La lectura correcta es que se conformó una mayoría, que incluye
tradicionales votantes nuestros, a partir de una crisis que se metió en
nuestras casas, en nuestras familias estos dos últimos años”, esa es la
interpretación política que hace el economista Rodrigo Cabezas sobre los
resultados del domingo.
En lo económico, su área de mayor experticia, plantea la “urgencia” de “ir a una simplificación cambiaria”. “El control cambiario debe continuar pero el actual con tres precios es una temeridad, tiene que ponérsele punto final si pensamos en contener la inflación”.
—¿Cómo asumir el resultado del 6-D? ¿Una derrota, traición, voto castigo?
—La mayoría ejerció un voto protesta por la situación económica agobiante. No voto contra la inclusión social, las misiones, la independencia, la soberanía o porque venga el FMI o los marines americanos a gobernarnos.
Es un disparate concluir que es un pueblo “desagradecido” o “traidor”. La lectura correcta es que se conformó una mayoría, que incluye tradicionales votantes nuestros, a partir de una crisis que se metió en nuestras casas, en nuestras familias estos dos últimos años, en el desayuno, almuerzo y cena, por la escasez de bienes y la galopante inflación. Fue la economía lo determinante del hecho electoral.
—¿Entonces podrá la oposición desde la AN cambiar el rumbo económico del país?
—No. Ellos levantaron una falsa y demagógica expectativa con relación con la crisis, tuvieron el tupé de ofrecer una “ley anticolas”. La responsabilidad de la política fiscal, monetaria, cambiaria, de comercio y producción le corresponde al Ejecutivo de forma determinante. La AN podrá boicotear o ayudar a construir consensos. Espero que sea lo último.
—¿Qué debe hacer el gobierno en lo económico que no haya hecho? ¿Qué correcciones o ajustes debe hacer en la política económica?
—Hay dos miradas que creo nos deben guiar. Una de mediano y largo plazo, lo estructural y, la otra, de corto plazo, los desequilibrios macros.
—¿La oportuna toma de decisiones importa en este momento cuando hay amenaza de estanflación?
—Si importa, es vital. La revolución debe resolver varios nudos gordianos que la frenan. Permíteme señalar varios ejemplos estratégicos. Rompemos la ya asfixiante dependencia petrolera o nos condenamos a un crecimiento cíclico empobrecedor. Si alguien tiene otra salida dígalo pero la ciencia económica y la experiencia universal indican que solo se hace asumiendo el desafío de la industrialización para las exportaciones, en tal sentido, hemos desaprovechado hasta ahora nuestro ingreso al Mercosur.
Otro, decidir a todo riesgo una acelerada inversión en la industria petrolera para llevar nuestra producción a 6 millones de barriles diarios. Igualmente decidir el papel del Estado y cuanto mercado, nadie lo sabe; hemos intervenido o expropiado en diversas áreas. Me interrogo ¿Porque no concentrarnos en los sectores estratégicos para la gobernabilidad y la igualdad social? Es decir las industrias básicas: petróleo, hierro, aluminio, electricidad, y, la salud, educación y vivienda. Controlarlo o concentrarlo todo es inviable.
—¿Y quién financia el mediano y largo plazo si los precios del petróleo caen o se mantienen por debajo de los 100 dólares?
—(...) Un nudo gordiano a romper es respondernos si con los recursos propios podemos ir al desarrollo y la modernidad. Hay un no rotundo como respuesta. Entonces, nos corresponde iniciar un proceso de incorporación regulada por el Estado de un flujo de inversión privada nacional y principalmente inversión extranjera directa en los proyectos industrializadores y de expansión de nuestra capacidad de producción petrolera.
—¿Volviendo a la coyuntura, qué hacer con dos años de recesión y la inflación más alta del continente? ¿En 2016 es posible que crezca el PIB?
—Por respeto a mis alumnos y a mi profesión de economista es imposible negar que tenemos un cuadro de desequilibrios macroeconómicos muy delicados, agravados por una onda especulativa como pocas veces hemos visto en nuestra economía y que no debe confundirse con la estructural alta tasa de ganancia del capitalismo rentístico por razones de la sobrevaluación histórica. Me preocupa el tema fiscal y cambiario. Hay que atender el déficit fiscal que puede volver a estar por encima de 13 puntos del PIB en 2016. Es una alarma inflacionaria que debe corregirse.
Las opciones de política económica se estrechan ya que la caída del ingreso petrolero nos desborda. Es por ello que creo firmemente que debe abrirse un dialogo nacional para intentar consensuar el tratamiento de lo económico entre los actores políticos, sociales y particularmente el sector privado agroindustrial, industrial y de servicio.
Clamo porque se suspenda el financiamiento del déficit con emisión de dinero en el BCV, es un bumerang que se nos devolvió con galopante inflación. El directorio del BCV ha debido advertírselo al Ejecutivo.
—¿Qué le modificaría a la política cambiaria?
