Con un acto realizado en las instalaciones de la Universidad Metropolitana (Unimet), una de las casas de estudios privadas más costosas del país, la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) realizó el acto de proclamación del gobernador de Miranda, Henrique Capriles Radonski, como candidato presidencial de la derecha.
Lujosos automóviles colmaron el estacionamiento de la universidad desde las 5:00 de la tarde, justo al frente del Centro Internacional de Exposiciones de Caracas (Ciec), donde se dispuso un riguroso operativo de seguridad que se permitió revisar carteras y someter a los asistentes a un chequeo con detector de metales.
A las 5:30 se dio la orden para entrar al recinto, acondicionado con pancartas de "La Unidad" y en el que se expendían gaseosas y pasapalos por más del doble de su valor: Cuatro tequeños costaban 50 bolívares, mientras que una bebida energética se podía adquirir por Bs. 25.
El salón donde se desarrollaría el evento estaba dividido en tres secciones: la primera -y más cerca del podio- era para los políticos y empresarios, un "corralito" en el centro para la prensa y, al final, un espacio para los mortales sin acreditación. Un área contigua ubicada en el Salón Atlántico y fuertemente custodiada fue dispuesta para el uso exclusivo de los invitados VIP.
A la hora que autorizaron la entrada del público, ya se encontraba en el lugar el secretario general de Acción Democrática (AD), Henry Ramos Allup, quien durante la campaña por las primarias apostó por la candidatura de Pablo Pérez porque no tenía "afinidad ideológica" con Capriles.
El representante de AD cambió su habitual lenguaje de confrontación contra Capriles, a quien llegó a calificar de "lechuguino, petimetre y mariposuelo", y esta vez halagó el discurso del aspirante de Primero Justicia (PJ), especialmente en el tema petrolero.
"Yo me sentí muy identificado con lo que dijo Henrique ayer", aseguró Ramos, quien no había aparecido públicamente desde que Pérez perdiera las elecciones internas.
Polémica quema
El ambiente "festivo" de la proclamación fue empañado por la polémica quema de los cuadernos de votación que hizo la MUD el mismo martes, pese a un amparo del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) que solicitaba a la alianza de derecha y al Consejo Nacional Electoral (CNE) no incinerarlos.
La decisión del tribunal pedía a la MUD entregar los cuadernos a las direcciones regionales del CNE, en las próximas 24 horas, y ordenaba al Plan República "en la persona del general Henrry Rangel Silva (ministro de la Defensa), girar las instrucciones pertinentes a los fines de garantizar la custodia del material y hacerlo llegar a las sedes del Poder Electoral".
La medida se tomó luego de un recurso interpuesto por el ciudadano Rafael Velásquez Becerra, quien aspiraba ser candidato de la oposición ante el municipio Bruzual del estado Yaracuy y declaró ante el máximo tribunal haber sido testigo de diversas irregularidades en las mesas de votación de su municipio.
"Habían más votos que votantes", acusó Velásquez, candidato independiente que contó con el apoyo del comando Tricolor que dirige Capriles.
La decisión del TSJ era comentada por algunas mujeres que conversaban en el "Snack and Break" del CIEC: "a ese hombre (Velásquez) le tuvieron que haber pagado un montón de dinero".
"Bueno, violamos el acuerdo porque las quemaron a las 36 horas pero eso es mejor que seguirle el juego a esos arrastrados", respondió otra de las damas mientras leía mensajes de texto en su costoso teléfono celular.
Y es que incluso antes del plazo de 48 horas que había acordado la MUD para quemar los cuadernos electorales, la comisión electoral y las juntas regionales de la "mesa" incineraron el material para evitar cualquier auditoría.
La más aplaudida
Pasadas las 8:00 de la noche, una voz en altoparlante anunció que el evento iba a comenzar. Los perdedores de las primarias Pablo Pérez y María Corina Machado interrumpieron sus declaraciones a la prensa y entraron al salón para sentarse en el podio junto a Capriles; la presidenta de la comisión electoral de la MUD, Teresa Albanes; el coordinador de la alianza de derecha, Ramón Aveledo; y los otros vencidos en las internas, Diego Arria y Pablo Medina.
Previamente, los músicos Luis Julio Toro y Alfredo Naranjo interpretaron un repertorio de media hora en el escenario donde reposaba un estrado con un letrero que rezaba: "Capriles Radonski, candidato de la unidad".
El público esperaba la intervención de Albanes, quien recalcó en su disertación que la comisión electoral asumiría "todos los riesgos" que implicaba la destrucción de los cuadernos de votación, contraviniendo la medida del TSJ.
Asimismo, fue enfática en su agradecimiento "a los medios de comunicación" privados "por su enorme apoyo" en la cobertura y promoción de las primarias de la oposición.
Las palabras de Albanes fueron interrumpidas en varias oportunidades por el público que coreó consignas como "Se ve, se siente, Capriles presidente" y ondeó banderines con el logo de campaña del aspirante presidencial, perteneciente a los sectores empresariales y económicos más poderosos del país.
Sin embargo, la euforia de los asistentes con Albanes contrastó con la poca emoción que mostró cuando fue el turno del gobernador mirandino. Luego de recibir su credencial como candidato de la MUD, Capriles subió al presidio y leyó un discurso escrito en varias hojas tipo carta en el que repitió en varias oportunidades las palabras "progreso", "futuro" y "esperanza".
Sin propuestas concretas, planes de gobierno o acciones específicas, el discurso preparado para el candidato se enfocó en destacar lo que ha sido su campaña: "No confrontar".
"No perderé ni un minuto en conflicto, ni un minuto en peleas ni en confrontaciones", prometió Capriles con el tono parsimónico que repitió a lo largo de su alocución, que sólo despertó el aplauso del público tras el punto y final.
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