Es una medida cautelar que busca prevenir la exposición de menores ante la radiación que emiten dispositivos móviles.
Bélgica ha anunciado que prohibirá la venta de teléfonos móviles
confeccionados para niños menores de siete años. Y su postura podría ser
adoptada por otros países de la Unión Europea.
La decisión viene blindada con una nueva ley recientemente publicada
en el Boletín Oficial belga. De forma tajante, la ley prohíbe la
publicidad de los teléfonos móviles y teléfonos inteligentes dirigidos a
niños menores de 13 años. La razón: la radiación que los teléfonos
podrían causar y el daño que les puede provocar a los menores.
Un adulto llega a utilizar solamente la mitad de la vida de un
teléfono móvil. Pero un niño queda expuesto al dispositivo móvil desde
una edad muy temprana.
Aun no hay pruebas contundentes que demuestren que la radiación
emitida por los teléfonos móviles sea perjudicial. La Organización
Mundial de la Salud declaró en 2011 que la radiación de teléfonos
celulares “podría ser cancerígena”, reconociendo que aún no se ha podido
establecer si existe la relación entre tumores cerebrales y los
teléfonos móviles.
El teléfono móvil está ahora en la misma categoría que la taza de café, la botella de cloroformo y el polvo de talco.
Lo que se sabe
El mayor estudio retrospectivo de casos y testigos
en adultos realizado hasta la fecha, conocido como INTERPHONE,
coordinado por el Centro Internacional de Investigaciones sobre el
Cáncer (CIIC), se ideó para determinar si había vínculos entre el uso de
los teléfonos móviles y el cáncer de cabeza y cuello en adultos.
El análisis de los datos internacionales combinados procedentes de 13
países participantes no reveló un aumento del riesgo de glioma ni
meningioma con el uso del teléfono móvil durante más de 10 años.
Sí hay ciertos indicios de un aumento del riesgo de glioma en las
personas que se hallaban en el 10% más alto de horas acumuladas de uso
del móvil, aunque no se observó una tendencia uniforme de aumento del
riesgo con el mayor tiempo de uso.
Los investigadores señalaron que los sesgos y errores limitan la
solidez de estas conclusiones e impiden hacer una interpretación causal.
Basándose en buena parte en estos datos, el CIIC ha clasificado los
campos electromagnéticos de radiofrecuencia como posiblemente
carcinógenos para los seres humanos (grupo 2B), categoría que se utiliza
cuando se considera que una asociación causal es creíble, pero el azar,
los sesgos o los factores de confusión no pueden descartarse con una
confianza razonable.
En estos momentos, se están llevando a cabo diversos estudios que
investigan los posibles efectos sobre la salud de niños y adolescentes.
A la espera de nuevas luces que arrojen más información sobre el
tema, el gobierno belga entiende su decisión como una medida cautelar. Y
otros países de la Unión Europea la podrían secundar.
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