El 11 de septiembre de 1973 militares chilenos, comandados por Augusto Pinochet, quien servía a los intereses de la burguesía chilena en acuerdo con el imperialismo norteamericano, bombardearon el Palacio de la Moneda y asesinaron al presidente revolucionario Salvador Allende.
Ante el hecho de que el gobierno del revolucionario chileno, Salvador Allende, emprendió la labor de desarrollar el socialismo como sistema económico político que la mayoría de los ciudadanos apoyó, los capitalistas decidieron dar uno de los más criminales golpes de Estado que se realizaron en el siglo XX.
La praxis política de Salvador Allende mantuvo las banderas del socialismo y el antiimperialismo como sus principales consignas. Desde su llegada a la presidencia de Chile, el 3 de noviembre de 1970, luchó por mejorar las condiciones de vida de la clase obrera y sacar a la oligarquía que había secuestrado a las instituciones chilenas.
Apoyado por la Unidad Popular, conglomerado de partidos de izquierda, ganó la presidencia de Chile con un programa que tenía como principio apoyar las luchas de los trabajadores.
La praxis política de Salvador Allende mantuvo las banderas del socialismo y el antiimperialismo como sus principales consignas. Desde su llegada a la presidencia de Chile, el 3 de noviembre de 1970, luchó por mejorar las condiciones de vida de la clase obrera y sacar a la oligarquía que había secuestrado a las instituciones chilenas.
Apoyado por la Unidad Popular, conglomerado de partidos de izquierda, ganó la presidencia de Chile con un programa que tenía como principio apoyar las luchas de los trabajadores.
Así logró importantes nacionalizaciones de industrias básicas que se encontraban en manos de capitales extranjeros.
Durante su gestión, logró la nacionalización de la gran minería del cobre, el congelamiento de los precios de las mercancías y el aumento del salario de los trabajadores.
Los representantes del gobierno de Estados Unidos mantuvieron desde un principio un fuerte rechazo a las políticas públicas que Salvador Allende proponía a favor del pueblo, puesto que perjudicaba los intereses de sus transnacionales, por ello promovieron una serie de atentados que acabaron en el golpe de Estado.
Augusto Pinochet lideró la acción militar que financiaba la Agencia Central de Inteligencia estadounidense para asesinar al presidente socialista Salvador Allende.
El 11 de septiembre de 1973 los golpistas bombardearon el Palacio de la Moneda, donde Allende resistió hasta que lo asesinaron.
Sus últimas palabras al pueblo chileno fueron: “Superarán otros hombres este momento gris y amargo en el que la traición pretende imponerse. Sigan ustedes sabiendo que, mucho más temprano que tarde, de nuevo se abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre para construir una sociedad mejor. ¡Viva Chile!, ¡Viva el pueblo!, ¡Vivan los trabajadores!”.
AVN
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