El uso del internet se fue masificando con el paso de los años, logrando
que millones de personas se sumaran a la experiencia con diferentes
fines, luego de muchos años, innovación y aplicaciones como las
populares redes sociales, debes estar consciente que borrar el rastro
que has dejado a tu paso por el ciberespacio es prácticamente imposible.
Los buscadores siguen arrojando contenidos así te comprometan, en esta era tecnológica “googlear” a una persona suele ser la herramienta que mayor información proporciona para quien desea “husmear” o enterarse del perfil de un individuo en particular.
¿Lo sabías? Mientras se inició la redacción de este artículo se produjeron dos millones de búsquedas en todo el mundo, se enviaron más de 200 millones de correos electrónicos, se accedieron a más de 270.000 de perfiles en Facebook y se publicaron 100.000 tuits.
En resumen, estamos rodeados, plagados, prácticamente atiborrados de información, mensajes, datos, localizaciones e identidades.
“Esta es la última frontera de la libertad de la gente, una vez que perdamos la privacidad y los datos estén en manos de los Estados Unidos, de los países, de empresas, vamos a perder nuestra libertad. Todo lo que se pueda hacer, en el intento de que la persona proteja su intimidad, será poco”, resaltó Jorge Badiola, presidente de la fundación Protección de Datos.
Bastará con un sólo nombre para hallar datos personales, direcciones, y hasta documentos judiciales como multas, sanciones y ¡hasta demandas!, quién sabe si un pasado comprometedor.
Un ejemplo desafortunado es el caso de Mario Costeja, quien lleva a cuestas una deuda con la seguridad social desde hace 15 años y, aunque esté resuelta, aún lo persigue.
“En su momento era un problema profesional porque yo me dedicaba a la gestión de empresas y de alguna manera me decían: ‘oye, ¿cómo puedes gestionar mi empresa si tú tienes esto?’. Y yo tenía que dar explicaciones: que esto es una cosa personal, que estaba casado y que la deuda ya está saldada. Tenía que dar siempre una explicación de toda mi vida”, lamenta Costeja.
Los buscadores siguen arrojando contenidos así te comprometan, en esta era tecnológica “googlear” a una persona suele ser la herramienta que mayor información proporciona para quien desea “husmear” o enterarse del perfil de un individuo en particular.
¿Lo sabías? Mientras se inició la redacción de este artículo se produjeron dos millones de búsquedas en todo el mundo, se enviaron más de 200 millones de correos electrónicos, se accedieron a más de 270.000 de perfiles en Facebook y se publicaron 100.000 tuits.
En resumen, estamos rodeados, plagados, prácticamente atiborrados de información, mensajes, datos, localizaciones e identidades.
“Esta es la última frontera de la libertad de la gente, una vez que perdamos la privacidad y los datos estén en manos de los Estados Unidos, de los países, de empresas, vamos a perder nuestra libertad. Todo lo que se pueda hacer, en el intento de que la persona proteja su intimidad, será poco”, resaltó Jorge Badiola, presidente de la fundación Protección de Datos.
Bastará con un sólo nombre para hallar datos personales, direcciones, y hasta documentos judiciales como multas, sanciones y ¡hasta demandas!, quién sabe si un pasado comprometedor.
Un ejemplo desafortunado es el caso de Mario Costeja, quien lleva a cuestas una deuda con la seguridad social desde hace 15 años y, aunque esté resuelta, aún lo persigue.
“En su momento era un problema profesional porque yo me dedicaba a la gestión de empresas y de alguna manera me decían: ‘oye, ¿cómo puedes gestionar mi empresa si tú tienes esto?’. Y yo tenía que dar explicaciones: que esto es una cosa personal, que estaba casado y que la deuda ya está saldada. Tenía que dar siempre una explicación de toda mi vida”, lamenta Costeja.
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