El desacierto en la conducción del proceso, la ausencia de humildad para
entender la derrota y lo reaccionaria que ha sido la respuesta de la
cúpula gubernamental, no puede detener la reflexión de la base popular y
de izquierda que está consiente a diferencia de la falsa dirigencia, de
que es necesaria una verdadera rectificación que parte del
reconocimiento de los errores propios primero que los ataques externos.
Es en este sentido, que es imprescindible pensar qué se debe hacer desde
la izquierda para recuperar el espacio y tiempo perdido. Sin embargo el
primer escollo irónicamente es nuestro propio gobierno, al que se le
debe forzar a una verdadera voluntad de renovación y transformación
política.
Lo que hasta hoy ha hecho el gobierno es alejarse del legado de Chávez,
entendiendo éste como aquel que tiene como sujeto político de su acción
al que vive de su trabajo y el que ha sido históricamente excluido, y a
esto debe sumarse el hecho de que toda acción socialista en este sentido
no es para generar más dependencia sino para hacer que éste inmenso
sector social logre su independencia de criterio y su independencia
económica, gracias a un sistema que brinde igualdad de condiciones para
desarrollar sus potencialidades y que valore de manera justa su trabajo,
con el cual podrá vivir dignamente sin depender de aquel que de dádivas
o juegue con sus necesidades.
Comprender esto último es fundamental, ya que sobre ese piso es que
podemos hablar de un cambio en la relación social de producción y no al
contrario, de esto se deriva el hecho de que al seguir profundizando el
modelo rentístico petrolero, y generar acciones demagógicas y populistas
sobre una riqueza que ya no existe como consecuencia de la caída del
precio del barril de petróleo, sin perspectiva de recuperación
inmediata, el madurismo podría conducir a la implosión del capital
político de Chávez que hoy aún está intacto a pesar de los garrafales
errores.
La reunificación de las fuerzas de izquierda y chavistas, y una política
de crecimiento y expansión en lugar del sectarismo y la exclusión es la
primera acción que debe desarrollarse, y esto a su vez implica la
expresión clara de voluntad de cambio que pasa por la remoción y
sustitución de todo el tren ministerial y directivo del PSUV y el GPP,
para dar paso a expertos e intelectuales orgánicos en las carteras
ministeriales y a electos por la base ampliada revolucionaria en la
directiva del PSUV y el GPP: Más y mejor democracia.
En cuanto a lo económico, transparencia y "cero impunidad". Que paguen
los responsables de la crisis, y si son familia del presidente, amigos o
compadres, que paguen el doble por deslealtad a la patria.
Imprescindible que el ejemplo empiece por casa, basta de funcionarios
públicos mostrando sus excesos y opulencia en las calles con escoltas y
grandes autos, y basta de aquellos que por las redes ofenden al pueblo
con su riqueza mal habida.
Sólo desde ahí podríamos tener un piso ético que permita pedir al pueblo
el sacrificio que sabemos debemos pasar para superar los ajustes, que
con voluntad anticapitalista, podremos aplicar para solventar parte de
la crisis económica que hoy vivimos. Recortar gastos públicos sin
afectar las políticas sociales, cobrar impuestos a los que realmente
ganan más, incautar y vender bienes de aquellos que los han adquirido
producto de la corrupción tanto en el país como fuera, reajustar el pago
de la deuda externa, recortar los recursos que producto de convenios
internacionales hoy lamentablemente nos hacen falta en la patria, son
sólo algunas de las acciones pendientes que permitirían paliar lo que es
un problema estructural, el rentismo económico y cultural que aún nos
domina más que cualquier imperio.
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