El deseo por disfrutar de practicar el sexo sin ningún tipo de
protección, podría considerarse algo universal. Hombres y mujeres
deseamos cuidarnos de embarazos no deseados o del contagio de
enfermedades venéreas, pero también queremos hacerlo con total libertad y
sin la incómoda interrupción de poner un condón o el recordatorio de
ingerir una pastilla.
Partiendo de esta realidad y no de los argumentos que todos
deberíamos conocer y tener en cuenta, presentamos estas aclaraciones de
los mitos comunes sobre el sexo “rueda libre”:
Mito: la única manera de contraer enfermedades de transmisión sexual es a través del coito sin protección.
Mito: la única manera de contraer enfermedades de transmisión sexual es a través del coito sin protección.
La verdad: Todas las actividades sexuales, incluido el coito,
implican algún riesgo de contraer enfermedades de transmisión sexual
(ETS).
Mito: el sexo oral es el sexo más seguro
La verdad: Aunque el sexo oral es más seguro que la penetración
vaginal o anal, igual tiene sus riesgos. Así, los virus que causan
herpes, verrugas genitales y hepatitis se pueden transmitir a través del
sexo oral.
Lo mismo ocurre con las bacterias de la sífilis, la gonorrea y la
clamidia. Cuando se trata de la transmisión del VIH, la penetración anal
es la de mayor riesgo, seguida de la penetración vaginal. Pero también
se han identificado casos de infección por VIH durante el sexo oral.
Mito: si no usamos condón, siempre tendremos la pastilla ‘del día siguiente’
La verdad: esta pastilla se trata de un anticonceptivo de emergencia.
Por lo tanto, no puede tomarse de forma regular. Se debe consumir en un
lapso no mayor a las 72 horas después de haber mantenido relaciones
sexuales sin protección. 12 horas después de la primera dosis viene una
segunda dosis.
Otro mito que siempre hay que despejar: no se trata de un método
abortivo. Lo que la pastilla hace es alterar el moco cervical para
evitar o enlentecer el transporte del semen donde se encuentran los
espermatozoides, así los mismos morirán antes de que se produzca la
fecundación. En caso de que ya se haya producido una fecundación, lo que
hace este anticonceptivo es evitar la inserción del cigoto. El cigoto
se forma al producirse la unión del espermatozoide con el óvulo. Si ese
cigoto llegara al útero habrá un embarazo. En ese caso el anticonceptivo
no interrumpe el embarazo ni afecta el feto. Tampoco protege de
enfermedades de transmisión sexual (ETS).
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