El satélite Miranda estará en el espacio ultraterrestre desde este
viernes 28 de septiembre de 2012, a las 12 de la noche. Vivirá, al
menos, 5 años en el espacio y nos proveerá imágenes del territorio
venezolano que permitirán predecir y monitorear, eficientemente, eventos
naturales; crear espacios públicos para el buen vivir de los
ciudadanos; planificar y gerenciar la ocupación y crecimiento de las
áreas rurales y urbanas.
La aeroespacial VRSS-1 (sigla del inglés Venezuela Remote Sensing
Satellite ‘Satélite Venezolano de Percepción Remota’) dispone de 28
cámaras que captan la energía visible más la energía infrarroja, y
generan imágenes satelitales de 2.5 metros hasta 10 metros de resolución
espacial.
Miranda suministrará imágenes de zonas urbanas, carreteras, áreas
deforestadas y agrícolas; suelos, vegetación, cursos de agua. Estos
datos servirán para conocer la distribución del territorio y de las
comunidades, las potencialidades de la tierra, zonas de deslave e
inundaciones, y la localización de ambientes en donde se desarrollan
vectores infecciosos.
La trascendencia del satélite Miranda está sustentada, justamente, en
el uso social. Este artefacto podría impulsar una agricultura de
precisión en Venezuela: los datos satelitales, adquiridos con este
aeroespacial de observación terrena, posibilitan el uso efectivo de la
tierra, la estimación de cosechas y el conocimiento de los ciclos de los
cultivos.
Ciencia de punta, con visión social
“¡Es una MARAVILLA poder tener ese aparato! Significa tener una
aproximación amorosa al territorio nacional, en unos términos que no
hemos tenido nunca antes; porque, siempre, teníamos que alquilar horas
de servicio satelital de otros aeroespaciales, que están montados bajo
una visión y un concepto de mercancía. En cambio, Miranda se lanza bajo
un enfoque de desarrollo efectivo del territorio”, expresa Clemente
Scotto, pionero en impulsar en Venezuela el Plan de Desarrollo Urbano
Local.
“Disponer de la información del satélite Miranda permite hacer juegos de planificación y visión estratégica, y evidentemente, transformar, decidida y científicamente, los eventos naturales. Esto se traduce en un proceso de revolución”.
Los catastros, por ejemplo, ahora, van hacer mucho más sencillos.
Para los planes de ordenamiento territorial nacional, regional y local,
los organismos del Estado contarán con el registro permanente de cómo
van creciendo las ciudades, los pueblos: de dónde se están construyendo
casas nuevas, dónde hay ocupación nueva del territorio y desborde de la
densidad planteada.
“¡Oye! Es una diferencia clave entre tener y no tener. Porque, lo
otro es: mirarlo desde lejos y recibir una copia de la información: al
final de cuentas, son otros los que tienen la información; quienes,
incluso, pueden tener lujo de detalles que nosotros no vemos. Ahora no:
teniendo nosotros el satélite Miranda podemos ocuparnos de obtener los
datos que requieren los geógrafos, los planificadores, urbanistas y
todos los que nos apasionamos por el camino de la plena democracia —que
incluye el rescate de la soberanía del espacio donde nos toca vivir; el
tiempo histórico que nos toca vivir como generación, con la
responsabilidad que podemos tener hacia la nuevas generaciones; y que no
sea una forma alocada, como lamentablemente y dolorosamente lo hemos
hecho”.
Para Scotto, la primera aproximación, significa el conocimiento de la
realidad geográfica y la dimensión geohistórica en la ocupación del
territorio. Eso da lugar a dos elementos claves. Uno: el conocimiento y
la compresión, no solamente de la geomorfología; sino, también, de toda
esa dinámica que está envuelta en los eventos naturales —valga decir:
los terremotos, las inundaciones, los huracanes, la sequía y sus
efectos; que son asuntos colados en el cambio climático, de cuyas
consecuencias no estamos exentos.
“Dos: la dimensión humana de la ocupación del territorio, que
envuelve el desarrollo y la existencia viva de los pueblos y de las
ciudades. Más allá del evento del lanzamiento de un satélite de
observación de la tierra, es el hecho transformador con sentido social,
como estrategia para planificar el desarrollo del sistema nacional de
ciudades, incluso, en una conexión suramericana y caribeña”.
Miranda le da una huella distinta a Venezuela
Con Miranda, Venezuela podría colaborar con países que sufren alguna
catástrofe o tener imágenes que sirvan para la agricultura, la
planificación y la defensa de otras naciones.
Jorge Arreaza, ministro del Poder Popular para Ciencia, Tecnología e
Innovación, señala que Venezuela podría ofrecer servicios satelitales a
otros países en “planes de negocios”. “Las imágenes podríamos venderlas o
regalarlas, según sean las capacidades de cada Estado. También,
podríamos establecer acuerdos de intercambio de imágenes con otros
países. Obviamente, los países del Sur serán nuestra prioridad… A los privados, sí les venderíamos las imágenes”.