—El funcionamiento de la economía hay que verle sistémicamente, todo está interconectado, lo fiscal con lo monetario, esto con lo cambiario y los tres con el comercio exterior y la fijación de precios. No obstante diría lo que sugerí en un programa con José Vicente Rangel en julio pasado, es extremadamente urgente ir a la simplificación cambiaria, mucho más si el actual esquema destroza la formación de costos y alimenta un desborde especulativo e inflacionario galopante. El control cambiario debe continuar pero el actual con tres precios es una temeridad, tiene que ponérsele punto final si pensamos en contener la inflación.
—¿Y todo eso lo puede hacer el gobierno sólo o requiere de la AN?
—La política económica es competencia del Ejecutivo no de la AN. Ahora la magnitud de los desequilibrios hace obligante consensualizar salidas. Lo que está pasando en el mercado mundial petrolero es muy, pero muy grave para Venezuela, y eso no es culpa del Presidente Maduro. Arabia Saudita, Kuwait, Qatar, Rusia e Iraq se niegan a perder mercados y, este mismo año en conjunto le agregaron al mercado mundial de crudos más de 700 mil b/d, y la estrategia Norteamericana de seguridad energética ha tenido éxito, en los últimos cinco años han dejado de importar cuatro millones de b/d. El desplome de precios para el primer trimestre 2016 puede continuar.
Es por ello que las medidas a tomar para restablecer la senda del crecimiento y comenzar a bajar inflación suponen acordarnos en temas claves como lo fiscal, el monto y destino de la inversión, el sistema cambiario, el papel del Estado, trabajadores y privados.
—¿Un gobierno de unidad nacional?
—No, en absoluto. El Gobierno tiene un mandato legal y legítimo. Creo que puede y debe liderar un debate sobre la emergencia económica y con dialogo sincero convocar a los consensos posible. Nadie se puede negar. Si la MUD cree que puede algún día gobernar agudizando los problemas presentes o negándose al diálogo, no entenderían que su mayoría en la AN tiene un componente emotivo de un voto protesta para mejorar la economía.
—¿El debate nacional para el consenso de lo económico lo aceptan los sectores radicales del Psuv?
—El partido tiene que debatir, tiene que repensarlo todo y reafirmarse sobre el ideal de la igualdad sustantiva que postula el socialismo y que trajo a nuestra realidad como sociedad el Presidente Hugo Chávez. Un debate riguroso, científico, no buscando culpables, buscando causas, no descalificando a personas sino dando argumentos distintos o sumarse a los de otros.
—¿Con el Presidente Maduro al frente?
—Claro que sí. Al frente de todo el debate y la rectificación debe estar el líder principal que tenemos, es el compañero Nicolás Maduro, no vamos a inventar. (...) Los dogmatismos y aduladores naturales son malos acompañantes, el Presidente debe ponerlos de lado con toda su fuerza.
En lo económico, su área de mayor experticia, plantea la “urgencia” de “ir a una simplificación cambiaria”. “El control cambiario debe continuar pero el actual con tres precios es una temeridad, tiene que ponérsele punto final si pensamos en contener la inflación”.
—¿Cómo asumir el resultado del 6-D? ¿Una derrota, traición, voto castigo?
—La mayoría ejerció un voto protesta por la situación económica agobiante. No voto contra la inclusión social, las misiones, la independencia, la soberanía o porque venga el FMI o los marines americanos a gobernarnos.
Es un disparate concluir que es un pueblo “desagradecido” o “traidor”. La lectura correcta es que se conformó una mayoría, que incluye tradicionales votantes nuestros, a partir de una crisis que se metió en nuestras casas, en nuestras familias estos dos últimos años, en el desayuno, almuerzo y cena, por la escasez de bienes y la galopante inflación. Fue la economía lo determinante del hecho electoral.
—¿Entonces podrá la oposición desde la AN cambiar el rumbo económico del país?
—No. Ellos levantaron una falsa y demagógica expectativa con relación con la crisis, tuvieron el tupé de ofrecer una “ley anticolas”. La responsabilidad de la política fiscal, monetaria, cambiaria, de comercio y producción le corresponde al Ejecutivo de forma determinante. La AN podrá boicotear o ayudar a construir consensos. Espero que sea lo último.
—¿Qué debe hacer el gobierno en lo económico que no haya hecho? ¿Qué correcciones o ajustes debe hacer en la política económica?
—Hay dos miradas que creo nos deben guiar. Una de mediano y largo plazo, lo estructural y, la otra, de corto plazo, los desequilibrios macros.
—¿La oportuna toma de decisiones importa en este momento cuando hay amenaza de estanflación?
—Si importa, es vital. La revolución debe resolver varios nudos gordianos que la frenan. Permíteme señalar varios ejemplos estratégicos. Rompemos la ya asfixiante dependencia petrolera o nos condenamos a un crecimiento cíclico empobrecedor. Si alguien tiene otra salida dígalo pero la ciencia económica y la experiencia universal indican que solo se hace asumiendo el desafío de la industrialización para las exportaciones, en tal sentido, hemos desaprovechado hasta ahora nuestro ingreso al Mercosur.
