En 1984, en el municipio Uribante del estado Táchira, en los Andes venezolanos, un pueblo entero –Potosí- fue desalojado e inundado para construir el Complejo Hidroeléctrico Leonardo Ruiz Pineda: una represa que habría de dotar de electricidad a varios sectores del país.
Hoy, tras más de treinta años sumergido bajo las aguas, el pueblo entero está a la vista de todos, como lo reseña el portal oficial de la gobernación de esa entidad.
De acuerdo a los pobladores de la zona, la primera vez que se pudieron ver algunas de las ruinas del pueblo fue entre los años 2009 y 2010. La sequía de entonces dejaba ver el punto más alto del pueblo: la torre principal de la fachada de la iglesia, que desde entonces funciona como referente para medir la intensidad de la sequía.
Este año, no sólo la torre es visible, sino toda la iglesia y sus alrededores, incluidos los pocos vestigios de la anterior Plaza Bolívar.
Cuentan los vecinos de la zona, además, que los trabajadores de la represa demolieron todo el pueblo, pero nunca pudieron derribar la iglesia en su totalidad, sin importar la cantidad de dinamita utilizada en el intento. A pesar de ello, sólo la torre, la cruz y la fachada de la iglesia sobreviven. Los visitantes del complejo turístico “La Trampa” -que incluye la represa- pueden hoy caminar y fotografiar casi un kilómetro entero alrededor de la antigua iglesia y los restos del cementerio de Potosí, lo mismo que de la antigua prefectura y el pedestal donde reposaba el busto de Bolívar, en la plaza principal.
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