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viernes, 28 de septiembre de 2012

¿Por qué los hombres aman los senos?



En la inmensidad del cuerpo femenino, el hombre siempre ha tenido una devoción inquebrantable por un área específica: los senos. El psiquiatra Larry Young explica, a manera de reflexión, el porqué de tal adoración.
Basándose en los fundamentos de las bases neurológicas de comportamientos sociales complejos, el psiquiatra Larry Young cree que evolutivamente el ser humano ha aprovechado un circuito neuronal que originalmente se desarrolló para fortalecer el vínculo entre madre e hijo durante la lactancia, que ahora se utiliza para fortalecer la cercanía y el vínculo con la pareja.
Cuando los pezones de una mujer se estimulan durante la lactancia, la oxitocina, también conocida como “la droga del amor”, inunda su cerebro, lo que ayuda a enfocar su atención y afecto en el bebé. Sin embargo, varias investigaciones afirman que este circuito no sólo está a disposición de los recién nacidos.
Los investigadores han concluido que la estimulación de los pezones femeninos aumenta la excitación en la gran mayoría de mujeres y activa las mismas áreas del cerebro como si se tratase de una estimulación vaginal o clitoriana.
Cuando una pareja se estimula por medio de caricias, masajes, especialmente la mujer libera importantes cantidades de oxitocina, como cuando alimenta a un recién nacido, sólo que en este escenario la oxitocina se centra en la parte sexual, fortaleciendo sus deseos de vincularse con la pareja en turno. En otras palabras, los hombres pueden volverse más atractivos mediante la estimulación de los senos de la mujer. La evolución, en cierto sentido, hizo que los hombres adultos sientan esta afición por los senos.
“Esta atracción es una organización cerebral que ocurre en la adolescencia de los hombres heterosexuales”, dijo Larry Young. “La evolución ha seleccionado para sus cerebros una organización que les permite sentirse más atractivos en el plano sexual. Es un comportamiento que ha evolucionado en los hombres a fin de estimular los circuitos femeninos relacionados al apego maternal”.
¿Por qué este cambio evolutivo ocurre en los seres humanos y no en otros mamíferos? Young cree que se debe a que las personas forman relaciones monógamas, mientras que el 97% de los otros mamíferos no lo hacen. En segundo lugar, Young sugiere que posiblemente la anatomía tenga que ver, ya que en la mayoría de las posiciones sexuales que el ser humano practica son cara a cara, las cuales ofrecen más oportunidad de estimular los pezones.


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