Dicen los expertos que el agua
tiene una connotación erótica que, para algunas personas, es motivo de
inspiración de muchos de sus deseos, sobre todo en el verano.
Dejar volar la imaginación dentro de una
piscina privada o frente al mar es fantástico, siempre y cuando sepamos
algunas peculiaridades de esta práctica sexual.
De la mano de la sexóloga Ana Rosa Jurado,
miembro de la Academia Española de Sexología y Medicina Sexual y
presidenta del Instituto Europeo de Sexología, conozcamos los pormenores
del sexo bajo el agua.
La importancia de la protección
Lo primero que debemos tener en mente,
dice la experta, es que el hecho de tener encuentros sexuales en el agua
no significa que no enfrentemos los mismos riesgos que si los tenemos
fuera de este medio.
Hay gente que piensa erróneamente que en
el agua no se puede producir un embarazo, o que por el hecho de estar
en un medio acuático, el producto del eyaculado dentro de la vagina no
va a ser efectivo, o que el agua puede eliminar el riesgo de infecciones
de transmisión sexual. “Todas estas ideas, unidas al hecho de que es
más difícil utilizar el preservativo en el medio acuático, podrían
relajar a los protagonistas del encuentro y aumentar las posibilidades
de tener una relación de riesgo”, explica la experta.
Esto significa que, dentro o fuera del
agua, siempre debemos usar protección ante la posibilidad de un embarazo
no deseado o alguna enfermedad de transmisión sexual.
Precauciones
Es importante saber que, en efecto, el
agua no favorece la lubricación vaginal, lo que dificulta la
penetración. Sin embargo, esto se puede solucionar con un lubricante de
base acuosa. En cuanto al preservativo, debemos tener en cuenta que éste
podría romperse.
De acuerdo con la Dra. Jurado, “es
conveniente colocarlo con el pene erecto, como en otras circunstancias,
pero mejor fuera del agua, aunque después se pueda tener el encuentro
dentro del medio, vigilando que no se rompa. También el preservativo
puede secarse, lo que se solucionaría con lubricante”.
Asimismo, hay que considerar el estado
del agua: “Si el agua está estancada o sucia, o si tiene gran cantidad
de jabones, se podrían producir irritaciones en cualquier parte de la
piel. O si el encuentro sexual es en la playa, también hay que
considerar los inconvenientes de la arena, así como los de cualquier
otro medio natural”, acota la experta.
La erótica del agua
Conocidos los pormenores de la
protección en las relaciones sexuales bajo el agua, centremos nuestra
atención en esta forma de expresión erótica. Según la psicóloga y
sexóloga María Victoria Ramírez Crespo, esta práctica sexual puede
llegar a ser muy placentera “quizá por las sensaciones del tacto y el
menor peso de los cuerpos”.
El medio acuático puede proporcionar un
espacio discreto para intentar caricias, juegos y experiencias más
atrevidas. “La piel es la gran olvidada de los encuentros sexuales, que
solemos centrar en los genitales, con lo cual las sensaciones eróticas
que se reciben en el agua pueden ser muy novedosas para muchas personas y
muy convenientes”, comenta la especialista.
En el sexo bajo el agua no hay reglas ni
recetas universales, aclaran las sexólogas, por lo que para algunas
personas puede ser placentero, pero para otras no. “Lo importante es
conocerse y saber comunicar y negociar bien los gustos y preferencias
con la pareja, tanto si se trata de una pareja estable, como de una
pareja ocasional (que con estas también se puede negociar)”, concluye
Ramírez Crespo.
Lo mejor que podemos hacer es probar, pero siempre con protección y mente abierta.
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