Imagina que vas a calentar ese café con leche que tienes en la nevera
desde ayer y al abrir el microondas te consigues con que hay una
cucaracha adentro. Si eres como yo que no le tienes miedo a esas bichas
marrones aladas, se te prende el instinto de la maldad y dices “voy a
freírla”, prender el horno y te das cuenta con un dejo de frustración
que la desgraciada se mueve de un lado a otro y no se muere.
La explicación científica a lo anterior es que en realidad, el horno
no se llena de microondas. Es un fino rayo que rebota por toda la
cavidad y que nunca debería volver a su emisor, porque lo estropearía.
La posición del emisor y los rebotes están perfectamente estudiados
para que ese escenario no se presente nunca… a menos que aparezca algún
elemento que refleje el rayo y empiece a rebotar donde no debiera (por
eso no se pueden meter cosas metálicas).
Dicho esto, es fácil suponer el por qué del plato giratorio: las
microondas solo pasan por determinados puntos del horno, por lo que si
el plato esta parado, solo se calientan algunas partes de la comida,
mientras que otras se quedarían frías.
Ahora vamos a la cucaracha:
La cucaracha se esta moviendo. Mientras no se acerque a los puntos
‘calientes’ esta tan segura como con el horno apagado. Cuando pasa por
un punto caliente, huye de el (no es tonta) por lo que el calentamiento
no llega a ser mortal (piensa como puedes pasar la mano por una llama
rápidamente sin llegar a quemarte).
O sea que cualquier bicho (aunque no tan resistente como la
cucaracha..) que pueda ir lo suficientemente rápido como para esquivar
los rayos del microondas, puede sobrevivir dentro. Cómo puedes ver, es
pura ciencia.
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