Un delincuente entró en su auto y se llevó sus instrumentos de
trabajo:computadora, mezcladora de sonido y otras piezas y
equipos, valorado todo en US$4.500, sin contar los dos terabytes de
música que tenía almacenada.
Una de las figuras más
conocidas en la escena cultural de Belo Horizonte (Brasil), el DJ
Gustavo Reis, atravesó una situación común para muchos brasileños: fue
víctima de un robo que le causó un gran perjuicio.
Un ladrón entró
en su auto y se llevó sus instrumentos de trabajo:computadora,
mezcladora de sonido y otras piezas y equipos, valorado todo
en US$4.500, sin contar los dos terabytes de música que tenía
almacenada.
Hubiéramos podido contar una historia de indignación
ante un crimen sin solución, pero el final esta vez fue diferente:
Gustavo -conocido como DJZubreu- engañó al "ladrón" y recuperó
su laptop.
Pero lograrlo no fue fácil: necesitó decenas de
mensajes, encuentros tensos y tentativas frustradas de arrestarlo. Aquí
el relato del DJ en primera persona:
Después de tocar durante una
noche difícil (espacio abierto, viento y frío), puse una caja con todo
mi equipo en el maletero del auto.
Me detuve en una calle
tranquila para tomar una copa en un bar. Al salir, conduje al edificio
de mi novia. Dejé el auto en el estacionamiento y subí al apartamento
sin mis cosas, pues debía salir temprano al día siguiente.
Sin
embargo, en la mañana me llevé una sorpresa: no había nada
en elmaletero. Me entró la desesperación: iba a ser un día especial,
pues lo iba a pasar con mi hijo.
Publiqué en Facebook la lista de los equipos robados, por si alguien me daba alguna pista.
En
los comentarios de la publicación, alguien me sugirió visitar un
conocido sitio de ventas por internet, OLX. Un día después del robo,
recibí un mensaje por WhatsApp: "Mira si esta computadora no es la
tuya".
En una rápida búsqueda por la página, noté que todas las
computadoras Mac que estaban a la venta mostraban una foto con el número
de serie y las configuraciones.
Miré los datos de esa computadora y confirmé que era la mía.
Negociaciones
Le pedí a mi novia y a mi hermano que dejaran ofertas en el sitio, para "cercar" al vendedor y cerrar el negocio.
Los otros equipos -audífonos, discos duros, mezcladora y adaptadores- parecían perdidos: no había ningún anuncio sobre ellos.
Mi hermano comenzó a negociar con el "vendedor - intermediario - ladrón": pidió descuentos y hacer el pago en efectivo.
Mi
novia preguntó sobre el estado de la máquina, sobre los accesorios. Era
lunes y el vendedor decía estar fuera de la ciudad. Regresaría en dos
días.
Sospeché que estaba ganando tiempopara desbloquear la
laptop, que tenía contraseña. Fui a la policía con la factura y el
número de serie de todos los equipos y les conté sobre la negociación.
Los policías parecían animados, pero podían arrestar al ladrón solo después de confirmar la propiedad de un objeto robado.
Tenían que comprobar el número de serie de la laptop antes de ejecutar cualquier detención.
¿Caso perdido?
Llegó
el miércoles y no había pasado nada. El vendedor había postergado las
reuniones acordadas para la venta y había desaparecido. Temí que no
hubiera logrado desbloquear la máquina.
¿Qué haría entonces?
Yo
ya había suspendido mi cuenta de Facebook porque temía que el ladrón
pudiese identificarme por mis tarjetas de presentación (que estaban
entre el material robado) o por los datos de la computadora.
Una búsqueda rápida de mi nombre podía echar todo a perder.
Tenía todo al frente, en la página de OLX: la foto, datos personales, teléfono y dirección del "vendedor".
Como el ladrón estaba desaparecido, decidí arriesgarme con una nueva estrategia: yo mismo hacer el contacto.
Por buen camino
Cambié mi estrategia: ya no sería un cliente, sino un proveedor de servicios.
