El miércoles de la semana pasada funcionarios de la policía municipal de
El Hatillo realizaron un operativo en el sector La Toma, pero fueron
repelidos por la organización de alias "el Mellado" cuyos miembros
portando armas largas, automáticas y granadas hicieron retroceder a los
funcionarios policiales; en otro caso el domingo 26 de abril un comando
armado asesinó a 10 personas en la urbanización Lomas de Guadalupe en
Ocumare del Tuy, ejemplos de la nueva dinámica delictiva, en la que los
organismos de seguridad evidencian estar en desventaja táctica ante los
criminales.
Para el comisionado Rafael Graterol jefe de la Policía de Miranda en el Distrito Capital, los cuerpos policiales perdieron la ventaja táctica que tenían ante las organizaciones delictivas "hoy en día cualquiera tiene armas largas automáticas y granadas, mientras nosotros apenas tenemos pistolas y escopetas". Agrega que un tema particularmente delicado es el hecho que "los policías se convirtieron la presa ideal de delincuentes en ascenso, quienes a veces no buscan el arma, sino matar al policía, con lo que han asesinado a más de 50 funcionarios".
Decisiones equivocadas
Javier Gorriño, criminólogo, asegura que la situación de desequilibrio entre las fuerzas del orden y los grupos criminales "es consecuencia de decisiones equivocadas sobre tipo de armas que debe tener la policía, lo que terminó dándole la ventaja a las bandas".
Francisco Coello, profesor de sociología política en la Ucab, señala como causa de la actual crisis a la desinstitucionalización del Estado, "al encargar de áreas prioritarias a personas no preparadas para asumir esas funciones, que terminaron generando un caos mayor al que tenían que resolver; en segundo lugar se encuentra la falta de sanciones a delincuentes lo que terminó dando un mensaje equivocado a la sociedad".
El tercer lugar apunta hacia la desaparición del estado como ente encargado del orden y la justicia, en amplios sectores del país, esto lo vemos con la aparición de agrupaciones parapoliciales, o grupos armados que terminan sustituyendo a los cuerpos de seguridad y justicia, para convertirse en el poder en lugares donde se amparan ciertos hechos delictivos.
Más allá de la política
Coinciden Coello y Gorriño en señalar que la solución a esta situación va más allá de la política, "es necesario escuchar a los expertos, copiar los ejemplos de casos que han sido exitosos, no es un problema de izquierda o de derecha, es un tema que no tiene color político y que debe ser corregido".
Por su parte, Rafael Graterol pide mejor dotación de armas, "es triste ver salir a la calle a un funcionario asustado a proteger gente asustada, sólo pedimos que estemos seguros".
Para el comisionado Rafael Graterol jefe de la Policía de Miranda en el Distrito Capital, los cuerpos policiales perdieron la ventaja táctica que tenían ante las organizaciones delictivas "hoy en día cualquiera tiene armas largas automáticas y granadas, mientras nosotros apenas tenemos pistolas y escopetas". Agrega que un tema particularmente delicado es el hecho que "los policías se convirtieron la presa ideal de delincuentes en ascenso, quienes a veces no buscan el arma, sino matar al policía, con lo que han asesinado a más de 50 funcionarios".
Decisiones equivocadas
Javier Gorriño, criminólogo, asegura que la situación de desequilibrio entre las fuerzas del orden y los grupos criminales "es consecuencia de decisiones equivocadas sobre tipo de armas que debe tener la policía, lo que terminó dándole la ventaja a las bandas".
Francisco Coello, profesor de sociología política en la Ucab, señala como causa de la actual crisis a la desinstitucionalización del Estado, "al encargar de áreas prioritarias a personas no preparadas para asumir esas funciones, que terminaron generando un caos mayor al que tenían que resolver; en segundo lugar se encuentra la falta de sanciones a delincuentes lo que terminó dando un mensaje equivocado a la sociedad".
El tercer lugar apunta hacia la desaparición del estado como ente encargado del orden y la justicia, en amplios sectores del país, esto lo vemos con la aparición de agrupaciones parapoliciales, o grupos armados que terminan sustituyendo a los cuerpos de seguridad y justicia, para convertirse en el poder en lugares donde se amparan ciertos hechos delictivos.
Más allá de la política
Coinciden Coello y Gorriño en señalar que la solución a esta situación va más allá de la política, "es necesario escuchar a los expertos, copiar los ejemplos de casos que han sido exitosos, no es un problema de izquierda o de derecha, es un tema que no tiene color político y que debe ser corregido".
Por su parte, Rafael Graterol pide mejor dotación de armas, "es triste ver salir a la calle a un funcionario asustado a proteger gente asustada, sólo pedimos que estemos seguros".
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