Declaraciones de Jairo Ramírez, secretario de Seguridad y Orden Público del estado Zulia
“Las
captaba bajo la fachada del modelaje, les realizaba actos lascivos,
relaciones sexuales obligadas, les tomaba fotos, videos, con el apoyo de
la madre y la concubina, con la oferta de vender en dólares para
pagarles a estas niñas. Son dos niñas de 12 años, dos de 10 años, una de
15 y una pequeña de 9 años, a quienes les están realizando exámenes
médico forenses para determinar el grado del daño que pudo haber causado
este ciudadano”, refirió Ramírez.
Indicó
que está en comunicación permanente con el Fiscal del Ministerio
Público para hacer seguimiento al caso, para que estas personas paguen
por este delito que causa conmoción en la colectividad, “hay que
capturarlas y ponerlas a la orden del Ministerio Público”.
Jairo
Ramírez señaló que el director del CICPC ha informado que la
investigación sigue abierta, “se está haciendo un análisis profundo para
establecer responsabilidades, vinculaciones y castigar con todo el peso
de la ley a quienes estén cometiendo este delito. Ya la fiscalía 33 en
materia de niños niñas y adolescentes está llevando el caso”.
El
Secretario de Seguridad hizo un llamado especialmente a los padres y
madres para que estén pendientes hacia dónde van sus hijos, con quien se
están relacionando, y que al acudir a estas ofertas “verifiquen qué
empresa es, si es de una empresa o algo ficticio, algo montado que le
está atrayendo a sus hijos, con un fin distinto, si es académico,
modelaje u otra intención, que estén pendientes de sus muchachos para
evitar de estos hechos, que son catalogados como dantescos, se puedan
repetir”.
En la página de Facebook de Latin Model hay una imagen de su creador
que data de mediados del año pasado. Tiene una camisa fucsia ceñida al
cuerpo y en el lado derecho de su pecho se lee Adolfredo Matos. Utiliza
poses sugerentes, las cejas delineadas, brillo en los labios y los
brazos cruzados. Dice ser el creador de esa academia de modelaje ubicada
en la parroquia Francisco Eugenio Bustamante y usa como sello de
calidad un viejo certamen de belleza que organizó en Ciudad Ojeda. Entre
las fotografías hay al menos 15 imágenes de niñas menores de 14 años
con trajes cortos de brillo y tirantes, medias pantis y miradas
sensuales, minifaldas y besos al aire.
Una de esas niñas era la imagen del último casting que hizo Adolfredo
en un hotel en la Circunvalación 2. Había repartido volantes por el
barrio Las Marías invitando a las jovencitas a participar en la
selección de un nuevo elenco de incipientes modelos que harían carrera a
corta edad. Les ofreció remuneración, fama y reconocimiento en el mundo
de la belleza. Entre las aspirantes estaba una niña de 12 años cuyos
parientes creyeron que su cabello natural, su sonrisa posada y sus aires
inocentes habían cautivado al jurado, presidido por Adolfredo. Por la
tarde, le dijeron que estaba seleccionada.
Desde entonces, lo que para sus familiares era un sano
entretenimiento, para la niña era el inicio de una carrera. Llegó a la
academia y allí confirmó que al menos otras 12 niñas como ella
batallaban entre sí por mostrar todos sus dotes histriónicos. Un día, en
febrero, la niña llegó con mil bolívares que Adolfredo le había pagado
por ser la imagen publicitaria de una marca de poca proyección
comercial. La academia estaba creciendo, al parecer, y la niña estaba
cada vez más comprometida en sus deberes. Practicaba la pasarela y las
habilidades de clase y sociedad en una casa de familia con la pared
verde a medio pintar, poca seguridad en las puertas, casi ningún espejo y
juguetes viejos en las esquinas. Era, a la vista de todos en el barrio,
la vieja casa de una familia que llegó hace más de 15 años a ese
barrio. Era la casa de los abuelos de Adolfredo y allí vivía él con su
pareja adolescente de 16 años, su hijo, su hermano menor y sus padres.
La niña ya estaba haciendo carrera, al parecer, pero el conflictivo
divorcio de sus padres la obligó a abrir la boca. Su padre se quejaba de
las pocas veces que veía a su hija y le recriminaba a su madre por el
tiempo que estaba en la calle. Entonces escuchó de la academia de
modelaje, investigó el nombre del propietario y lo escribió en google.
El buscador electrónico terminó siendo el mejor policía: Adolfredo tiene
antecedentes por abuso sexual a una adolescente, robo a mano armada y
porte ilícito de armas. El grupo familiar pegó el grito al cielo cuando
descubrieron que la niña, junto con sus amigas, estaba en manos de un
abusador de menores.
Astuto
Los representantes hablaron entre sí sobre el caso y uno de ellos,
confiado, fue directamente a preguntarle a Adolfredo. Él lo negó, pero
horas después tomó sus cosas y se fue de la casa con su pareja. La
adolescente, de apenas 16 años, tiene un hijo de él que casi cumplirá
dos. Era una niña cuando lo conoció en una vieja academia que fundó
antes que Latin Model llamada Look Model Fashion. También conoció a la
prima de ella y también la embarazó.
No le dijo nada a nadie. Cuando la Policía científica llegó, halló
solamente a la vieja costurera y la llevó a declarar. Las niñas y
adolescentes la señalaron como partícipe de los ataques y hoy su
hermano, un funcionario de Poliurdaneta, asegura que él no sabe lo que
hacía su hermano, pero está seguro de que su madre no tiene nada que
ver. Ella ya fue imputada por dos delitos.
El escándalo solo removió los nervios de seis representantes, quienes
llevaron a sus hijas a la respectiva revisión forense. Otras ocho aún
no se pronuncian y no han llegado a las oficinas policiales. Las niñas
que ya declararon, después de tanta presión familiar, explicaron que el
único agresor fue Adolfredo y su mujer, quienes la obligaban a ver
películas pornográficas y parodiar las posiciones sexuales durante las
sesiones fotográficas a las que eran sometidas todas juntas durante las
horas del supuesto entrenamiento.
La Policía halló todas esas imágenes y determinó que eran vendidas en
el exterior a cambio de dólares y que, después de pagado el trabajo,
Adolfredo les daba mil bolívares a cada niña para mantenerlas con la
boca cerrada y los bolsillos llenos. Las amenazas aseguraban cualquier
cabo por soltar. Su calculadora planificación no dejaba nada a medias:
los estilistas de la peluquería que estaba en su casa se encargaban del
maquillaje, su madre del atuendo sugerente infantil, y su mujer y su
hijo de darles la apariencia normal al entorno de las adolescentes.
Cuando entregaron los resultados, los forenses pusieron de manifiesto la
morbosa rutina del abusador de niñas: las violó anal y oralmente.
El historial deja una clara sospecha: deben haber más víctimas. La
Policía espera que el resto de las adolescentes denuncien el hecho y se
sometan a los exámenes forenses y que las anteriores participantes
-quienes formaron parte de Look Model Fashion- también hagan la
denuncia. Como hipótesis, la Policía estima que en la Costa Oriental
hayan otras agredidas y aún falta saber con detalles cómo fueron los
momentos de agresión sexual. La probabilidad de un ataque simultáneo con
varias de las víctimas crece en medio de los rumores y la falta de
información.
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