La cueva bautizada con el nombre indígena Imawarí Yeutá fue descubierta en las profundidades del cerro Auyantepuy, en la Gran Sabana, en marzo.
El mes de marzo de 2013 quedará sellado en la memoria del equipo
multidisciplinario conformado por venezolanos e italianos que descubrió
la cueva en las profundidades del cerro Auyantepuy, en la Gran Sabana, la cual quedó bautizada con el nombre indígena Imawarí Yeutá, que designa a una especie de duende y protector de la montaña en la mitología de la etnia pemón.
La expedición fue llevada a cabo por el equipo venezolano
Theraphosa -al que pertenece el espeleólogo venezolano Freddy Vergara- y
el italiano La Venta luego de que una abertura fuese divisada por
primera vez en 2011 por el piloto venezolano Raúl Arias, a bordo de un
helicóptero, según reseñó BBC Mundo.
La
profundidad es de unos 180 metros desde el lugar de ingreso hasta el
punto más bajo del descenso. Fue un trayecto complicado: el primer
tramo, unos 60 metros, se hizo por medio de cuerdas -rapel- entre
grietas y precipicios. El resto lo hicieron a pie.
"Fuimos a explorar, con la grata noticia de que era un monstruo lo
que había allá abajo", le dice Vergara a BBC Mundo. "Te quedas sin
palabras de sólo verlo"
Explica que
lograron topografiar un total de 15 kilómetros con 450 metros, aunque
-según sus cálculos- la cueva podría tener unos 25 kilómetros en total.
Hay salas que miden 130 metros de ancho por 200 metros de largo.
La cueva se ubica en la cara este del Auyantepuy, mirando al valle de Kamarata y al valle de Kanavayén.
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