Virgilio Marcano, jefe de Mercal, explicó que la misión no es para hacer
dinero, sino para llevar comida a las comunidades a precios subsidiados
por el Gobierno. Las investigaciones apuntan a las ventas en San
Francisco, Costa Oriental y Machiques.
Las investigaciones y el control
para que los alimentos lleguen a las familias arrojan resultados.
Virgilio Marcano, jefe de Mercal-Zulia, informó que “están dando una
gran lucha ante cualquier posibilidad de desviación” de productos. Las
acciones apuntan a San Francisco, Costa Oriental y Machiques. “Hay
presos varios mercalitos y funcionarios nuestros”.
El coordinador de la red de Mercados Alimentos (Mercal) en Zulia
recordó en entrevista con este rotativo que la misión “no es para ganar
dinero. Para eso no está Mercal. Está es para ganarse el reconocimiento
del pueblo. El que piensa que estar aquí es para un tema comercial se
equivocó”. Insistió en que “los mercalitos deben entender que ellos son
misioneros”.
Según datos del Ministerio de Alimentación, en 2008 la lista de
mercalitos en el Zulia rondaba los dos mil 459. Eran el grueso del
sistema de distribución de alimentos y superaban los puntos de expendio
de la cadena directa de módulos y jornadas de ventas a cielo abierto.
Marcano explicó que en su gestión se verifican los procesos de
distribución. Hay control en los inventarios. “Las fiscalizaciones no
son solo para los mercalitos”, sino que apuntan en diferentes
direcciones. Las escuelas, módulos, CDI y demás centros de recepción de
productos de los programas sociales tienen un proceso de revisión con la
participación de Unidades de Batalla Bolívar Chávez (UBCH), consejos
comunales, representantes, padres y madres procesadoras e intendencias.
Mercal reporta casi mil mercalitos, de los cuales 75 son comunales en
el balance de 2014. Marcano señaló que aunque no se puede acusar de
“corrupción”, lo que más afloraba era “desorden”. Con las
fiscalizaciones frenaron los hechos. La actuación de la semana pasada
fue un “plan integral. Tenemos que cuidar todo”.
“Hemos ido superando problemas. Aquí (acopio de Nasa Sur) teníamos
vulnerabilidad. Con el condominio instalamos cámaras de seguridad que
nos permiten verificar la entrada y salida de alimentos”, precisó el
funcionario. Tras la intensificación de los procesos, “los mercalitos
decidieron renunciar al código, voluntariamente entregaron”, luego las
supervisiones de venta fueron del precio solidario de los rubros. Tiene
“la obligación de vender al precio que es, no más”.
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