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viernes, 6 de marzo de 2015

Hallan orígenes de resistencia a fármacos contra la leucemia



Células madre estromales mesenquimales de médula ósea serían las responsables de proteger a los linfocitos B tumorales del tratamiento anticanceroso.


Cuando las células de un cáncer empiezan a ser resistentes a la acción de los medicamentos, las perspectivas de mejoría de los pacientes disminuye considerablemente. Un reciente estudio realizado por la Unidad de Terapia Celular del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (Ivic) encontró las posibles causas de la resistencia a rituximab, anticuerpo monoclonal utilizado para tratar un tipo de cáncer de la sangre llamado leucemia linfocítica crónica, enfermedad común en los adultos mayores de 60 años de edad.

Los resultados obtenidos indican que células madre del tipo estromales mesenquimales, localizadas en la médula ósea, interfieren en la efectividad del rituximab sobre los linfocitos B malignos presentes en la leucemia linfocítica crónica. ¿Cómo lo hacen? Disminuyendo la expresión de la proteína CD20, ubicada en la superficie de esas células cancerosas.

Demostramos que cuando colocamos en cultivos celulares a los linfocitos B malignos con las células madre mesenquimales, se reduce la cantidad de CD20 en las células tumorales. Rituximab fue diseñado para unirse a CD20 e inducir la muerte de esas células tumorales, pero si esta proteína está disminuida, el rituximab -que es sumamente costoso- no cumple su función”, explicó la investigadora de la Unidad de Terapia Celular del Ivic y líder del proyecto, María Elena Márquez.

Así como restringen la expresión de la proteína CD20, las células madre mesenquimales incrementan el antígeno CD59 en la superficie de los linfocitos B, con lo cual se bloquea uno de los mecanismo usados por rituximab para eliminar a las células cancerosas. Tanto la reducción de CD20 como el aumento de CD59 en las células tumorales traen como consecuencia una menor efectividad del rituximab.

Este es el primer avance científico reportado en el mundo que demuestra que los linfocitos B tumorales de la leucemia linfocítica crónica, al estar en contacto con células madre mesenquimales, se hacen más resistentes al tratamiento con rituximab. Así lo señala el artículo publicado el pasado mes de enero en la reconocida revista British Journal of Haematology.

De Venezuela para el mundo
La leucemia linfocítica crónica es un tipo de cáncer que se inicia en los linfocitos de la médula ósea y posteriormente se disemina a la sangre e incluso a otras partes del cuerpo, llegando a invadir los ganglios linfáticos, el hígado y el bazo. Según la Sociedad Americana del Cáncer, es más frecuente en hombres que en mujeres y aparece a edad avanzada (60 años en adelante), siendo muy rara en niños.

La investigadora del Ivic, María Elena Márquez, explicó que el curso clínico de la enfermedad suele ser variable y difícil de predecir. La media de la supervivencia suele ser de 5 a 7 años; “sin embargo, en algunos pacientes avanza lentamente y nunca requieren terapias, mientras que en otros casos la patología se desarrolla muy rápidamente”, dijo.

Existen marcadores pronósticos que permiten predecir la evolución de la enfermedad y uno de ellos es la proteína ZAP-70. Cuando los pacientes tienen ZAP-70 en los linfocitos B malignos, la enfermedad es más agresiva y presenta una baja supervivencia; pero en ausencia de ZAP-70 en los linfocitos B tumorales, los pacientes tienen un mejor pronóstico.

De acuerdo con la experta del Ivic, “con el trabajo de la Unidad de Terapia Celular también se demostró que pacientes con peor pronóstico (ZAP-70+) son aquellos cuyos linfocitos B cancerosos tienen una mayor disminución de CD20, lo cual explicaría por qué el medicamento rituximab no es tan efectivo en este grupo de pacientes”.

Pese a los avances en los tratamientos, la leucemia linfocítica crónica sigue siendo una enfermedad incurable. De allí la necesidad de “desarrollar nuevos fármacos, distintos a las terapias convencionales, que impidan la interacción entre los linfocitos B malignos y el microambiente tumoral conformado por las células madre mesenquimales”, aclaró.






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