Otro, decidir a todo riesgo una acelerada inversión en la industria petrolera para llevar nuestra producción a 6 millones de barriles diarios. Igualmente decidir el papel del Estado y cuanto mercado, nadie lo sabe; hemos intervenido o expropiado en diversas áreas. Me interrogo ¿Porque no concentrarnos en los sectores estratégicos para la gobernabilidad y la igualdad social? Es decir las industrias básicas: petróleo, hierro, aluminio, electricidad, y, la salud, educación y vivienda. Controlarlo o concentrarlo todo es inviable.
—¿Y quién financia el mediano y largo plazo si los precios del petróleo caen o se mantienen por debajo de los 100 dólares?
—(...) Un nudo gordiano a romper es respondernos si con los recursos propios podemos ir al desarrollo y la modernidad. Hay un no rotundo como respuesta. Entonces, nos corresponde iniciar un proceso de incorporación regulada por el Estado de un flujo de inversión privada nacional y principalmente inversión extranjera directa en los proyectos industrializadores y de expansión de nuestra capacidad de producción petrolera.
—¿Volviendo a la coyuntura, qué hacer con dos años de recesión y la inflación más alta del continente? ¿En 2016 es posible que crezca el PIB?
—Por respeto a mis alumnos y a mi profesión de economista es imposible negar que tenemos un cuadro de desequilibrios macroeconómicos muy delicados, agravados por una onda especulativa como pocas veces hemos visto en nuestra economía y que no debe confundirse con la estructural alta tasa de ganancia del capitalismo rentístico por razones de la sobrevaluación histórica. Me preocupa el tema fiscal y cambiario. Hay que atender el déficit fiscal que puede volver a estar por encima de 13 puntos del PIB en 2016. Es una alarma inflacionaria que debe corregirse.
Las opciones de política económica se estrechan ya que la caída del ingreso petrolero nos desborda. Es por ello que creo firmemente que debe abrirse un dialogo nacional para intentar consensuar el tratamiento de lo económico entre los actores políticos, sociales y particularmente el sector privado agroindustrial, industrial y de servicio.
Clamo porque se suspenda el financiamiento del déficit con emisión de dinero en el BCV, es un bumerang que se nos devolvió con galopante inflación. El directorio del BCV ha debido advertírselo al Ejecutivo.
—¿Qué le modificaría a la política cambiaria?
—El funcionamiento de la economía hay que verle sistémicamente, todo está interconectado, lo fiscal con lo monetario, esto con lo cambiario y los tres con el comercio exterior y la fijación de precios. No obstante diría lo que sugerí en un programa con José Vicente Rangel en julio pasado, es extremadamente urgente ir a la simplificación cambiaria, mucho más si el actual esquema destroza la formación de costos y alimenta un desborde especulativo e inflacionario galopante. El control cambiario debe continuar pero el actual con tres precios es una temeridad, tiene que ponérsele punto final si pensamos en contener la inflación.
—¿Y todo eso lo puede hacer el gobierno sólo o requiere de la AN?
—La política económica es competencia del Ejecutivo no de la AN. Ahora la magnitud de los desequilibrios hace obligante consensualizar salidas. Lo que está pasando en el mercado mundial petrolero es muy, pero muy grave para Venezuela, y eso no es culpa del Presidente Maduro. Arabia Saudita, Kuwait, Qatar, Rusia e Iraq se niegan a perder mercados y, este mismo año en conjunto le agregaron al mercado mundial de crudos más de 700 mil b/d, y la estrategia Norteamericana de seguridad energética ha tenido éxito, en los últimos cinco años han dejado de importar cuatro millones de b/d. El desplome de precios para el primer trimestre 2016 puede continuar.
Es por ello que las medidas a tomar para restablecer la senda del crecimiento y comenzar a bajar inflación suponen acordarnos en temas claves como lo fiscal, el monto y destino de la inversión, el sistema cambiario, el papel del Estado, trabajadores y privados.
—¿Un gobierno de unidad nacional?
—No, en absoluto. El Gobierno tiene un mandato legal y legítimo. Creo que puede y debe liderar un debate sobre la emergencia económica y con dialogo sincero convocar a los consensos posible. Nadie se puede negar. Si la MUD cree que puede algún día gobernar agudizando los problemas presentes o negándose al diálogo, no entenderían que su mayoría en la AN tiene un componente emotivo de un voto protesta para mejorar la economía.
—¿El debate nacional para el consenso de lo económico lo aceptan los sectores radicales del Psuv?
—El partido tiene que debatir, tiene que repensarlo todo y reafirmarse sobre el ideal de la igualdad sustantiva que postula el socialismo y que trajo a nuestra realidad como sociedad el Presidente Hugo Chávez. Un debate riguroso, científico, no buscando culpables, buscando causas, no descalificando a personas sino dando argumentos distintos o sumarse a los de otros.
—¿Con el Presidente Maduro al frente?
—Claro que sí. Al frente de todo el debate y la rectificación debe estar el líder principal que tenemos, es el compañero Nicolás Maduro, no vamos a inventar. (...) Los dogmatismos y aduladores naturales son malos acompañantes, el Presidente debe ponerlos de lado con toda su fuerza.
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