Con la muerte del sargento ayudante José Gregorio Sequera, ascienden a 84 los funcionarios policiales y militares ultimados este año en la Gran Caracas.
Un sargento ayudante de la Guardia Nacional fue asesinado de 16 impactos de bala cuando iba a misa. El hecho ocurrió en el sector Las Cumbres de Mamera.
José Gregorio Sequera, de 46 años de edad, residía en el sector con su esposa e hijos. El domingo, aproximadamente a las 6 am, salió de su vivienda.
Cuando caminaba hacia una iglesia fue interceptado por tres delincuentes que le dispararon en múltiples ocasiones. Se desconoce si iban a robar al militar que se encontraba franco de servicio y vestía de civil.
La víctima fue trasladada a un centro asistencial, donde falleció en horas de la noche del domingo.
El sargento estaba adscrito al Destacamento 54 de la Guardia Nacional, que funciona en la autopista Caracas - La Guaira. Tenía 26 años en la institución. Era padre de tres hijos.
Allegados comentaron que había tenido un accidente de tránsito. Después de la recuperación, solía asistir a misa en agradecimiento.
Su hermana, Coromoto Camacho, lo recordó como "un buen padre, buen hijo, buen esposo y excelente militar".
Pidió que el crimen no quede impune, a pesar de considerar que en el país "no hay justicia, no hay ley".
Con este caso ascienden a 84 los policías y militares ultimados en la Gran Caracas en lo que va de año.
José Gregorio Sequera, de 46 años de edad, residía en el sector con su esposa e hijos. El domingo, aproximadamente a las 6 am, salió de su vivienda.
Cuando caminaba hacia una iglesia fue interceptado por tres delincuentes que le dispararon en múltiples ocasiones. Se desconoce si iban a robar al militar que se encontraba franco de servicio y vestía de civil.
La víctima fue trasladada a un centro asistencial, donde falleció en horas de la noche del domingo.
El sargento estaba adscrito al Destacamento 54 de la Guardia Nacional, que funciona en la autopista Caracas - La Guaira. Tenía 26 años en la institución. Era padre de tres hijos.
Allegados comentaron que había tenido un accidente de tránsito. Después de la recuperación, solía asistir a misa en agradecimiento.
Su hermana, Coromoto Camacho, lo recordó como "un buen padre, buen hijo, buen esposo y excelente militar".
Pidió que el crimen no quede impune, a pesar de considerar que en el país "no hay justicia, no hay ley".
Con este caso ascienden a 84 los policías y militares ultimados en la Gran Caracas en lo que va de año.
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