Los científicos de la Universidad Politécnica de Tomsk fabrican este 2016 una partida de combustible para las primeras baterías eléctricas nucleares. Una planta filial del consorcio Rosatom se hace cargo de la fabricación de las propias ‘pilas’.
La batería nuclear se está desarrollando a partir del isótopo níquel-63, producido en el reactor experimental universitario a partir del níquel-62. “Es un isótopo inestable, un puro emisor de radiaciones beta con una energía reducida y un período de semidesintegración bastante largo”, señaló a la agencia RIA Novosti el catedrático Ígor Shamanin. “A partir de él se desarrolla la denominada pila nuclear, que podrá servir hasta 50 años”.
El científico cree que las fuentes de corriente eléctrica con largos plazos de expiración tendrán una gran demanda. Por ejemplo, esta clase de baterías es necesaria para el funcionamiento autónomo de las naves espaciales, especificó.
“Ahora se abastecen de energía mediante voluminosas baterías solares. Son muy caprichosas, y están poco protegidas ante las lluvias de meteoros. En cambio, la pila nuclear sería muy pequeña, daría electricidad durante unos 50 años y permitiría que el satélite estuviera en servicio sin necesidad de estar expuesto al Sol”, sostuvo Shamanin.
Pero el invento no solo se podría aplicar en el espacio. Pilas igualmente duraderas son necesarias en el campo de la medicina, en concreto para alimentar los marcapasos, cree el físico ruso.
La Universidad Politécnica que representa Shamanin es el único suministrador ruso del níquel-63. Ganó un concurso para obtener este combustible atómico mediante la exposición a los haces radiactivos de un blanco con el isótopo estable.
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