Una imagen satelital de 2.5 metros de resolución espacial tiene
precios que oscilan entre 5 mil 400 y 7 mil euros. Lo que significa que,
para obtener un mapeo de todo el territorio venezolano, debíamos pagar
más de 1 millón 500 mil euros.
“Sin embargo, más que si antes gastábamos 7 mil euros en una
fotografía satelital, y ahora no, es el impacto social que tendrá el
satélite. Las imágenes de Miranda servirán para decir dónde se van a
hacer los urbanismos, cuántas vidas se pueden salvar… Lo principal es
que Miranda es un satélite que nos garantiza soberanía”.
Como expresa Arreaza, la aeroespacial VRSS-1 nos asegura el acceso inmediato a la información, y eso, no tiene precio.
Antes, podíamos permanecer casi 1 año esperando por una imagen
satelital que íbamos a comprar, y cuando llegaba, ya la imagen no nos
servía para nada: llegaba fuera de tiempo.
“Miranda tiene un valor agregado propio: nos permitirá hacer todos los estudios que queramos, cuando queramos y como queramos”.
El satélite orbitará alrededor de la Tierra 14 veces al día y pasará
entre 2 y 4 veces por Venezuela. Tiene capacidad para tomar 350 imágenes
por día, de 1300 megabytes por segundo. Sólo tendrá las limitaciones
generales que presenta cualquier satélite, en época de fuerte nubosidad.
Las imágenes del satélite son de uso público, a excepción de las
concernientes a la seguridad del país, que el Estado decida reservarse.
Miranda tendrá 3 meses de pruebas de órbita, y será el 15 de enero de
2013 cuando pasará al control venezolano, desde la Estación Terrena,
que está ubicada en la Base Aeroespacial Capitán Manuel Ríos (Bamari),
parroquia El Sombrero, municipio Julián Mellado, estado Guárico.
Bamari fue construida, especialmente, para el proyecto del satélite
Simón Bolívar. Estas instalaciones están siendo actualizadas para,
también, localizar el Segmento Terreno del satélite Miranda.
La Patria primero
José Luis Berroterán, viceministro de Formación para la Ciencia y el Trabajo, explica que, con el modelaje del satélite Miranda, se puede asegurar la detección de actividades ilícitas
(minería ilegal, pistas clandestinas de aterrizaje, cultivos nuevos en
la frontera); y obtener información para la planificación de parques
industriales, el aprovechamiento de los patrones de consumo y el
mejoramiento de las rutas de distribución de alimentos.
De igual forma, la tecnología de Miranda ayudaría a disminuir el
impacto humano en las reservas naturales: con la información satelital,
sabríamos qué áreas debemos tocar o no. Así, el Estado podría tomar
decisiones acertadas para la conservación, defensa, protección y mejora
ambiental.
El satélite Miranda —que contó con una inversión de 140 millones de dólares— le permitirá a Venezuela:
- Avanzar en la nueva geometría del poder y del territorio.
- Realizar mapas cartográficos.
- Evaluar las cosechas y los recursos hídricos.
- Optimizar la planificación urbana, industrial y de infraestructura.
- Demarcar zonas indígenas.
- Establecer áreas de influencia de las distintas comunidades.
- Localizar áreas de potencial marino, agrícola, ganadero, gasífero y petrolero.
- Capacitar personal en materia espacial y astronomía.
- Reforzar la seguridad y defensa de la Nación.
- Obtener información sismológica para prevención de desastres.
- Cooperar en proyectos de desarrollo, bilaterales y multilaterales.
- Evaluar los patrones y cambios en el uso del territorio.
- Consolidar las Grandes Misiones Vivienda Venezuela y AgroVenezuela, así como planificar nuevos desarrollos de centros poblados.
Una mirada soberana y responsable
Hasta donde se ha podido establecer, el satélite Miranda orientará un
sistema de desarrollo mucho más armónico y eficiente para los
venezolanos, por medio de datos precisos y actualizados del territorio
nacional y de las actividades de sus habitantes. Para Chávez, con el
satélite Miranda, Venezuela está entrando en el futuro.
El titular de la cartera de Ciencia, Tecnología e Innovación anunció
que, antes del 7 de octubre de 2012, podrían mostrarle al país las
primeras imágenes del satélite. Por ejemplo, se podrían tener imágenes
del territorio yanomami, de la Faja Petrolífera del Orinoco o de zonas
agrícolas.
En palabras de Scotto: “Después de que estemos montados en esta
carretera, podemos comenzar a aumentar la velocidad. Lo importante es
que cada uno pueda existir en el espacio donde está, haciendo identidad y
responsabilidad por el tiempo y lugar que le toca vivir”.
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