México, Distrito Federal, 14 de enero – Reuters).- Grupos civiles de autodefensa fuertemente armados que están enfrentados con un violento cártel de narcotráfico
en el occidental estado mexicano de Michoacán rechazaron el martes
desarmarse, tal como está exigiéndoles el Gobierno, hasta que éste
garantice la seguridad en la región.
Tras días de enfrentamientos en los que pobladores que supuestamente
responden al cártel de los Caballeros Templarios quemaron camiones y
hasta parte de una alcaldía en distintos pueblos, el Gobierno federal
intervino el lunes con militares en la región de Tierra Caliente del
estado, productora de marihuana, amapola y donde se fabrican drogas
sintéticas.
Esta región es centro de operaciones de los Caballeros Templarios, un cártel con tintes de secta religiosa acusado de todo tipo de delitos como secuestros, extorsiones y violaciones, además de narcotráfico y contrabando de hierro a China.
“Yo no estoy a favor del desarme ni mucho menos”, dijo el líder de
las autodefensas, José Manuel Mireles, en un video difundido en
internet.
Para el actual presidente de México, Enrique Peña Nieto, controlar el caos en Michoacán será una prueba de fuego.
“Estoy a favor de que, cuando nos entreguen las siete cabezas principales del crimen organizado y se restablezca el estado de derecho en todo Michoacán, entonces vamos a ver dónde poner a la gente que, por necesidad de salvar su vida o de su familia, tuvo que armarse”, señaló.
Otros líderes de las autodefensas, que aseguran son profesionales,
agricultores y comerciantes de la región, dijeron que fueron atacados el
lunes por el Ejército en distintos lugares de Tierra Caliente y que los
enfrentamientos dejaron cuatro muertos, entre ellos una niña de 11
años.
Los Caballeros Templarios, liderados por el maestro de escuela
Servando “La Tuta” Gómez, han dicho que las autodefensas están
vinculadas con su rival, el cártel Jalisco Nueva Generación, que opera en el vecino estado de Jalisco y quiere avanzar sobre Michoacán.
El estado, un fuerte productor agrícola, ha enfrentado picos de
violencia desde hace más de una década. Allí, el ex presidente Felipe
Calderón (2006-2012) lanzó al poco tiempo de asumir su campaña frontal
contra los cárteles del narcotráfico movilizando decenas de miles de
militares, sin lograr frenar la violencia.
Para el actual presidente Enrique Peña Nieto, controlar el caos en
Michoacán es una prueba de fuego después de un año en el poder en el que la guerra contra el narcotráfico bajó de intensidad pero aumentaron delitos como los secuestros y las extorsiones.
Más de 80,000 personas han sido asesinadas desde el inicio del
gobierno de Calderón, unas 27,000 están desaparecidas y cientos de miles
fueron desplazados por la violencia.
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