(Madrid, 2 mayo).- Aunque el deshielo y la disminución de los casquetes polares son la cara más conocida del cambio climático, el calentamiento global tendrá consecuencias muy graves también en otras regiones, especialmente en los trópicos, donde las variaciones de temperatura y humedad darán lugar a climas inéditos hasta ahora.
Predecir o anticipar cómo van a reaccionar las especies a estos cambios del clima es una incógnita para la ciencia
y un reto para la conservación de la biodiversidad pero cuanto mejor
entendamos las implicaciones del cambio climático, mejores serán las
estrategias de conservación.
Esta es la principal conclusión de un estudio liderado por el
investigador del Museo Nacional español de Ciencias Naturales para el
Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y catedrático de
Biogeografía Integrativa del Imperial College de Londres, Miguel Araújo,
y que se publica en el último número de la revista Science.
El estudio, en el que también han colaborado las universidades de
Copenhague, Évora y Helsinki, toma como base quince modelos climáticos
(proyecciones de cómo será el clima en el futuro) elaborados por el
IPCC, el grupo de expertos creado por la ONU para investigar el cambio
climático.
Partiendo de las variables de esos modelos (temperatura, viento,
precipitación media anual, etc), los investigadores han generado unas
métricas o mediciones de cambio climático y las han relacionado con sus
impactos en la biodiversidad, algo que no se había hecho hasta ahora.
“Por ejemplo, si el desierto del Sahara se desplazara 300 kilómetros
al norte, la biodiversidad adaptada al desierto tendría que moverse una
distancia equivalente; si hay un deshielo en el casquete polar
del cincuenta por ciento, eso generaría una reducción del hábitat de
muchas especies del 50%…etc”, explicó Araújo en declaraciones a Efe.
Comparaciones como éstas han permitido poner de manifiesto que en
función de en qué lugar del planeta se encuentren, las especies
experimentarán los cambios de una u otra forma.
En algunas regiones, el cambio climático podrá provocar la aparición de climas distintos y más extremos que los que hay ahora, o incluso podrá hacer que surjan climas inéditos hasta ahora.
“Los trópicos es donde más probabilidad hay de que aparezcan climas que actualmente no tienen ningún análogo, lo que no significa que no hayan existido en un pasado remoto”, asegura el investigador.
Cualquiera de estos cambios generarán una serie de alteraciones para
la biodiversidad que son, hoy por hoy, imposibles de predecir pero que
obligan a tomar medidas y a anticiparse de alguna manera, al menos, para
mitigar estos cambios.
Por eso, aunque seguir con las medidas tradicionales de mitigación del cambio climático basadas en la reducción de la emisión de gases de efecto invernadero a la atmósfera es “algo necesario”, por sí sólo “no van a resolver el problema”, sostiene el investigador.
De hecho, la magnitud del cambio climático es tal que “aunque parásemos las emisiones de CO2 desde hoy mismo, algunas consecuencias ya no se pueden evitar”, reconoce el investigador.
Por eso, concluye el estudio, aunque las medidas globales de
mitigación siguen siendo esenciales, es primordial intentar reducir los
impactos climáticos en la biodiversidad de manera local y “hacer cosas
distintas en cada lugar”.
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