Que se duerman las extremidades no se trata de nada riesgoso para la
salud, sino de una alerta que el cuerpo te envía para que cambies de
posición porque, de continuar así, sí podría representar un problema.
Definitivamente, se trata de una sensación extraña: te levantas de tu
asiento y sientes un incómodo hormigueo en el pie. O te despiertas en
medio de la noche y no puedes mover el brazo. Y entonces, cuando esa
parte de tu cuerpo “se despierta”, la extraña sensación de hormigueo se
intensifica.
Por lo general, esta sensación se siente
después de haber puesto presión en esa extremidad de tu cuerpo, como un
pie, un brazo, etc. Cuando se aplica presión durante un período
prolongado de tiempo, en realidad lo que haces es cortar la comunicación
de tu cerebro con esa parte de tu cuerpo: por eso se nos “duermen” las
extremidades.
Una cuestión de presión
La presión comprime las vías nerviosas,
de modo que los nervios no pueden transmitir adecuadamente los impulsos
electroquímicos. Los impulsos nerviosos llevan información sensorial de
las terminaciones nerviosas del cuerpo hacia el cerebro, así como
instrucciones desde el cerebro hacia dichas partes del cuerpo.
Cuando se interfiere esta transferencia
apretando las vías nerviosas, no tienes plena sensibilidad en esa parte
del cuerpo, y tu cerebro tiene problemas para distinguir qué debe hacer
esa parte del cuerpo.
Esta presión también puede comprimir
arterias, impidiendo el transporte de nutrientes a las células del
cuerpo. Sin estos nutrientes, las células nerviosas pueden comportarse
de forma anormal, lo que también puede interferir la comunicación de más
sensaciones corporales.
Debido a estos dos factores, la
información transmitida desde la parte del cuerpo se convierte en un
poco confusa, y el cerebro recibe mensajes extraños. Algunas células
nerviosas no transmiten ninguna información, mientras otras empiezan a
enviar impulsos de forma errática.
Señal de alerta
Esto hace que se sienta una sensación de
hormigueo extraño, que en realidad cumple una importante función. Que
se te duerma una extremidad durante 10 minutos no plantea ninguna
amenaza para la salud, pero si cortas la circulación durante un período
prolongado de tiempo –varias horas– podrías sufrir un daño nervioso
grave. La sensación inicial de hormigueo te avisa que es posible que
desees volver a ajustar tu posición.
Una vez que mueves el pie, estiras las
piernas, o mueves el brazo, los impulsos nerviosos empiezan a fluir
correctamente de nuevo. Sin embargo, no recuperas la sensación de
inmediato.
Se necesita una cierta cantidad de
tiempo de reajuste antes para que los nervios comiencen a transmitir
impulsos correctamente de nuevo. Esto aumenta la intensidad de la
sensación de hormigueo, haciendo que sientas esa sensación como si te
estuvieran clavando alfileres y agujas. Con el tiempo, todas las fibras
nerviosas vuelven a la normalidad y recuperas el uso completo de esa
parte del cuerpo que se había “dormido”.
Como puedes ver, que se duerman las
extremidades no se trata de nada riesgoso para la salud, sino de una
alerta que el cuerpo te envía para que cambies de posición porque, de
continuar así, sí podría representar un problema.
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