Tras recibir el tiro, embistió un kiosco y mató a la infortunada.
El conductor de una unidad de transporte rústico que cubre la ruta del barrio 5 de Julio, de Petare, fue asesinado de dos disparos en la cabeza
por parte de unos atracadores la mañana de ayer. Tras recibir los
balazos, el infortunado trabajador perdió el control del auto y arrolló a una señora, dueña de un kiosco, quien murió por politraumatismos.
Juan Ramón Ojeda conducía el transporte a las 4:30 am y fue interceptado por unos sujetos en la avenida principal de La Urbina. Antes de llegar al barrio, le dispararon en la cabeza, el vehículo arrasó con el kiosco, donde murió Ana María Rengifo, de 56 años de edad, y más adelante le ocasionó fracturas en las piernas a otro transeúnte hasta chocar contra una carnicería.
La mujer solía levantarse temprano para abrir su local y vender periódicos, chucherías y café. Tenía un mes con el kiosco, el cual le fue donado tras laborar por varios años de comerciante informal. Era madre de cuatro hijos, relató Richard Rengifo, sobrino de la mujer.
El transeúnte arrollado herido fue identificado como Orangel Sulbarán.
Protesta. Los choferes de las líneas que cubren las rutas Petare, Boleíta Norte y Carmelitas cerraron el paso por la entrada principal del sector 5 de Julio, en protesta contra la muerte de su compañero.
Denunciaron que se cometen hasta cinco asaltos diarios, con robos que se inician desde la mañana y se prolongan hasta la noche.
Los choferes estuvieron en el sitio por varios minutos hasta que llegaron comisiones policiales, quienes dialogaron con ellos y los convencieron para que permitieran la reapertura de la vía.
La policía estudiará la posibilidad de instalar nuevos puntos de control en la zona.
Juan Ramón Ojeda conducía el transporte a las 4:30 am y fue interceptado por unos sujetos en la avenida principal de La Urbina. Antes de llegar al barrio, le dispararon en la cabeza, el vehículo arrasó con el kiosco, donde murió Ana María Rengifo, de 56 años de edad, y más adelante le ocasionó fracturas en las piernas a otro transeúnte hasta chocar contra una carnicería.
La mujer solía levantarse temprano para abrir su local y vender periódicos, chucherías y café. Tenía un mes con el kiosco, el cual le fue donado tras laborar por varios años de comerciante informal. Era madre de cuatro hijos, relató Richard Rengifo, sobrino de la mujer.
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Si deseas comunicarte con nosotros ya sea para denunciar, aportar o publicitar con nosotros, escribenos aca: eparroquiano5@gmail.com
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