El Partido Socialista Unido de Venezuela
(PSUV) debe convertirse en un instrumento de respaldo al proceso
revolucionario, que se diferencie del gobierno, para robustecer su
contacto con el pueblo y reagrupar la fuerza chavista, consideró este
lunes el profesor Vladimir Acosta.
Entrevistado en Venezolana de
Televisión, Acosta expresó que el partido de la Revolución Bolivariana
ha sido hasta ahora sólo un instrumento electoral, por lo cual alertó
que el principal obstáculo es que “no puede ser una mezcla de gobierno y
partido”.
A su juicio, los integrantes del buró
político del PSUV no deben ser figuras del gabinete de gobierno porque
el partido “sirve mucho más si está en la calle, fijando posición frente
a las cosas y en contacto directo con el pueblo”.
El PSUV “debe ser un instrumento que,
siendo el respaldo fundamental del proceso, tenga una distinción incluso
para hacer una crítica al gobierno. Le serviría mucho más”, dijo
Acosta, quien aplaudió la iniciativa del presidente de la República
Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro, de abrir una consulta nacional
de revisión crítica aunque consideró que debería ser permanente para la
recuperación del liderazgo político.
“Los liderazgos se prueban en la
derrota”, añadió, tras calificar de forma positiva el debate económico
que se ha hecho dentro de las filas del PSUV para diagnosticar la
crisis, planificar acciones y ofrecer aportes al gobierno para afrontar
un 2016 que se augura complicado ante la caída de los precios del
petróleo, principal fuente de ingresos para Venezuela.
Acosta lamentó que antes del revés
electoral del pasado 6 de diciembre, cuando la oposición obtuvo 112
escaños de la Asamblea Nacional, dentro de la dirigencia chavista “hubo
mucha televisión, mucho discurso y mucha ceguera frente a lo que estaba
pasando”, lo que motivó, en su criterio, a que “las acciones que se
tomaron fueran medidas reactivas sobre las consecuencias y no sobre las
causas” de la guerra económica.
“Eso le dio al cuadro una situación
mucho más grave”, acotó el analista político, tras señalar que la
urgencia de las fuerzas revolucionarias para enfrentar el panorama
adverso implica levantar la moral del chavismo, tomar acciones
correctivas en el gobierno y tener un partido que sea vanguardia
política. “Seguimos siendo una fuerza enorme, tenemos suficiente pueblo
y, si queremos rescatar el proceso, debemos hacerlo con humildad, sin
ceguera ni prepotencia”, expresó.
De igual forma, instó al Ejecutivo a
hablar sin tapujos sobre las dificultades económicas con una política
definida, “que recupere el vínculo activo y dinámico con la población”,
en un proceso que debe incluir a los medios de comunicación.
“Tenemos que empezar a prepararnos para
una nueva etapa de la revolución, pero para eso se requiere hacer
política”, sostuvo Acosta, quien advirtió que en los últimos años las
fuerzas del chavismo se acoplaron a una situación cómoda porque tenían
una hegemonía conquistada con votos, que ahora se ha revertido en el
Parlamento, y plantea retos que debe asumirse con altura.
En ese sentido, destacó la necesidad de
profundizar un debate político que apele a la conciencia del pueblo y
reconecte a la revolución con sus conquistas porque “no puede ser que el
debate en la Asamblea sea de insultos, de descalificaciones”.
“No podemos volvernos locos. Tenemos que
reagrupar fuerzas y ver cómo ganarnos lo que perdimos. Esos votos
prestados que tiene la oposición podemos recuperarlos”, sostuvo.
Para Acosta, la urgencia de hacer
política es aún mayor cuando la derecha tiene mayoría en el Parlamento y
ya ha asomado su voluntad de dar macha atrás a la legislación impulsada
por la revolución: “Les faltó decir que iban a privatizar Pdvsa
(Petróleos de Venezuela)”.
No obstante, el principal peligro, en su
criterio, es que se tranque el juego político entre el gobierno y la
oposición: “Y terminemos paralizando el país (…) Eso puede conducir a
algo peor, como una intervención militar. Hay que entenderlo”.
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