“Es un primer paso, porque nuestro gran
objetivo es evitar la extinción de especies autóctonas, como el
yaguareté”, explicó, Daniel Salamone, profesor asociado en la Facultad
de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y miembro del
Conicet, el principal organismo público de investigación y ciencia de
Argentina.
El experto enfatizó que de manera
momentánea el grupo a su cargo trabaja “sobre especies no nativas, pero
nuestro gran objetivo es que algunas especies, como el yaguareté, que
está en peligro de extinción, no se extingan y se pueda preservar la
biodiversidad”.
“Hay un banco de recursos genéticos en el
zoológico de Buenos Aires en el cual se preservan todas las especies,
nativas y exóticas. Lo que hicimos fue, con células de piel congelada,
producir embriones de chita, lo que logramos, con una novedosa técnica
de clonación”, resaltó Salamone.
El científico puntualizó que esa técnica
permitió “producir embriones que tienen un gran número de células
madres. El paso siguiente en el que estamos pensando es poder producir, a
partir de estas células, espermatozoides y óvulos”.
Por su parte la especialista en biotecnología de la UBA, Lucía Moro, dijo que el proyecto formó parte de su tesis doctoral.
“Mi trabajo abarcó todo el proceso de
clonación, desde la recuperación de los óvulos hasta el cultivo de las
células, realizar lo que se llama la nucleación del óvulo, que es
retirar el material genético del óvulo para incorporar el material
genético del animal que se desea clonar”, explicó.
Además se dedicó a la reconstrucción del
embrión, lo cual consiste en fusionar la célula de la piel, en este caso
de la chita, con el óvulo sin material genético.
“El proyecto comenzó con la clonación de
gatos domésticos y luego trasladamos el proceso a felinos silvestres.
Evaluamos células de chita, de tigre, de gato de bengala y tuvimos éxito
con cada uno. Consideramos que es trasladable a otras especies de
felino mientras se tenga el material genético y células en buenas
condiciones”, auguró.
El director del laboratorio de
biotecnología reproductiva y banco de recursos genéticos del zoológico
de Buenos Aires, Adrián Sestelo, subrayó que el desarrollo de esta
investigación tiene que ver con distintos animales en peligro de
extinción.
“Empezamos con un desarrollo de una
especie exótica para nosotros, la chita, que corre riesgo (de
extinción), pero no es una elección cualquiera, es una especie vinculada
a las nuestras”, indicó.
“Evolutivamente, la chita está en un clan
en el que podemos agrupar al puma y nuestro yaguareté”, un felino del
norte y el noreste del país, puntualizó.
Sestelo hizo hincapié en que el banco
genético a su cargo “es una reserva de biodiversidad, con materiales
tanto sin vida, como sangre o pelos, y material vivo, como células o
espermatozoides. Hace 20 años tenemos este banco, una reserva
importantísima que resguarda fauna”.
Al detallar la importancia de contar con
bancos genéticos, el experto comentó que “ante un animal en extinción
que puede ser atropellado, como ha ocurrido con jaguares en (la
provincia norteña de) Misiones, pueden traerse aquí muestras de ese
animal. Se las preserva y el día de mañana se puede volver a tener a ese
individuo mediante fecundación ‘in vitro’ o clonación. Estamos
manteniendo diversidad a través del tiempo”.
“Tras 20 años, contamos con 87 especies
distintas, más de 400 individuos, más de 6.500 muestras. Es el primero y
el más grande de América Latina”, comparó.
En el caso de la chita, los científicos
frenaron el desarrollo del embrión, que no llegó a nacer, debido a que
firmaron un acuerdo con el zoológico, que sigue los estándares del
código de ética de la Asociación Latinoamericana de Parques Zoológicos y
Acuarios, por lo cual sólo estaban autorizados a trabajar con
embriones.
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