Lunes, 12:09: "Hola, ¿todavía tienes la laptop? Compro Mac, piezas y accesorios", le escribí por WhatsApp.
¿Tienes
la contraseña de Mac?, respondió el "vendedor". Yo había cambiado mi
nombre en la aplicación y me envió una foto de la pantalla bloqueada con
espacio para la clave.
"Está bloqueada. Tienes que poner la
contraseña con una aplicación que tengo acá. Demora unas tres horas", le
dije como diagnóstico falso.
"¿Cuánto cuesta? Cuánto demora
formatear la máquina?". El ladrón había caído. Le di un precio y gané
incluso más tiempo: le dije que el formateo tomaría 24 horas.
Intercambiamos
mensajes sobre cómo nos encontraríamos. Al mismo tiempo, mantenía a los
policías informados para me pudieran acompañar a la cita.
El encuentro
Llegó
el día: el ladrón y yo quedamos en vernos en un café de una calle
tranquila y de un solo sentido de tránsito. Si intentaba huir, sería más
fácil para la policía cerrar la vía y arrestarlo. Llegué con un amigo,
al que llevé por seguridad.
A la hora señalada, el hombre, que se
identificaba como Juliano, avisó por mensaje que estaba frente al café
con la computadora. No bajó de su auto.
Fuimos hasta el
vehículo. Él me mostró la laptop con la pantalla bloqueada y me preguntó
si necesitaba el cargador. Al ver esa pieza no me quedó duda: era mi
computadora. Después volví a confirmarlo por el número de serie.
Contuve la alegría y las ganas de bailar. Le dije que le devolvería la máquina después de tres horas.
Hasta
ese momento, la policía no había aparecido. Mandé mensajes a uno de los
investigadores confirmándole que había reconocido la computadora y la
hora en la que supuestamente la iba a devolver.
Se suponía que
regresaría para mostrarles quién era el ladrón y ellos lo
detuvieran. Había policías vestidos de civil en el café y fuera de este.
Adrenalina.
Al cabo de las tres horas, en el camino de vuelta al
café, volví a encontrar al ladrón en su auto, estacionado en el mismo
lugar de antes.
Yo
llevaba una mochila vacía y él me pidió la laptop por la ventana. Le
dije que no podía entregársela ahí porque alguien de mi trabajo podía
ver que estaba ofreciendo servicios de manera independiente.
Le
pedí que me encontrara en el café y avancé rápidamente hacía allá.
Juliano arrancó el auto y luego me escribió: "Me pusiste una trampa,
había policías".
Lo negué y le dije que estaría en un bar cercano. Avisé otra vez a la policía, pero Juliano se dio cuenta de la emboscada.
"Hay policías aquí también. Los tres del café: camisa negra, camisa gris y uno con unos 'Ray-Ban", me dijo.
Respondí que deberían estar ahí por otra persona o porque la comisaría estaba cerca.
Nuevo intento
Juliano
se fue. Más tarde nos mandamos más mensajes. Él quería que le enviara
la máquina por correo y yo insistía en encontrarnos.
Mi idea era
recuperar el resto de cosas, pero decidí dejarlo ahí. Tener la
computadora de vuelta ya era bastante y no quería extender mi contacto
con él.
Le entregué todo a la policía: números de teléfono, historial de conversaciones, placa del auto y anuncios en OLX.
Finalmente,
llevé mi equipo al servicio técnico, para reinstalar el sistema
operativo, que había desaparecido en el proceso. Además, tuve que
recomenzar mi carrera, con equipos y repertorio nuevo, pero con un
cierto orgullo de haberle ganado a un profesional.
OLX informó que lo que le sucedió a Gustavo "viola los términos y condiciones de uso" de la plataforma. Dijo
también que recomienda a los usuarios que denuncien el contenido
irregular que encuentren en la página, para que la empresa investigue y
tome las medidas necesarias.
"OLX se pone a
disposición de las autoridades para colaborar en lo que fuera necesario y
destaca que cuenta con un botón de denuncia en todos los anuncios",
dijo.
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