Ante una eventual destitución, la presidenta Dilma Rousseff
estudia la posibilidad de renunciar a su cargo y pedir al Congreso que
convoque nuevas elecciones presidenciales el 2 de octubre, informó ayer
el diario O Globo.
Expertos y sondeos estiman
altamente probable que el Senado suspenda a Rousseff del cargo por hasta
180 días el próximo 11 o 12 de mayo, mientras es sometida a un juicio
político por maquillar cuentas públicas.
La
posible renuncia de Rousseff puede ser una jugada de último minuto para
forzar a dimitir al vicepresidente Michel Temer, a quien la Mandataria
acusa de conspirar en su contra para heredar la presidencia.
“Percibimos que el impeachment está avanzando y decidimos en el medio
del camino encontrar una alternativa”, dijo el senador Paulo Paim, del
oficialista Partido de los Trabajadores (PT).
“Los
sondeos dicen que la población quiere nuevas elecciones”, afirmó. Una
encuesta de Ibope divulgada la semana pasada mostró que 62% de los
brasileños cree que la crisis política se resolvería con la renuncia de
Rousseff y Temer y la convocatoria a nuevos comicios. Paim admitió que
el PT no cuenta con los votos suficientes en el Congreso para aprobar el
pedido de nuevas elecciones para octubre. Al parecer, la medida no
cuenta aún con consenso entre todos los ministros aliados y enfrenta
resistencias en el Movimiento Sin Tierra (MST), uno de los pilares de
apoyo del Gobierno.
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