en paz y con el camino claro hacia la
productividad:
Nº 1: Escucha (de verdad, escucha)
Si alguno de tus empleados se acerca a ti para plantearte una
inquietud o problema, debes demostrarle que tiene tu atención. Corrobora
lo que te dice, repite algunos puntos para hacer hincapié, incluso
demuestra tu desacuerdo de manera respetuosa en caso de que así lo
pienses. A veces una persona solo necesita ser escuchada y debatir
puntos de interés con su jefe le dará el feedback para mantenerse motivada.
Nº 2: Gánate la confianza (y aprende a confiar)
Tu palabra vale oro. Si le demuestras que lo que dices se cumple
(para su favor y el beneficio de la empresa) respetarán tu criterio y
será más armoniosa la ejecución de los procesos. Pero también debes
aprender a confiar en el talento humano que te rodea. Darles ese voto de
confianza es otra forma de estimular un buen desempeño profesional y
productivo.
Nº 3: Asegura siempre la llegada de la calma
En los momentos de conflictos debes ser el agente que garantice la calma, no la guerra.
Si un empleado se presenta ante ti alterado por una determinada
situación es bueno que lo escuches, que lo dejes hablar aunque no estés
de acuerdo con lo que dice o cómo lo dice. Memoriza sus puntos y luego,
una vez él o ella se haya desahogado, preséntale tus argumentos.
Y en los momentos de una crisis (por el malestar de un cliente, por
ejemplo) aunque eres tú el que tiene más que perder, no puede ser el que
peor lo demuestre. Si es tu empresa debes velar porque las cosas se
solucionen en armonía. Un ejemplo de calma y acción siempre será mejor
que desesperación y frustración.
Nº 4: Respeta los puntos de vista de los demás
No puedes obligar a tus empleados a que piensen como tú. Pero sí
puedes explicarles tu punto de vista, escuchar el de ellos e intentar
convencerlos o, al menos, llegar a un acuerdo.
Ser intransigente u obtuso no te traerá buenos resultados. Las cosas
deben hacerse no “porque tú lo dices”, sino porque estás seguro que es
la mejor vía para ellos y para la empresa.
Nº 5: No esperes demasiado para tomar decisiones importantes
Un evento que requiera una pronta intervención no puede postergarse,
generará con el paso de los días descontento en la empresa y podrá ser
tomado en tu contra. Analiza todos los pasos antes de tomar una
decisión, pero tómala.
Dato: algunos analistas recomiendan tomar decisiones importantes del
día a día ante de las 11 de la mañana, pues debido a los ritmos
circadianos se genera más confianza en la naturaleza humana entre las
7:30 y las 11 de la mañana.
Nº 6: Motívalos
Con palabras de aliento, con actividades recreativas, con correos
electrónicos de felicitaciones por proyectos cerrados con éxito. Hay
muchas maneras de mantener a un equipo comprometido con lo que hace,
pero a muchos se les olvida ponerlas en práctica. Abre un espacio en la
semana y busca siempre una nueva vía para motivarlos y den lo mejor de
sí con satisfacción.
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